Por Elías Aguilar García

 

En cada oportunidad que tiene, Andrés Manuel López Obrador plantea quepara lograr el bienestar, la seguridad y el trabajo para todos en México basta aplicar una fórmula: acabar con la corrupción en el gobierno. Y esa afirmación suena fuerte, cosecha aplausos y consenso… pero no es del todo cierta.

No dudo que acabar con la corrupción en el gobierno ayuda, pero difícilmente se mejoraría la vida como él plantea, por dos razones contundentes. Primera: la corrupción es apenas un síntoma de un problema más complejo.Segunda: lo más grave es un problema social que no sólo incumbe al gobierno. Déjeme explicarlo basado en datos duros de varias fuentes confiables[1], y con mi interpretación.

México es el país 95 de 167 en transparencia –uno de los ángulos opuestos a la corrupción en el poliedro del problema–, es decir, está a 72 lugares de ubicarse en el último, de ser el más corrupto. No obstante, no es el país con la región menos transparente; Argentina se ubica en el lugar 107 y otros países, como Brasil, Colombia y Perú, se ubican en los lugares 76, 83, y 88, respectivamente. Se puede apreciar que se trata de un fenómeno regional que no sólo afecta a nuestro país. No es para consolarnos, por supuesto, pero ayuda a entender que hay factores que son comunes en esta zona y que nos permitiría comprender mejor el fenómeno completo.

Entender bien el tema de corrupción requiere considerar obligadamente los de desigualdad, fragilidad institucional, impunidad y valores sociales. De no hacerlo, tendríamos una comprensión muy limitada del problema. Y problema que no se entiende no puede resolverse con eficacia. Aquí, las cifras de la realidad en esos temas en comparación con otros países.

grafico-_-elias-aguilar

 

 

[1] Los datos presentados proceden de Transparencia Internacional, el Banco Mundial, The Fund for Peace, Udlap y World Values Survey.

 

Leave a comment

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *