Escribir la noche misma de las elecciones —sobre todo cuando acaban de ir a las urnas ciudadanos en 14 estados— implica correr el riesgo de caer en inexactitudes. Sin embargo, creo que sí se pueden sacar tendencias de lo ocurrido ayer.

*Tamaulipas tendrá alternancia. Por primera vez en 87 años, el PRI —fundado como Partido Nacional Revolucionario— perdió el estado natal de quien era Presidente de la República cuando el tricolor fue constituido en marzo de 1929, Emilio Portes Gil. A partir del 1 de enero, esa entidad, azotada por la violencia, tendrá un gobernador surgido del PAN.

*Sinaloa, en cambio, volverá a manos del PRI. El partido tricolor se benefició allí del hecho de que el PAN y el PRD no pudieron formar un frente como el que ganó la gubernatura hace seis años. Se trata de otro estado marcado por la actividad de la delincuencia organizada. En ese caso, los electores optaron por el candidato del partido del Presidente.

*En los estados de Quintana Roo y Durango se mantendrá la hegemonía del PRI. En esas dos entidades parece que fueron derrotadas sendas coaliciones PAN-PRD. La próxima vez que haya elecciones de gobernador allí, igual que en Hidalgo —el estado natal de Miguel Ángel Osorio Chong— y quizá Veracruz, el PRI probablemente habrá acumulado más de nueve décadas en el poder.

*A reserva de esperar los resultados oficiales, se puede decir con seguridad que habrá alternancia en las gubernaturas de Tamaulipas y Sinaloa, y quizá la haya en Chihuahua, Veracruz, Oaxaca y Aguascalientes. Donde aparentemente no habrá cambio de partido en el poder es en Hidalgo, Durango, Quintana Roo, Puebla, Tlaxcala y Zacatecas.

*El PRI sigue teniendo una base electoral, o reserva de votos o como se quiera llamar. Los datos disponibles anoche daban cuenta de la posibilidad de que el PRI gane al menos siete de las doce gubernaturas en disputa. En ese caso, no faltaría quien reclame al líder tricolor,Manlio Fabio Beltrones, que no haya llegado a las nueve que pronosticó, pero no estaría nada mal para su causa en el actual clima de mal humor social.

*Los candidatos independientes, quienes fueron la gran noticia de las elecciones del año pasado —con el triunfo de Jaime Rodríguez El Bronco en Nuevo León—, no pintaron en las campañas que culminaron este domingo. Los comicios en las 14 entidades fueron una confrontación de partidos, especialmente de aquellos con mayor estructura: PRI y PAN.

*El bipartidismo PRI-PAN vuelve a sobresalir en el mapa electoral del país, dejando en una tercera y lejana posición a las fuerzas de izquierda, entre las que despuntan el PRD y Morena. Separados, esos dos partidos son menos. Morena, por su cuenta, no pudo dar el campanazo esperado en Veracruz y Zacatecas, y no logra sacudirse al PRD. ¿Esa realidad llevará a ambos a unirse en 2018?

*Los malos gobiernos estatales tienen consecuencia en las urnas. Lo que se vio en Veracruz, Chihuahua, Sinaloa y Quintana Roo —más allá de quienes ganen los comicios de gobernador en esas entidades— fue una fuerte reacción ciudadana contra los gobiernos que están concluyendo sus gestiones, llenando de votos a las opciones opositoras.

*Persiste la tendencia irresponsable de los partidos de declararse ganadores de las votaciones, aunque tengan datos que no les favorecen, especialmente cuando la elección es cerrada. Anoche vimos, por ejemplo, a los candidatos del PRI y del PAN en Chihuahua, Tamaulipas y Veracruz llamarse triunfadores. En esos dos últimos estados habrá que esperar el cómputo de las actas porque con la dignidad de los perdedores nomás no se puede contar. La única excepción ayer entre los candidatos punteros en las encuestas fue la priista Blanca Alcalá, en Puebla.

*El experimento de la Asamblea Constituyente de la Ciudad de México pinta para ser un fiasco. En la entidad que se jacta de ser la más politizada del país, los ciudadanos dieron la espalda al proceso electoral. Lo que aquí operó fue la vieja maquinaria de las clientelas partidistas y —ya sea por desinterés o desconocimiento— poco se vio a los capitalinos no alineados que hace 18 años sacaron a patadas al PRI de la Ciudad de México.

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