Un hombre al cual hay que seguir de cerca es el diputado federal por Teziutlán, Juan Pablo Piña Kurczyn, el cual si bien ha cometido algunos pecados, también es cierto que ha logrado avanzar de manera vertiginosa en el mundo de la política.

Su forma de hacer las cosas y su despegue dentro de ella le ha traído un buen número de adversarios que no ven con simpatía el crecimiento del hijo del ex gobernador del estado, cuyo apellido le pesa de manera negativa.

No obstante, sus atributos personales, aunados a la riqueza e influencias de su familia política, han contribuido al despegue de nuestro personaje, quien ya se codea al interior del PAN con el presidente nacional de este partido, el niño maravilla Ricardo Anaya.

El personaje que ha acercado a Piña al primer círculo del panismo nacional es su amigo, el ex secretario de Gobernación, Santiago Creel Miranda, quien le tomó afecto a Piña y quién comenzó a involucrarlo en los temas legales del albiazul, aprovechando el conocimiento y las relaciones en el ámbito del derecho de Juan Pablo.

Creel es uno de los personajes más cercanos a Ricardo Anaya y esto le ha abierto las puertas del panismo al ex priista, quien busca seguir los pasos del aún gobernador de Puebla, Rafael Moreno Valle Rosas.

Otro personaje con el que Piña ha entablado una excelente relación es con el talentoso diputado federal, Federico Doring, un hombre que se mueve a sus anchas en los temas parlamentarios, lo que he fortalecido su presencia en los temas de la cámara de diputados.

El resto lo han hecho sus recursos económicos, los cuales le permiten abrir la cartera y ser generoso para pagar viajes en jet privado para los panistas de alta jerarquía cuando es necesario.

Por lo que se refiere a la vida política de Puebla, su suerte ha sido diversa; fungió como coordinador de promoción al voto en la campaña de Tony Gali, aunque muchos le atribuyen la mayor parte de los buenos resultados de la campaña al también ex priista Fernando Morales Martínez, hijo también del ex gobernador Melquiades Morales Flores.

A Piña lo circunscriben al buen resultado obtenido en Teziutlán, pero limitan su participación a los resultados obtenidos en el resto de la entidad, aunque Gali lo tiene en buena estima, sobre todo Gali López, el hijo del gobernador electo.

Su excesivo protagonismo durante la campaña le ganó la animadversión de varios de los integrantes del equipo, quienes ahora ven también, una campaña anticipada por parte de Piña, el cual dicen no respeta a Tony, quien aún no ha tomado posesión todavía.

Estos mismos detractores señalan que el hijo del ex gobernador no respeta los tiempos, además de que sus aspiraciones son demasiado altas para quien únicamente ha ganado una diputación federal y por una demarcación del interior del estado.

Lo cierto es que Piña ha logrado su objetivo, el comenzar a atraer reflectores rumbo a la sucesión del 2018, la cual anda muy, pero muy adelantada.

Piña ha dicho que quiere ser el candidato del PAN a la gubernatura para el 2018, lo cual se ve francamente difícil, porque antes que él hay verdaderas figuras de peso ya formadas, pero todo parece indicar que la estrategia del joven político va a encaminada a pelear por los puestos secundarios que estarán en juego.

A Piña le alcanza para poder pelear por la candidatura del PAN a la presidencia municipal de Puebla o para tratar de buscar una diputación local en el 2018 y ser líder de la nueva legislatura, aunque hay quienes también lo ven como una opción seria y real, gracias a sus amarres nacionales, para poder ir en fórmula al Senado de la República, lo cual también se ve factible.

El joven diputado juega sus fichas rumbo al 2018 y ya dio los primeros pasos, hay que seguirlo de cerca ya que sus relaciones nacionales y la fortuna personal y de su familia política hacen que tenga futuro, mucho futuro.

 

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