Muchos estudiantes no consideran que los profesores también aprenden del alumnado
Plumas Ibero Puebla
Por Rocío Barragán de la Parra
Desde hace 27 años he tenido la fortuna de dedicarme a una de las profesiones más sensibles y significativas en el desarrollo y formación humana: la docencia. Durante este tiempo he trabajado por igual con jóvenes preparatorianos, universitarios o en la Normal Superior como facilitadora de compañeros profesores de diferentes regiones y estados del país. También he tenido el privilegio de colaborar en nivel Posgrado y en programas de Educación Continua, sin embargo, una de las modalidades educativas más desafiantes y enriquecedoras ha sido contribuir en los programas llamados Licenciaturas Ejecutivas.
Una licenciatura ejecutiva es concebida para el adulto trabajador, quien por alguna circunstancia no concluyó una licenciatura o desea cursar una más. Como parte del perfil de este estudiante es importante que éste tenga al menos 25 años cumplidos y cuente con experiencia en el ámbito laboral. Este tipo de programas educativos tienen como objetivo facilitar los procesos de aprendizaje a empleados o empresarios que deciden concluir una licenciatura trunca o, como lo comenté anteriormente, estudiar una segunda o tercera profesión, logrando con ello actualización profesional, desarrollo de nuevas habilidades o competencias e incluso mejores oportunidades laborales, sin descartar la opción de emprender.
Este modelo de aprendizaje tiene su fortuna justo en la naturaleza de sus estudiantes quienes enriquecen cada sesión con su gran bagaje y experiencia que, incorporadas a la clase generan un contexto atingente, práctico y completamente actualizado del arte de una profesión.
En mi experiencia como facilitadora del Estudiante-Adulto-Trabajador (EAT) he aprendido que algo fundamental para generar el aprendizaje es tener un clima de confianza y libertad entre los miembros del grupo; escucharlos y darles retroalimentación efectiva posibilita que cada uno se convierta en un impulsor de sí mismo y de los demás transitando del aprendizaje bilateral (facilitador-alumno), al multilateral (facilitador-alumno, alumno-alumno, alumno-profesor) lo que motiva fuertemente al grupo.
Otra parte fundamental para el éxito del curso radica en la adecuada planeación, organización y evaluación de las actividades; el desafío consiste en que éstas resulten formativas, pertinentes y vinculatorias entre sí, con la asignatura y el contexto del participante, a lo que comúnmente llamamos aprendizaje situado y significativo.
He aprendido que en la educación –como en la moda –, menos es más, lo que implica sustituir la carga excesiva de trabajo al estudiante (y por ende al profesor) por el diseño de una estrategia efectiva de aprendizaje que permita seleccionar las actividades y medios adecuados para lograr el objetivo planeado, llámese reflexión, análisis, argumentación o diseño o implementación. Hay que identificar el video correcto, la lectura o actividad detonadora que permita optimizar los tiempos de trabajo para que el estudiante pueda encontrar, a través de este material, el sentido a las encomiendas profesionales; de este modo también se reduce el posible estrés o temor a las actividades escolares. Las instrucciones claras y bien descritas son fundamentales para evitar supuestos en el desarrollo de las tareas; los avisos por escrito funcionan muy bien y mantienen informados a quienes no asisten a clase o está ausente o distraído en el momento de asignar actividades.
Entre las estrategias que con mayor frecuencia utilizo están los mapas conceptuales, resolución de casos, reportes de lecturas de uno o dos párrafos comúnmente de artículos cortos de revistas especializadas; elaboración de sopa de letras, crucigramas, infografías y actividades vinculadas con el juego, la creatividad y el entretenimiento, elementos que bien utilizados resultan efectivos para generar espacios lúdicos y de colaboración.
Los proyectos o planes que puedan trabajarse paralelamente a lo largo del curso y se relacionen con las encomiendas laborales son estrategias vinculatorias que integran la experiencia laboral a los contenidos de la materia.
El diseño de preguntas relevantes (sin respuestas), invitan a pensar de forma más profunda o desde otra perspectiva sobre un tema, coadyuvan a relacionar y comparar lo aprendido, posibilitan nuevas ideas, procedimientos y formas de relacionarse en su trabajo y con sus compañeros; así de este modo se forma integralmente el saber, saber ser, saber hacer, saber actuar y saber convivir.
Desde cualquier perspectiva, ser profesor es un regalo de vida que posibilita autoaprender, aprender de y con los demás y reconocer, al final del día que cada uno de mis alumnos es, en realidad, mi verdadero maestro.