Plumas Ibero Puebla
Por Irais Nolasco Arroyo
El 26, 27 y 28 de agosto se llevó a cabo el módulo Herramientas Sistémicas en la Pedagogía para Llegar a Soluciones Creativas y Lograr Mejores Rendimientos en la Escuela, perteneciente al diplomado internacional en Educación Sistémica, impartido por Marianne Franke-Gricksch en la Ciudad de México.
Autora del libro Eres uno de nosotros, Marianne Franke es pionera en incorporar y transferir la visión sistémica de la terapia familiar a las actividades docentes y cotidianas en las aulas, desde su trabajo docente a mediados de los años 60.
El trabajo realizado en este taller permite mirar los síntomas escolares y de conducta desde una visión sistémica, los maestros y los padres podrán abordarlos desde un nivel más responsable y consciente.
Durante este taller pudimos observar, a través de ejercicios sistémicos, las problemáticas recurrentes en las aulas; cada uno de los asistentes externó los problemas con los que se enfrentan desde su papel de docentes y la manera en que los han podido resolver.
La primera observación que suele ocurrir en las aulas es el fracaso de los padres ante la tarea de educar a su hijo, pues piden al maestro que lo haga por ellos. El resultado de este planteamiento es que el docente se coloca en el lugar de la madre o el padre y desde ahí la función del educador se pierde.
Como primera herramienta sistémica se debe ocupar el lugar como maestro, asumir el rol que corresponde de educadores y dar el lugar a los padres sin querer intervenir en las decisiones que solamente les corresponden a ellos.
La primera enseñanza que se debe impartir a los estudiantes desde los niveles más tempranos es la diferencia entre el sistema familiar y el sistema escolar.
En la escuela, como alumno, debo hacer algo para pertenecer, ya sea aprobar un examen, pagar una inscripción, portar el uniforme, cumplir con el reglamento escolar, etcétera.
En el sistema familiar no es necesario hacer algo para pertenecer; se es parte desde el instante en el que existe.
Al comparar el organismo “familia” con la organización “escuela” encontramos muchas similitudes que pueden confundir a los alumnos al trasladar los escenarios vividos en el hogar a las aulas, al coincidir tanto en las reglas como en las funciones. Este comparativo debe permitir identificar que ambos son sólo comparables más no similares.
¿Cómo podemos evitar que el alumno vea en el maestro a una madre o a un padre? Desde una vinculación diferente, que no se parezca a ninguna de la familia; esto despierta una grata sorpresa en el alumno al ver que el docente le muestra algo distinto y esta enseñanza permanecerá en él por el resto de su vida.
Entre los temas más recurrentes como problemáticas que se desea erradicar en el ambiente escolar encontramos el bajo rendimiento académico, el bullying y déficit de atención, entre otros.
Desde el abordaje planteado por Bert Hellinger se puede ver que hay una solución para cada familia y cada síntoma o bien, cada comportamiento está mostrando algo que la familia debe mirar.
Soluciones creativas en el aula:
Incluir a los padres de los alumnos en el aula es esencial, pues ellos son los aliados del maestro, sin ellos el alumno no podrá adquirir ningún aprendizaje: el punto de solución más importante es la alianza entre la escuela y la familia.
¿Cómo se incluye a los padres de los alumnos en el aula? Reconociendo que ellos son más importantes y que como docentes nos encontramos al servicio de la familia.
Marianne contaba la siguiente anécdota: “Yo pongo en la pizarra la foto de mi papá y de mi mamá y le digo a mis alumnos: ‘Ellos son mis padres, ahora ustedes van a traer al aula a su mamá y a su papá’. Un alumno me pregunta: ‘¿Y si no conozco a mi papá?’, le respondo: ‘Yo sí lo conozco, tú eres mitad papá y mitad mamá, así puedo verlo a través de ti y él está aquí contigo”.
Cuando el maestro comprenda que no se encuentra al servicio de la institución, sino al servicio de las familias, se logrará un trabajo significativo en el aula.
En conclusión, debemos hacer énfasis en la importancia de trabajar con los alumnos, abandonando la idea de estar trabajando con individuos aislados y comenzar a mirarlos como una estructura interrelacionada.
Como resultado se puede forjar una nueva visión de la labor docente, reconociendo la importancia y trascendencia en la vida de los estudiantes, visualizando el impacto que genera en su futuro, contribuyendo a su crecimiento al tener siempre como aliados a los padres y servir, desde el lugar del docente, a las familias con la enseñanza sus hijos.
Lograr una educación inclusiva es posible con la construcción de relaciones cercanas entre las escuelas y los padres de familia.