Por: Guadalupe Juárez / Foto: Ángel Flores – EsImagen

Júbilo y nostalgia. Así se describiría la última lectura de Arenga del gobernador Rafael Moreno Valle desde el balcón del Palacio Municipal.

Su voz resonó en el primer cuadro de la ciudad con un toque distinto al año pasado. Algo era diferente a aquella ocasión en la que por vez primera encabezó la ceremonia de la noche mexicana.

Cada palabra pronunciada tomaba más fuerza, mientras su mirada se clavaba en el horizonte. Tal vez era ahí, donde veía en su futuro cercano, una noche similar a la de este 15 de Septiembre, pero en otro balcón, frente a otra Catedral.

"¡Mexicanos, viva la independencia nacional!

¡Viva Hidalgo!...", pronunció el mandatario con voz enérgica para continuar con la lista de los héroes de la nación.

De ahí, su mirada regresó al Zócalo de la capital poblana, a su última ceremonia de Independencia como gobernador de Puebla, y expresó un segundo grito, ésta vez con nostalgia:

¡Viva Puebla! ¡Viva Puebla! ¡Viva México!, repitió para después tocar la campana y ondear la bandera de un lado a otro.

Después los flashes de las cámaras lo bañarían para su última foto encabezando la ceremonia del 15 de septiembre en la capital del estado, a su lado derecho su esposa, Martha Erika; su costado izquierdo era franqueado por su sucesor, el gobernador electo, Antonio Gali Fayad y el alcalde de Puebla, Luis Banck Serrato.

Se podría decir que son ellos los encargados de cuidar el legado de Moreno Valle. De aquel que significó la alternancia política en el estado y la corriente denominada morenovallista.

El clima fue condescendiente con los cerca de ocho mil presentes en la plancha del Zócalo y el cielo se encontraba despejado, lo cual permitió observar los fuegos artificiales que iluminaron el cielo.

"Muy contento, es un momento de nostalgia, pero también una gran satisfacción por otro [grito]. El grito es uno de los momentos más significativos de ser gobernador, ser gobernador es sin duda el mayor honor al que puede aspirar un poblano. Es algo que nos pone muy contentos, es el buen clima", declaró más tarde a medios de comunicación.

Fue así una noche combinada de júbilo y nostalgia. La última que encabezó como mandatario de Puebla y que tal vez signifique el inicio de una nueva etapa, de otro proyecto, de encabezar en otros años un festejo similar, frente a otra Catedral, en otro balcón.

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