Bitácora
Por Pascal Beltrán del Río
1) La opinión del Presidente de la República sobre quién debe sucederlo ha dejado de ser determinante. Desde 1988, ningún mandatario ha conseguido entregar el poder a su favorito.
2) Los presidentes, incluso, han dejado de tener peso en la designación del candidato de su partido. Los tres más recientes han fracasado en ese intento.
3) Aun así, muchos mexicanos siguen pensando que una expresión o decisión del Ejecutivo (como un cambio en el gabinete) debe ser vista como una clave de la sucesión presidencial.
4) El único político que no tendrá que competir o moverse por estar en la boleta de 2018 se llama Andrés Manuel López Obrador. Los demás presidenciables no lo tienen seguro.
5) Fiarse de las encuestas para decidir quién tiene mayores posibilidades de llegar a Los Pinos puede ser un cálculo de grandes riesgos. No sólo en México, las encuestas han fallado recientemente.
6) El tiempo en política es relativo. Dos años pueden ser una eternidad o un tiempo muy corto. Lo que vemos hoy bien puede cambiar en unos meses. Las sorpresas están a la vuelta de la esquina.
7) Quien quiera ganar en 2018 debe tener presencia y ascendencia en nueve estados: Aguascalientes, Baja California, Coahuila, Colima, Chihuahua, Querétaro, San Luis Potosí, Sonora y Yucatán. Sin ellos no se llega a Los Pinos.
8) Se puede perder la Presidencia, incluso, ganando el Estado de México y la Ciudad de México. Se puede quedar en tercer lugar de la elección a pesar de ganar Nuevo León y Veracruz.
9) Quien controla los comités estatales del PAN tiene mayores posibilidades de alcanzar la candidatura de ese partido. Catorce de ellos se renuevan este otoño. Ellos mueven el voto.
10) No hay que perder de vista la labor de “reingeniería” del padrón panista que encabeza el senador Ernesto Ruffo. El listado se infló mucho en tiempos recientes. Si hay elección interna, ellos decidirán.
11) Margarita Zavala apuesta por la estatura moral en la competencia interna del PAN. Tiene de su lado grandes nombres, como el de Diego Fernández de Cevallos, pero sus rivales andan en la grilla dura, en el “cuántos votos vales”.
12) El PRD puede incidir en la elección más de lo que se cree. Será difícil que la ganara por sí mismo o encabezando una alianza con partidos menores. Pero si va con el PAN o Morena, su 10% puede ayudar a llegar a Los Pinos en coalición.
13) La candidatura de Miguel Ángel Mancera es necesaria para que el PRD negocie bien con quién se alía. No puede llegar a la mesa sin abanderado, aunque el futuro de éste sea declinar.
14) El PRI tiene de dónde escoger para buscar la permanencia en Los Pinos. Enfrenta, por supuesto, a una ciudadanía escéptica y a una oposición engallada por los resultados de 2016.
15) El perfil de sus presidenciables le da capacidad de maniobra: Miguel Ángel Osorio Chong, Manlio Fabio Beltrones, Eruviel Ávila, José Antonio Meade y Enrique Ochoa Reza son sus opciones. Según el sapo puede ser la pedrada.
16) Ganar el Estado de México y evitar un colapso económico son obligaciones para el PRI si quiere llegar con posibilidades a 2018. Desde luego, eso no es suficiente para ganar.
17) Pueden criticarse las fallas del sistema electoral mexicano, que son muchas. Lo que es difícil de alegar es que los cuatro últimos presidentes no han llegado a Los Pinos porque así lo quiso la mayoría de los votantes.
18) A diferencia de hace 40 años, cuando José López Portillo fue candidato único, impuesto como candidato presidencial por el dedazo, hoy la gente decide, entre las opciones en la boleta, quién llega a la Presidencia de la República.
19) Hay una fe desmedida en los poderes del Presidente para resolver los problemas del país. Se sigue pensando, como en el México de antes, que ni una hoja se mueve sin que lo quiera él.
20) El próximo Presidente o Presidenta de México enfrentará el mismo escepticismo y exigencia de los ciudadanos y, a menos de que haya cambios legales, no tendrá todos los instrumentos para gobernar porque el sistema fue concebido para otros tiempos.
