Por Mario Galeana

Que el total de víctimas mortales asciende a 84. Que podrían ser más de 70. Que, quizá, menos de 50. Que no. Que sí. Que, tal vez, cientos.

Earl no fue la única tormenta que impactó Puebla la madrugada del domingo pasado. El fenómeno meteorológico más letal en los últimos 16 años produjo una tormenta de cifras y rumores de lo acontecido en la Sierra Norte de Puebla.

Aun cuando el gobernador Rafael Moreno Valle ha solicitado mesura y no dar cabida a la especulación sobre la tragedia acontecida en la región de Huauchinango, las versiones no oficiales sobre el total de muertes, damnificados, desaparecidos y personas incomunicadas han corrido como si de una mecha encendida se tratase.

El domingo pasado, por ejemplo, medios de comunicación aseveraron que la cifra total de personas que perdieron la vida por la tormenta tropical era de 20 personas. Luego de 40. Luego pasó a 84, con la posibilidad de subir a cientos. Y la cifra continuó en movimiento hasta el último minuto del día.

Al filo de la noche del domingo el gobernador Rafael Moreno Valle dijo, desde Casa Puebla, tras volver de un recorrido en Huauchinango, que la cifra de personas fallecidas identificadas era de 29 personas. Hasta ayer, el número oficial aumentó a 32.

Un abismo se abre y entra el vaivén de las cifras no oficiales y los rostros que perecieron y que han logrado ser identificados.

Lo mismo ha ocurrido, por ejemplo, con las personas que no han sido localizadas tras el paso de la tormenta tropical.

En medios de comunicación se ha señalado, bajo el testimonio de habitantes de la región, que el número de rostros desaparecidos tras la madrugada del domingo pasado podría ascender a 20. Otros dicen que 12.

Pero las autoridades han contenido cualquier pronóstico sobre los desaparecidos, lo mismo que sobre el total de daños y damnificados en la región.

Lo que no se contiene es la desesperación de algunos pobladores que, por suerte o desgracia, estaban lejos de Huauchinango antes de la tragedia. Y, en 140 caracteres, en imágenes de Facebook, difunden el rostro, las señas, de aquellos a los que no hallan tras el paso devastador de Earl.

Como Isis Anael Pérez Muñoz y el niño Ado Jesús González Pérez, cuyas fotografías, donde están abrazados, fueron difundidas por la cuenta Rehabicpsic Gonzalez bajo la leyenda “¡Ayúdanos a encontrarlos!”

Pero, hasta el momento, no hay respuestas.

El rostro de Hilario Ramos Cruz también quedó prendido a Facebook, pero no por su desaparición, sino por la búsqueda que ha emprendido.

El usuario Heriberto Méndez Barrios retrató a Hilario en un albergue, sentado, con las botas revueltas de lodo, la mirada vaga y el cabello revuelto. Buscaba a sus nietos, a sus hijos y a su nuera.

¿Sus nombres? Oliveria Domínguez Marcos, Ezequiel Ramos Domínguez, Neemias Ramos Domínguez, Emanuel Ramos Domínguez, Elisa Ramos Cárdenas e Isaí Ramos Cárdenas.

 

 

 

Habitantes de las zonas afectadas se sirven de las redes para actualizar información y buscar a gente desaparecida durante la contingencia. JOSÉ CASTAÑARES/AGENCIA ES IMAGEN

 

La historia de Alicia

En la vorágine de información azuzada tras el paso de la tormenta tropical, hay historias tristes. Otras muy tristes. Y otras milagrosas.

La historia de Alicia cabe en las tres categorías. La niña de dos años fue arrastrada por un alud que la dejó sepultada por horas, hasta que un grupo de pobladores la sacó de la tierra.

Una masa de lodo y piedras destruyó su casa y empujó el cuerpo de la pequeña hasta las proximidades de un río de aguas negras. Ahí, entre lodo y piedras, la rescataron.

Ni un rasguño. Alicia salió ilesa. Fue, sí, un milagro. Y, al mismo tiempo, una tragedia.  En redes sociales, usuarios postearon fotografías de su madre, Iseth Lazcano, y su tío, Joaquín Lazcano, cuyo paradero se desconocía.

Para el fin de la tarde de ayer, desde las mismas redes, el hallazgo del cadáver de Joaquín ya era una noticia casi sólida.

Las labores de rescate no cesan. Militares, brigadistas, pobladores, funcionarios y rescatistas trabajan codo a codo para asir, desde el fondo de la tierra, cualquier rostro humano que guarde –o no– aliento.

 

JOSÉ CASTAÑARES/AGENCIA ES IMAGEN
JOSÉ CASTAÑARES/AGENCIA ES IMAGEN

 

Lo que se sabe de Earl

Hay, sin embargo, hechos que se encuentran plenamente confirmados por las autoridades del estado y la federación.

El presidente auxiliar de Patla, Arnulfo Morales Vega, sostuvo que la localidad de Jalapa, donde habitan cerca de mil personas, se encuentra incomunicada debido a que el río Necaxa barrió el único puente de acceso a la zona.

Se sabe, también, que la colonia Cuacuila se encuentra bajo la misma condición, después de que los tres accesos a la misma quedaran bloqueados por los deslaves, y las líneas telefónicas no funcionan.

Además, la Secretaría de Educación Pública (SEP) dio a conocer que 14 escuelas ubicadas en los municipios de Huauchinango, Tlaola, Xicotepec de Juárez y Chiconcuautla resultaron dañadas.

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