Uno de los más graves errores que ha cometido la actual administración federal, la cual encabeza Enrique Peña Nieto, es la pésima selección de delegados federales que operan al menos en Puebla, en donde salvo honrosas excepciones, son una verdadero cero a la izquierda.

Una y otra vez en este mismo espacio lo hemos advertido, la presencia del gobierno federal, a través de sus delegados, en Puebla es prácticamente nula, como dijera el cásico, “ni se ven, ni se oyen”.

Dentro de las honrosas excepciones de quienes trabajan y anteponen el nombre del gobierno federal, solo se encuentra el delegado de la Sedesol, Juan Manuel Vega Rayet y el ahora delegado del IMSS, Enrique Doger Guerrero.

El resto de los seudo funcionarios federales viven en la completa apatía y solo se dedican a cobrar y hacer negocios para engordar sus carteras.

Ahora que Blanca Alcalá y priistas que la acompañaron en esta aventura hagan una reflexión sobre lo que fue este proceso, sin duda deben de comenzar por demandar el relevo de muchos de estos personajes, como el delegado de la SCT, Raúl Salvador Aguirre Valencia, el cual ni siquiera es poblano y que se la pasa en su estado natal Hidalgo y solo en algunas ocasiones se da una “vueltecita” por Puebla para ver cómo van las cosas, así no se puede.

En la Sedatu también tienen a un verdadero cero a la izquierda en la persona de Román Lazcano, brillante jurista, pero que nada, absolutamente nada, sabe de políticas públicas y así lo ha dejado ver en su paso por esta delegación federal, en donde nadie sabe qué hace.

Lo mismo ocurre en la secretaría del Trabajo, en donde Vanessa Barahona, la recomendada de Juan Carlos Lastiri, no ata ni desata y en poco a nada ayuda a la imagen de la presidencia de la República.

Y ya ni hablar de la delegada de la Semarnat, la tal Daniela Migoya Mastreta, otro cero a la izquierda, de cuyo trabajo nadie sabe absolutamente nada.

Otros delegados federales de plano se arrojaron a los brazos del morenovallismo y sin tapujos decidieron dejarse ver al lado de quien fue el ganador de la contienda, Antonio Gali, como fue el caso de José Alarcón Hernández, delegado de la SEP, quien fue removido del cargo a solicitud de la entonces candidata del tricolor, Blanca Alcalá, quien puso en su lugar a otro inútil como lo es Carlos Barrientos de la Rosa.

Las delegaciones federales han resultado ser inútiles para promover la imagen del gobierno federal, el cual no pesa, al menos en Puebla y eso explica también en parte la derrota del tricolor.

Mucho, pero mucho deberá de hacer el gobierno federal, si es que quieren enderezar la nave rumbo al 2018, año que se antoja más que complicado para el PRI en su intentona de mantenerse en Los Pinos.

Sin una buena imagen por parte del gobierno federal, con un priismo alicaído y derrotado en 7 de 12 estado en donde compitió, con un 2017 en donde seguramente perderán Jalisco y en donde en el estado de México todo parece indicar que ahora si van a enfrentar a una colación del PAN y el PRD, las cosas lucen más que complicadas.

Pero gran parte de la culpa la tiene el propio Peña Nieto y su equipo, que de plano abandonaron a las entidades federativas y poco les importó tener presencia en cada uno de los estados.

De hecho, el gobierno federal revivió el centralismo, concentrando compras y funciones en las principales dependencias, como salud y sus organismos descentralizados como el Issste y el IMSS.

Al menos reiteró en el caso de Puebla, el abandono del gobierno federal y su falta de presencia es evidente y como los vacíos no existen, han sido oportunamente llenados, por liderazgos regionales, que han consolidado su presencia y que ahora amenazan con disputarle el poder al inquilino de Los Pinos.

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