El verano se acerca lentamente a su fin. Los juegos olímpicos han concluido, los niños se preparan para regresar a la escuela y la temperatura comienza a descender lentamente. Sin embargo, hay una constante que no cambia, sea el clima cálido o frío, este es: el consumo de cerveza.

Para comenzar, debemos aclarar que contrario a la creencia, la mejor cerveza del mundo no la tienen los alemanes ni los americanos, ni mucho menos los irlandeses. La mejor cerveza del mundo la tienen los belgas.

Simplemente viendo las estadísticas, en el país hay 180 cervecerías y existen aproximadamente 1150 cervezas originales belgas. Si uno probara una al día, se tardaría más tres años en degustarlas todas. Además la cerveza es tan especial que no se puede consumir meramente directa de la botella, sino que cada cerveza se sirve con su vaso específico, argumentando que al no hacerlo, el sabor y consistencia pueden llegar a cambiar.

Además, la cerveza en Bélgica es parte de la cultura y tradiciones nacionales. Desde que los jóvenes tienen 16 años se les permite consumirla de manera legal y desde muy chicos aprenden a diferenciar la cantidad de sabores y tipos que los rodean. Actualmente existen aquellas de fermentación baja, fermentación espontánea y fermentación mixta; dentro de las cuales se encuentran un sinfín de tipos de cerveza como la blanca, la triple, la pilsner y las lambic.

Uno de los tipos de cerveza más curiosos es la cerveza trapista. Esta bebida es de fermentación alta, y la elaboran en monasterios trapenses, lo que quiere decir que los monjes se encargan completamente del proceso. Actualmente existen seis monasterios de este tipo Bélgica, los cuales se dedican única y exclusivamente a la elaboración de esta oscura bebida. No quisiera pensar en las fiestas que tienen los monjes cuando hay sobre producción.

La variedad de cerveza en el país es tan vasta que es de lo más común degustar sabores exóticos como cereza, frambuesa, miel y ¡Hasta de chocolate! Además existen bares especializados de cerveza donde cuentan con alrededor de 40 tipos de cerveza simplemente de barril, y un sinfín más de cerveza embotellada. Curiosamente a estos se les llama “cafés”, pero sirven todo menos café.

En Bruselas, hay un festival anual de cerveza, en el que tanto pequeñas como grandes cerveceras, se dan cita para permitirle a la población degustar las cervezas que se producen actualmente ya que cualquier ocasión es buena para disfrutar de una deliciosa y refrescante cerveza, sea verano o invierno.

Sin duda alguna, los belgas han dejado muy clara su posición con respecto a su mágica bebida, ya que no importa que sea clara, obscura o de sabor cereza, esta indispensable amiga jamás fallará; ya que como decía Benjamín Franklin “La cerveza es prueba de que Dios nos ama y quiere que seamos felices.” Y vaya que tenia razón.

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