Las Serpientes

Por: Ricardo Morales Sánchez / @riva_leo

 

Quien será el nuevo dirigente nacional del PRI, el exdirector de la CFE, Enrique Ochoa Reza, no sólo renegó de su partido para tratar de ser consejero del IFE bajo el auspicio de su protectora, la magistrada Carmen Alanís.

A la larga lista de defectos que tiene el nuevo dirigente del PRI, como su falta de militancia, nula representación de puestos de elección popular y arraigo en las bases, también se le debe sumar el de ser “porrista” del gobernador Rafael Moreno Valle.

La designación de Ochoa Reza para tomar la vacante dejada por Manlio Fabio Beltrones Rivera es un nuevo golpe al de por sí alicaído priismo poblano, el cual navega sin rumbo desde que perdió la gubernatura en 2010, a manos del panismo.

Y es que el ex director de la CFE, y quien será nuevo dirigente nacional del PRI, es fan del mandatario estatal Moreno Valle, por el cual se desvivió en elogios durante una gira de trabajo realizada hace más de un año en Tehuacán, donde inauguraron la Casa de la Niñez de esta ciudad.

Fue exactamente el pasado 2 de julio de 2015 cuando Ochoa Reza, en su calidad de director de la CFE, acompañó a Moreno Valle a la ciudad de las granadas. Ahí ponderó al mandatario poblano, de quien dijo fue promotor de la Reforma Energética.

Textualmente, Ochoa Reza dijo: “El gobernador Moreno Valle es un promotor de la Reforma Energética de este país, es un mandatario moderno y de trabajo, y en la CFE lo consideramos nuestro amigo”.

Pero eso no fue todo. El que se perfila para ser el nuevo dirigente nacional del tricolor felicitó también al gobernador de Puebla –y aspirante a Los Pinos– por el trabajo realizado para concretar la construcción del gasoducto de la CFE que atraviesa territorio poblano y que va de Morelos a Tlaxcala.

“Gracias al trabajo de Moreno Valle este gasoducto ha quedado concluido en una obra que estuvo con retraso de dos años, y la CFE siempre le guardará el reconocimiento que merece”, sentenció el egresado de la Universidad de Columbia.

El casi seguro nuevo dirigente nacional del PRI ¿seguirá manteniendo el mismo discurso frente a Moreno Valle?, ¿o acaso Moreno Valle ya es el candidato de Los Pinos?

Pobres priistas poblanos, ahora tendrán como dirigente nacional a un admirador de Rafael Moreno Valle. Cuando en 2018 el candidato del PRI a la gubernatura intente criticar lo realizado por las administraciones panistas, bastará con que el candidato del PAN busque la grabación de Ochoa Reza para dejar malparado a todo el priismo.

A la nula experiencia político-partidista ahora hay que sumar su admiración por el gobernador de Puebla, quien a su vez es aspirante a la candidatura del PAN a la Presidencia de la República. Esto sería francamente de risa, sino fuera tan trágico para el priismo nacional y local.

La decisión del presidente Peña de elegir a Enrique Ochoa para ocupar la vacante de Beltrones al frente del PRI nacional fue duramente cuestionada por varios columnistas nacionales, quienes no acaban de entender qué busca el primer priista de la nación.

Creo que quien mejor explica el momento y la situación por la que atraviesan en Los Pinos es René Delgado en la columna Sobre Aviso, que se publica en el periódico Reforma, al que cito en algunos párrafos de su muy revelador texto:

“Cuentan allegados al presidente Enrique Peña Nieto que el mandatario concibe la designación de su eventual sucesor como la selección de su verdugo. Sólo esa idea explica por qué se le presta más atención y energía al pleito al interior del gabinete entre los precandidatos a sucederlo que al agravamiento de la emergencia nacional.

“Los suspirantes tricolores están sueltos, el jefe de ellos no trae las riendas y el país se encuentra a la deriva.

“Una doble y absurda paradoja encierra la circunstancia. La primera, aun cuando el favorito de Los Pinos alcanzara la postulación nada le garantiza alzarse con la victoria electoral. La segunda, la posibilidad del abanderado tricolor depende de la respuesta que se dé hoy a la circunstancia nacional, no mañana.

“Por pura lógica, antes del 2018 está el 2016 y el 2017. Y, en este caso, el orden de los factores sí altera la suma. Incluso, puede arrojar por resultado una resta, si no es que un quebrado”.

Hasta aquí la larga, pero muy reveladora, cita de cómo se percibe el cierre de la administración peñista.

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