Por Mario Galeana
Earl no sólo arrancó vidas y viviendas en la Sierra Norte, también levantó la irritación de pobladores en contra de sus presidentes municipales, a quienes se les señala de omisión, falta de apoyo o, inclusive, de encontrarse a kilómetros de distancia de las demarcaciones que gobiernan, mientras la tormenta tropical asolaba todo a su paso.
En Naupan, por ejemplo, donde las lluvias provocaron deslaves que sepultaron a seis personas –tres menores de edad–, los pobladores han acusado que el presidente municipal, Genaro Negrete Urbano, no auxilió a la población durante el rescate de los cuerpos.
De hecho, Negrete Urbano ni siquiera vive en la localidad; su casa se ubica en la ciudad de Pachuca, en Hidalgo. Lo anterior fue confirmado por el regidor de Obras Públicas del Ayuntamiento de Naupan, Jaime Reyes Santos.
Tomás Valentín Reyes, familiar de las personas que perdieron la vida por el paso de la tormenta tropical, señaló en entrevista con 24 Horas Puebla que Negrete Urbano y un grupo de policías municipales se negaron a participar en el rescate de los cuerpos.
Unos 40 pobladores trabajaron más de cinco horas para recuperar los cadáveres y, cuando lograron desenterrarlos, Negrete Urbano apareció en el lugar con un grupo de reporteros, para asegurar que las autoridades habían colaborado con los habitantes en esta labor.
En Tlaola, a su vez, los pobladores acusaron al edil Abdías Castillo Castillo de no haber atendido con rapidez los llamados de auxilio registrados entre el sábado 6 y el domingo 7 de agosto.
Durante un recorrido realizado el 10 de agosto por la secretaria de Desarrrollo Agrario, Territorial y Urbano (Sedatu) y el gobernador Rafael Moreno Valle, los habitantes del municipio reprocharon que, hasta entonces, el presidente municipal no había apoyado en ningún sentido a los damnificados.
Rosario Robles y el mandatario estatal escucharon los reclamos y aseguraron que los reclamos serían tomados en consideración.
En Huauchinango, pobladores de las colonias La Joya, La Guadalupe y Camino a Cuacuila, donde se registraron decesos y la pérdida total de viviendas, señalaron al presidente Gabriel Alvarado de no repartir entre la zona los víveres y artículos de higiene personal acopiados en el DIF municipal.
En entrevista, Alvarado Lorenzo reconoció que los víveres acopiados no habían sido repartidos entre la población, pero justificó lo anterior tras sostener que los productos se utilizarían sólo para garantizar la alimentación de los damnificados que de encontraban en uno de los cinco albergues habilitados en esa región de la Sierra Norte.