Hace un par de años, Enrique Peña Nieto dijo que la corrupción en México era un asunto cultural. Corrió muchísima tinta y saliva en contra de esta declaración que, creo, ha sido una de las más atinadas que ha dado el actual presidente. No digo que esa sea una justificación al actuar de nadie, pero es la realidad: al mexicano (en su gran mayoría) no le gusta cumplir la ley y ese es el inicio de la corrupción.
En la Ciudad de México, Arne Aus den Ruthen Haag, se ha dedicado a hacer cumplir la ley de cultura cívica de la Ciudad de México. Cazar gandallas y corruptos, como el lo dice. Primero como funcionario y luego como ciudadano. Con esto, aunque de forma involuntaria, ha confirmado que lo dicho por el presidente es cierto.
Arne ha remitido al juez cívico a quien lleva a su perro sin correa en la vía pública, ha retirado “cachivaches” para apartar la calle fuera de casas, embajadas y edificios públicos; pide grúas para retirar autos que están estacionados en banquetas o frente a rampas, retira ambulantes que no tienen permiso, pero son controlados por mafias del espacio público. O sea: sólo aplica la ley.
Los altercados con infractores han sido constantes y reveladores. Casi todos tienen un pretexto y se pueden englobar en los siguientes:
Tienen permisos especiales (que nunca muestran y/o suelen ser verbales), su líder les dijo que así le hicieran, conocen a alguien influyente, son personas mayores, son pobres, tienen problemas de salud, evitan que otro haga mal uso del espacio, son supuestas medidas de emergencia o para prevenir emergencias, todo mundo lo hace, así se ha hecho siempre, no sabían ni conocen la ley…
Al menos las primeras tres excusas y a veces la cuarta, llevan implícito un acto de corrupción, pues una autoridad ha sido flexible al aplicar la norma, probablemente a cambio de algo. En el resto, la autoridad desconoce y/o no aplica la norma.
Para ver que tan común es esto en provincia, hace un par de días hice un experimento en redes sociales (Gracias Tony, Omar, John, del grupos de Facebook por su colaboración).
Un amigo posteó en un grupo de más de 12 mil participantes, que la autoridad debía hacer cumplir una norma y realizar operativos al respecto. Nos pusimos de acuerdo y yo me puse en la posición de justificar las violaciones a la regla y, más aún, propuse medidas que el gobierno podía seguir para resolver el problema: regalar cosas, hacer obras innecesarias, incluso poner un policía por ciudadano. Las opiniones a favor y en contra estuvieron equilibradas, pero hubo más y fueron airadas las que apoyaban la supuesta violación al reglamento. Fue considerable la cantidad de gente que le dio “me gusta” a mis comentarios y que se ponía del lado de los que decían que había que hacer excepciones a la ley.
La conclusión parece ser clara: al mexicano en general le gusta que la ley se aplique, cuando le conviene. Y no sólo está dispuesto a justificar las violaciones, sino a que la autoridad tome medidas para cuidar los intereses, ilegítimos en ese momento, que tienen los infractores, aún cuando la norma busque su seguridad personal.
Así, aunque cambiemos de gobierno, partido, lleguen tlatoanis envestidos de supuesta honestidad o haya una nueva revolución, nunca saldremos de los problemas que vivimos como sociedad, seguiremos siendo gandallas y agandallados, sufriendo “accidentes” prevenibles y tapando todo con corrupción. Al fin, que tanto es tantito.
Dos buenas noticias (en orden cronológico):
- Empieza la construcción de la planta de tratamiento de aguas residuales de Huauchinango. Se habían construido plantas de tratamiento pequeñas, pero se inicia la mayor, con 18 años de atraso. Gobernador y alcalde lo asumieron como compromiso y la obra ya fue adjudicada. En seis meses, si no hay contratiempos, la famosa presa de Necaxa recibirá agua tratada de la ciudad de Huauchinango.
- Del 17 al 21 de octubre se realizará en Puebla la 40 Semana Nacional de la Energía Solar. El sector tiene un potencial enorme, que pretende transformar a Puebla, usando de forma sustentable sus recursos naturales. Incluye la expo solar. Asistir puede ser de mucho provecho al público en general.
