Por Victoria Hernandez

En Bélgica existen las dos grandes regiones del país, las cuales cuentan con sus respectivas comunidades de habla francesa y neerlandesa, reconocidas por toda la población belga y comúnmente por los países vecinos. Sin embargo, existe una pequeña parte de la población belga que casi nadie conoce, esta es la comunidad Germanófona de Bélgica.

Los alemanes de Bélgica son lo más parecido a un Pokémon raro, extremadamente difíciles de encontrar. He conocido a gente belga que ha vivido toda su vida en Bruselas, y jamás ha conocido a una de estas criaturas exóticas. Yo tuve la suerte de encontrar a una, de puro milagro, aunque solo por algunos minutos antes de partir por nuestros caminos separados.

Es difícil de creer que se le podría agregar un tercer idioma al ya dividido país, el alemán forma parte de las tres lenguas oficiales del país; pero por desgracia menos del 1% de la población lo habla y lo reconoce como su lengua materna.

Con menos de 80,000 habitantes la comunidad Germanófona es automáticamente la comunidad más pequeña de las tres, y tristemente la más ignorada. Al estar en el sur de Bélgica, esta controlada a nivel regional por la comunidad de Valonia, lo que significa que aunque son independientes, no son del todo autónomos.

En los últimos años han surgido discusiones, para hacer de esta una región totalmente autónoma, y poco a poco se les han otorgado más competencias, sin embargo es algo que no se espera que suceda en los próximos años.

Analizando la situación, resulta un poco complicado ponerse en su lugar. En primer lugar, están totalmente marginados del resto de la población lingüísticamente hablando; y al formar parte de Valonia, se ven en la necesidad de aprender francés como segunda lengua, simplemente para sobrevivir en su propia región. Por el otro lado, la mayoría de los belgas asume que son alemanes al escucharlos hablar alemán, sin embargo la afirmación los ofende. Ellos se sienten muy orgullosos de ser belgas y de su país.

Ser parte de esta pequeña comunidad no es del todo malo, también tiene sus beneficios. Viven tan cerca de las fronteras que se pueden dar el lujo de ir a Alemania a hacer las compras del supermercado y a Luxemburgo por gasolina, ya que es más barato que en Bélgica. Además, al saberse lingüísticamente en desventaja son los únicos que se han molestado en aprender las otras dos lenguas de su país a la perfección, para nunca encontrarse en problemas.

A lo largo de la historia pertenecieron originalmente a Prusia en Alemania y fueron anexados a Bélgica al concluir la Primera Guerra Mundial. Pasaron solo veinte años para que fueran anexados de nuevo a los alemanes bajo el régimen Nazi, sin embargo al concluir la Segunda Guerra Mundial, Bélgica los re-anexó a su territorio, del cual forma parte desde 1945.

En resumen, la situación es confusa y aunque no parece que tengan los deseos de independizarse, esta claro que la población posee algún tipo de complejo y crisis identitaria, ya que son los belgas más patriotas y los menos reconocidos. En algo concuerdan los valones y los flamencos por primera vez, que belgas no son. Pero entonces, ¿Qué son?

 

 

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