La Quinta Columna
Por: Mario Alberto Mejía / @QuintaMam
Durante este proceso electoral, ganado en todos los espacios por Tony Gali Fayad, hubo algunos apostadores que creyeron que también triunfaron al final de la jornada.
Hay noticias: están perfectamente detectados.
La política no es una carrera de caballos en la que un loco apuesta toda su fortuna al caballo que resulta ganador y que, en consecuencia, se vuelve millonario.
Una elección y un derby sólo tienen algo en común: el hándicap.
Esta condición la tuvo desde el inicio Blanca Alcalá Ruiz, fallida aspirante del ex partidazo.
Desde el arranque se quedó atrás en todos los aspectos: en lo mediático, en la disciplina, en la percepción.
No obstante, hubo quienes le apostaron a ella y a Tony Gali.
Uno de los casos más emblemáticos fueron los dirigentes de las secciones 23 y 51 del SNTE, asesorados por un gran perdedor histórico: Eric Lara Martínez.
Su historia es rica en traiciones y deslealtades.
Quienes lo conocen saben de qué pie cojea.
El columnista Arturo Luna lo conoce bien y ha escrito abundantes páginas sobre los presuntos delitos de este personaje.
Le dejo al hipócrita lector unas cuantas líneas de Luna que definen a este peón de Elba Esther Gordillo: “Lara Martínez presumió siempre su cercanía con la maestra, a la que sirvió como el más fiel de sus soldados. En pocos años logró amasar una fortuna. Todo gracias a las cuentas del SNTE que manejó como suyas y que hoy son investigadas por la PGR”.
Lara logró hablarles al oído a los citados líderes —Emilio Salgado y Jorge Luis Barrera— y convencerlos, junto con un operador del CEN del SNTE, para que hicieran como que apoyaban a Gali.
En efecto: Salgado y Barrera en realidad se movieron para que ganara Alcalá.
No lo lograron porque estos líderes no mueven ni una palmera.
Son líderes sin bases magisteriales.
En otras palabras: parias que sólo mueven a otros parias como Lara Martínez.
(Hoy por hoy, los profesores poblanos están tan apabullados por la Reforma Educativa que han dejado de movilizarse como gremio. Son, todos, lobos solitarios. Y sólo una parte se mueve, pero por el partido de López Obrador).
Una vez que supieron que ganó Gali, Salgado y Barrera enviaron sus parabienes y la consiguiente frase: “siempre estuvimos con usted, señor candidato”.
Hay otros como ellos que jugaron a engañar.
Es una pena: los tienen ubicadísimos.
Algunos de estos ejemplares, por cierto, esperan que Gali rompa con Moreno Valle.
A través de algunas columnas periodísticas le han enviado el mensaje al gobernador electo desde las campañas políticas.
Primero le dijeron que para ganar tenía que romper con el gobernador.
O simular una ruptura.
O hacer como que lo criticaba.
A contrapelo de estos “gurús”, Gali elogió una y otra vez, en cada mitin, al gobernador Moreno Valle.
No sólo no tuvo actitudes vergonzantes para con él: se mostró como todo un feliz hijo político.
Los “gurús” de buró vaticinaron su derrota en todas las mesas y reivindicaron a su verdadera candidata.
Una vez que Gali se impuso por casi doce puntos, nuestros personajes le recomendaron a Gali una sana distancia con el gobernador en aras de “legitimarse”.
¿Perdón?
¿Legitimarse de qué o ante quién?
La legitimación del gobernador electo se dio el mismo día en que ganó en las urnas.
En las democracias eso es lo que cuenta.
Los “gurús” también esperan que tarde o temprano la ruptura se dé para festinar el fin de Moreno Valle.
Queda claro que no entienden las señales.
El día en que Gali recibió su constancia de mayoría los volvió a decepcionar al declarar que quería ver a un poblano —Moreno Valle— en Los Pinos.
Tras un ataque de bilis, dichos “gurús” se dijeron decepcionados y aseguraron que fue un grave error haber dicho lo que dijo.
Cabizbajos, alentaron esperanzas de que uno de estos días sobrevenga por fin la anhelada y multicitada ruptura.
Malas noticias.
Moreno Valle y Gali Fayad estarán unidos por los años que vienen porque lo suyo es un tema de lealtades.
Mañana les platicaré sobre este tema.
