Por Guadalupe Juárez

Apenas inicia la reunión con los líderes regionales más importantes del priismo poblano y los reclamos aparecen.

Una lista de reproches y reclamos brotan de quienes toman la palabra. Así como también  en aquellos que ni siquiera pudieron saludar al dirigente nacional del PRI, Enrique Ochoa Reza, a su arribo a la entidad poblana y no estaban invitados al cónclave.

Él los escucha, anota en una hoja tamaño carta doblada.

Las quejas siguen. Que si el gobierno federal nunca los apoyó. Que ser oposición en Puebla es muy difícil. Que están solos. Que no hay unidad. Las demandas no paran. Las solicitudes de apoyo se desparraman en cada intervención. Él escucha, anota, revira.

“Entiendo su dolor, lo vivo, pero también les digo una cosa: llevan seis años, si no reaccionamos rápido y hacemos lo que cada uno de nosotros tenemos que hacer, se van los espacios de oportunidad política como nos ha pasado en la Ciudad de México, y lo que queda es el lamento y la culpa”, afirma ante los cuadros del tricolor.

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Les pide realizar un análisis, ser propositivos para los próximos comicios, sin quejas, pide propuestas, brinda compromisos.

“(..)Estamos en este momento de manera muy oportuna en la que podamos establecer un programa, una acción y una responsabilidad colectiva (…)”, añade.

Enrique Ochoa explica que “los de enfrente” ganan siendo oposición y gobierno. Advierte que las respuestas en lo que lleva de recorrido en el país se centren en obstáculos, en justificaciones, en culpas.

“Tenemos que terminar de procesar la derrota de manera individual para iniciar en este momento el camino de la recuperación de la victoria, los invito a que se hagan responsables de la parte que les corresponde, démosle vuelta a la página, hagamos un balance muy puntual de qué áreas de oportunidad tenemos hacia adelante, y lo que más me interesa es qué van a hacer para que las cosas sean diferentes en 2018”, severa.

Su propuesta es bien recibida, algunos asienten con la cabeza, otros graban con su celular, unos más anotan, otros ignoran.

Aprovecha para afirmar que el presidente Enrique Peña Nieto sigue siendo el principal activo del PRI, aunque su aprobación sea sólo del 31.6% nacional; urge a mejorar la comunicación y “a establecer una nueva relación crítica, autocrítica, moderna y democrática” con el gobierno federal .

“Mi oferta es que vendrá el gobierno de la República a rendirle cuentas al partido”, sostiene Ochoa como respuesta a los reclamos del tricolor. El mensaje arranca un aplauso enjundioso de los agraviados.

Pero insiste: No se trata sólo que jarse sino también de asumir responsabilidades y compromiso.

Más tarde, frente a mujeres priistas, da un plazo para el análisis de la situación poblana: 90 días.

El objetivo –señala– es recuperar Casa Puebla. El júbilo en incontenible. Es lo que el priismo quería escuchar. Qué hay esperanza. Que no están solos.

“Ya me dijeron qué tengo yo que hacer, y yo voy a regresar cumpliendo cada uno de los propósitos que me dejaron a mí de tarea; ahora bien, ¿qué les toca a ustedes? ¿qué parte les toca a cada uno de ustedes? ¿qué va a hacer cada uno de ustedes para cuando nos volvamos a reunir?”, insiste.

Los reclamos se detienen. Los priistas se miran unos a los otros. Escucharon lo que querían oír. Ahora sólo falta esperar a que sea real.

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