Por VICTORIA HERNÁNDEZ / [email protected]

En Europa, el tratado de Schengen suprimió las fronteras entre países europeos y  estableció un espacio común; el artículo 45 del Tratado de Funcionamiento de la Unión Europea (UE)asegura la libre circulación de los trabajadores dentro de la Unión y por ello todos los ciudadanos de la UE pueden buscar empleo, trabajar y residir en cualquier país de la misma sin ningún problema.

Bruselas, capital de la Unión,  es muestra de la aplicación de esta diversidad de orígenes de los trabajadores. Hay una alta cantidad de personas extranjeras que residen en la urbe y no hablan ninguno de los dos idiomas oficiales; laboran en las instituciones de la UE. Vivir en una ciudad en la cual hay tantas culturas entrelazadas puede llegar a ser difícil, sin embargo, sólo basta con tener un dominio básico del francés o neerlandés para que se pueda vivir en Bruselas sin mayores problemas.

Es por eso que la comunidad de expatriados en esta ciudad es tan grande y también es por eso que poseen servicios que no se ven en otras ciudades con tanta facilidad.

Por ejemplo, en todos los bancos no sólo se ofrecen los servicios en los tres idiomas oficiales del país, sino que también se prestan servicios en inglés, para facilitarle la experiencia a los foráneos. Recientemente hay servicios de cajero, firma de documentos y online banking en inglés, para en verdad dar al cliente el mejor servicio.

Otro ejemplo muy interesante es el de las aseguradoras y oficinas burocráticas. Generalmente es común en todos los países las largas esperas en oficinas o, peor, perder toda la mañana en una fila solo para que sea tu turno y descubrir que te falta un papel; o peor aún, en un país foráneo, el descubrir que no entiendes los documentos que te son proporcionados. Es por eso que en Bruselas han designado oficinas especiales para expatriados en donde se habla inglés y hasta cuentan con líneas telefónicas especiales de habla inglesa para que la gente pueda llamar para resolver sus problemas sin ninguna barrera idiomática.

El mercado no se queda atrás y existen tiendas especializadas de cada país. Lo que más me ha llamado la atención es el supermercado británico: cuando uno entra es como si de verdad estuviera en un supermercado en Manchester o Londres, todo esta en inglés y hasta los empleados hablan con su peculiar acento. No sólo los ingleses van a este supermercado debido a que están familiarizados con los productos de su país, pero la tienda llega a tal extremo de vender productos lácteos y hasta carne británica. ¿Será que los ingleses están sufriendo porque extrañan el sabor de su carnita asada y la belga no sabe igual?

Pero bueno, ustedes también querrían sus tortillas mexicanas hechas en México, ¿o no?

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