La salida de Javier González Garza de la Oficina del jefe de Gobierno de la Ciudad de México es la muestra más clara de que Miguel Ángel Mancera está reacomodando su equipo para su inminente campaña en pos de la Presidencia en 2018.

La decisión de Mancera coloca al PRD —partido del que no es formalmente miembro— ante una triple disyuntiva: ir por su cuenta en la elección que tendrá lugar dentro de menos de 22 meses o buscar una alianza con el PAN o con Morena.

El jefe de Gobierno es, de lejos, la mejor opción que tiene el perredismo en caso de que decida aparecer con candidato propio en la boleta.

La desventaja de decidirse por postular a Mancera
—solo o en compañía de Movimiento Ciudadano o algún otro partido— es que tendría que destinar un esfuerzo enorme a posicionar a su candidato pues, hasta ahora, no hay señales de que el mandatario capitalino crezca en las encuestas.

Su actual nivel de reconocimiento, junto con el declive que el PRD ha experimentado en las urnas en los últimos dos años, no permite pensar, objetivamente, en ganar la elección.

Es probable —y sería válido si así fuera— que Mancera esté pensando en que su campaña no tiene el propósito exclusivo de llegar a Los Pinos.

Recordemos que, en 2000, Porfirio Muñoz Ledo se postuló como candidato del desaparecido PARM, pero eso le permitió declinar de última hora por el panista Vicente Fox, en cuyo equipo de trabajo se incorporó para luego ser designado embajador de México ante la Unión Europea.

Quizá podría ser esa la tirada de Mancera: ser candidato del PRD y eventualmente declinar por el aspirante de la oposición que vaya más adelante, sea el del PAN o el de Morena (que, ya sabemos, será Andrés Manuel López Obrador), lo que le permitiría incorporarse al siguiente gobierno.

El PRD tendría que tener eso claro. Debería preguntarse si 1) puede alcanzar el triunfo con Mancera, lo cual pienso yo que no, o 2) si puede usar la candidatura del jefe de Gobierno capitalino como una ficha para negociar una mejor posición en una eventual alianza con el PAN o con Morena (como lo hizo el Partido Verde con Bernardo de la Garza en 2006, cuando se sumó a la candidatura del priista Roberto Madrazo).

Cualquier otro escenario sería desastroso para el PRD, pues una declinación de su candidato durante la campaña misma colocaría al partido ante el riesgo de perder el registro.

Una alianza con el PAN o con Morena tiene la ventaja para el PRD de apostar por participar en el próximo gobierno federal. Claro, deberá apuntar bien, pues en este momento parecería haber prácticamente las mismas posibilidades de que uno u otro ganen las elecciones de 2018, sobre todo si el PAN lleva como candidata a Margarita Zavala.

La decisión del PRD no será fácil pues ésta será la primera elección presidencial en que el partido no tendrá la presencia de un hombre fuerte que decida quién debe ser postulado.

A partir de su fundación y hasta la fecha —y ya han pasado 27 años desde entonces—, el PRD sólo ha tenido dos candidatos presidenciales:Cuauhtémoc Cárdenas y Andrés Manuel López Obrador. Lo que ocurra ahora será resultado de la correlación de las fuerzas internas, lo cual no siempre es manejable.

Si el PRD opta por ir con Morena o con el PAN, tendrá muchas posibilidades de llegar a Los Pinos. Tal vez 50%, pues no se ve, hoy en día, cómo pueda el PRI retener la Presidencia de la República.

La desventaja de cualquiera de esas alianzas será incorporarse en ella en condición de fuerza minoritaria, con riesgo de ser maltratada a la hora del reparto del poder, algo como lo que le pasó al Partido Verde en 2000 e hizo que éste desistiera de continuar con su alianza con el PAN.

Para no volverse el cabús de una alianza, el PRD necesitaría negociar con Morena o con el PAN en condición de ventaja.

Quizá impulsar como precandidato presidencial a Mancera —en tanto se negocian los términos de la alianza— daría al PRD el apalancamiento necesario para obtener, de parte de cualquiera de esas dos fuerzas, el respeto suficiente para no ser tratado como plato de segunda mesa.

 

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *