La llamada cumbre del espectáculo en Puebla abrió sus puertas; su primera velada fue engalanada por El divo de Juárez

Por: Humberto Pérez Rodríguez / @hperezrodriguez
Fotos: Tania Olmedo / Agencia EsImagen

 

Y Acrópolis abrió sus puertas.

Y lo hizo con un concierto de gala.

Juan Gabriel, El divo de Juárez, estrenó el nuevo recinto, la llamada cumbre del espectáculo en Puebla

A partir de las 7 de la noche los accesos abrieron para recibir al público que, de acuerdo con reportes de los empresarios encargados del nuevo centro artístico, deportivo y cultural, habían agotado las 10 mil 500 localidades.

Sí, localidades que –para no variar– encontraba uno con revendedores.

–“¿Qué pasó jefe, de qué área va a querer? Tengo de hasta abajo (gran VIP) y de en medio (platino y oro)”

–“No pues, general, de hasta arriba”

–“No jefe, no tengo, pero se los consigo…”

–“¿En cuánto?”

–“Mil 500, es lo menos. Mire, se los dejo en mil 200”.

***

Las filas para ingresar a Acrópolis comenzaban a nutrirse de gente.

Eran ya las 19:25 horas.

–“Por favor avance, con boleto en mano si son tan amables”, decía un elemento de seguridad privada, mientras algunos sacaban de sus bolsos los tickets.

Hubo quien se dio tiempo para admirar el diseño de la estructura del nuevo centro de espectáculos, así como el pasillo general que rodea los palcos y butacas.

Al entrar al recinto, levantar la vista para observar la mezcla de acero con concreto era obligatorio.

También lo era comprar algo de comer: una hamburguesa, papas fritas, pizza o pasta, refresco o una cerveza.

Adentro, uno podía apreciar la majestuosidad del lugar.

***

Las horas transcurrieron y al filo de las 21:45 horas el alumbrado general se apagó para dejar solamente la iluminación del escenario.

Aparecieron entonces los coristas, la orquesta y el mariachi, también los bailarines que acompañan a Juan Gabriel en sus presentaciones.

Una figura robusta acaparó la atención y robó los primeros aplausos del público reunido en Acrópolis Puebla.

Los acordes de “¿Por qué me haces llorar?” se escucharon, seguidos por los gritos de los 10 mil 500 asistentes.

“¿Para qué me haces llorar, qué no ves, cómo te quiero? ¿Y para qué me haces sufrir, qué no ves, que más no puedo?”, fueron las primeras estrofas coreadas por la gente.

“Perdona si te hago llorar, perdona si te hago sufrir, pero es que no está en mis manos, pero es que no está en mis manos, me he enamorado…”, siguió en el repertorio.

Con ambas interpretaciones, El divo de Juárez cautivó al público, su público, el mismo que lo ha acompañado, el que ha abarrotado otros escenarios en la Angelópolis.

“Mi fracaso” e “Insensible” fueron las siguientes melodías, pero con “La diferencia” Juanga terminó por conquistar a quienes lo vitoreaban.

Interpretó “Tu abandono” y “Una vez más”, y cuando se escuchaba “Juro que nunca volveré” algo pasó, el sistema de audio de Acrópolis falló.

¿Novatada?

¿Error técnico o humano?

La rechifla del respetable no se hizo esperar por la falla.

Pero a Juanga no le importó. Con micrófono en mano siguió su presentación, fue inútil pues sólo el público de las primeras filas en la zona preferente lo escuchaba.

Aguardó. Agitó el micrófono con la mano.

Intentó cantar una vez más pero el sonido aún fallaba.

Tres o cuatro minutos interrumpieron la presentación del michoacano.

Por fin, el público aplaudió, el audio había regresado.

Lejos de decaer, el ánimo, la fiesta se avivó.

“Ya no me interesas”, “Tú a mí no me hundes”, “Te voy a olvidar”, “La farsante” e “Inocente pobre amigo” cantaron el cantautor y el público.

El Divo de Juárez, ataviado en un coordinado blanco, con un fino bordado en el cuello, engalanaba de esa manera la apertura de Acrópolis Puebla.

Algunas de sus canciones más emotivas fueron “Costumbres”, “Hasta que te conocí” y “Amor eterno”, porque robaron las lágrimas de algunas mujeres en la zona preferente, quizás también en los palcos y en las butacas de las zonas más alejadas.

El más reciente éxito de Juan Gabriel, “Gracias al sol”, la versión en español de “Hace you ever seen the rain?” de Creedence, fue bien recibida.

Y a la ciudad, al estado, El divo de Juárez le cantó, interpretó “A Puebla mírenla”, como un homenaje; “Un pequeño cariñito para Puebla, Puebla preciosa”, que logró una de la ovaciones más extensas de la velada.

Para cerrar el concierto, Juanga eligió, quizás para algunos, la mejor de sus canciones: “El Noa-Noa”; levantó a todos de sus asientos e hizo que, entrada la madrugada, muchos salieran contentos, emocionados, extasiados por su presentación.

Juan Gabriel se entregó a Puebla.

Puebla se le entregó al Divo de Juárez.

Acrópolis tendrá su propia historia en la organización de conciertos y presentaciones artísticas y culturales, así como deportivas y de corridas de toros.

Ayer fue Juan Gabriel, después será Roberto Carlos, Sin Bandera, Alejandro Fernández, Emmanuel y Mijares, así como Ricky Martin, quienes en La cumbre del espectáculo dejen todo en el escenario.

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