Por Mario Galeana
La apertura de la elección de candidatos a las bases del partido nunca ha dejado buenas cuentasal interior del Partido Revolucionario Institucional (PRI) poblano.
La primera elección interna en el PRI poblano dejó como resultado un largo compendio de acusaciones por acarreo, gastos excesivos de campaña y llenado de urnas, previo a la jornada de la elección.
Era el año 1998. José Luis Flores Hernández, Germán Sierra Sánchez y Melquiades Morales Flores se disputaban la candidatura que, a la postre, obtendría este último, sin que menguaran las acusaciones entre unos y otros.
La decisión de abrir a las urnas la elección del candidato al gobierno poblano fue histórica, pues hasta entonces la decisión recaía en la Presidencia de la República.
El entonces gobernador Manuel Bartlett, se señala en versiones periodísticas de la época, mantenía simpatía por su ex secretario de Finanzas, el entonces diputado federal José Luis Flores Hernández.
En cambio, el entonces senador Melquiades Morales poseía, según las notas de la época, el respaldo de los exgobernadores Alfredo Toxqui, Guillermo Jiménez Morales y Mariano Piña Olaya, pero también de la militancia de base.
En las publicaciones periodísticas de entonces los aspirantes priistas sonreían afablemente y ocultaban la disputa interna que se avecinaba el 24 de mayo de 1998, día de la jornada electoral.

El proceso dejaría como ganador a Morales Flores, pero su victoria se vería empañada por acusaciones del diputado federal Flores Hernández, quien recriminaba una y otra vez el rebase del tope de gastos de campaña, la manipulación de urnas electorales y el acarreo de simpatizantes del partido, en aras de beneficiar al entonces senador.
Entre las acusaciones fue notable la llamada operación Tamal, que consistía –como ahora– en otorgar comida o dádivas a los votantes y más tarde trasladarlos hasta el lugar de la elección.
Melquiades Morales Flores lograría, pese a ello, un acuerdo con Germán Sierra Sánchez, entonces delegado de la Secretaría de Desarrollo Social (Sedeso); meses más tarde derrotaría a la panista Ana Teresa Aranda Orozco.
Pero el abrir a las bases la designación del candidato no sólo fragmentó al PRI en Puebla, sino también al tricolor de Tlaxcala.
