Un grupo de ciudadanos comenzó a liberar espacios públicos tomados por locatarios y colonos que apartan  lugares de estacionamiento sin respetar el código reglamentario municipal

Por Guadalupe Juárez 

Es la mañana del sábado 8 de octubre. Los valet parking, empleados o vigilantes de restaurantes y fraccionamientos en la colonia La Paz observan como en un parpadeo un grupo de personas con celular en mano y chalecos fluorescentes retiran todo objeto que se encuentre en las banquetas: banderolas, sillas, piedras, cadenas, postes, sombrillas… todo aquello que obstaculice el paso de los peatones.

La ira se desata en quienes dicen no conocer de leyes. Hay murmullos y en algunos casos gritos de los presentes. “Se los robaron”, “avísennos antes”, “¿a dónde los llevan?”, “¿quiénes son ustedes?”, “no pueden hacer eso” y “alguien que llame a la patrulla”. Otros sólo miran atónitos lo que pasa.

Para toda interrogante y reclamo hay una respuesta. El grupo de personas que minutos antes subió todos los objetos en una pick up negra disipa las dudas con artículos del Coremun como el 206 bis, 209 Fracción II, inciso B, 209 Fracción 5, el 965 y el 967. Los recitan de memoria como si se tratara de una biblia, pues es su herramienta para responder las agresiones, además de los teléfonos celulares con los que transmiten en Periscope lo sucedido.

Mientras en redes sociales se les aplaude y les llueven mensajes de aliento, así como denuncias de lugares donde se invaden los espacios públicos con objetos –por lo regular de comercios–, en las calles son vistos como “esos locos”.

El grito y conato de insulto proviene de un restaurantero molesto que observa el actuar de quienes se han denominado como Grupo Antigandalla Puebla.

El modelo es réplica de la organización del mismo nombre fundada por el ex city manager de la delegación Miguel Hidalgo de la Ciudad de México, Arne Aus den Ruthen, y en entrevista con 24 Horas Puebla aseguran que el suyo es un grupo apartidista conformado por padres, comerciantes y estudiantes cuya finalidad es “recuperar Puebla”.

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El briefing

La cita para formar su tercera brigada se fija a las 10:00 horas del sábado en un café de la colonia Amor, a sólo una calle de La Paz.

Los organizadores les explican a los jóvenes que participan por primera vez que el colectivo no junta basura o retirar puestos ambulantes, sólo objetos que obstaculicen el paso en las banquetas.

La instrucción es clara: Si está en la calle, no tiene dueño; es, de acuerdo con el artículo 965 del Código Reglamentario Municipal (Coremun), un bien “mostrenco”, es decir, algún bien que alguien perdió o abandonó, el cual si es hallado debe ser entregado a la autoridad municipal.

Si alguien lo reclama piden regresarlo y, de ser posible, dejarlo en el piso, para que su dueño lo tome y entonces los brigadistas puedan tomar una fotografía que más tarde presentarán en el juez calificador como la prueba de la comisión de una falta administrativa.

Para esto se apoyan en el artículo 209 fracción II, inciso B, que detalla que hay una falta administrativa para aquellos que depositen, tiren o contribuyan al “desaseo de la vía pública” u otras de acceso público o libre tránsito. En la fracción V –citan– se establece que también habrá sanción para aquellos que “utilicen, condicionen o exploten cualquier forma el uso o destino de la vía pública sin la autorización correspondiente”.

La breve explicación funciona. Los asistentes asienten con la cabeza que entendieron la función que ejercerán en la calle. Ahora posan para la cámara.

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Objetivo: liberar calles

Rodrigo Mijangos, comerciante de materiales textiles y miembro activo de Poder Antigandalla, acepta la entrevista con esta casa editorial. Deja claro que el grupo está conformado por “ciudadanos inquietos” con ningún interés partidista o relación con el gobierno municipal.

Asegura que conformaron el grupo al observar que había personas que se apropiaban del espacio público, a pesar de que hay reglamentos que lo prohíben y cómo las autoridades locales no habían tomado cartas en el asunto hasta su aparición.

El pasado 24 de agosto José Ramón Alonso, hijo del empresario automotriz José Vicente Alonso Martínez, protagonizó junto a Pablo García Migoya, dueño de una casa de vinos, el primer enfrentamiento por banderolas que obstaculizaban el paso peatonal de la avenida 5 de Mayo.

García Migoya los acusaba de robo, mientras los miembros de Poder Antigandalla argumentaban que su propiedad invadía espacio público, por lo que ante la falta de conocimiento del Coremun de parte del empresario, éste continuó con los reclamos hasta que ambos terminaron en el juzgado calificador.

Una vez ahí, el colectivo a través de otra transmisión en Periscope exhibió a los elementos de seguridad municipal cuando no pudieron resolver el conflicto y que evidenció su desconocimiento del Coremun, obligándolos a consultar el procedimiento con el secretario de Seguridad Pública y Tránsito Municipal, Alejandro Santizo Méndez.

“El objetivo no es tomar la justicia por propia mano, es recuperar el espacio público. Los miembros de este grupo siempre hemos estado dedicados a poner un granito de arena; al juntarnos hicimos oficial este movimiento y el sábado de hace tres semanas tuvimos diferencias con gente que no estaba acostumbrada a cumplir la ley, gente que desconoce la ley, pero eso no es pretexto; la ciudadanía debe conocerla y saber a qué es lo que está obligada (…)”, declara Rodrigo Mijangos.

Mijangos explica que el siguiente paso de Poder Antigandalla es la conformación de más brigadas, en las que la ciudadanía no sólo denuncie en qué parte de la ciudad se presentan los abusos, sino que se empoderen y conozcan que ellos pueden retirar de la misma forma los bienes mostrencos o exigir que particulares no coloquen objetos en la vía pública.

“Nosotros vamos a actuar hasta donde podamos, pero tampoco deben creer que ya es nuestra obligación, es una iniciativa. Ahora la invitación es que se nos unan y formen sus propias brigadas, nosotros los capacitamos y juntos podemos recuperar nuestros espacios”.

Los gandallas –afirma– son las personas que se creen dueños del espacio público y que hasta ahora nadie les había puesto un alto.

Es la mañana del sábado 8 de octubre. Los vecinos de la colonia La Paz miran atónitos la pick up abarrotada de todo tipo de artículos. En un parpadeo, un grupo de personas con celular en mano y chalecos fluorescentes retiran todo objeto que se encuentre en las banquetas; se hacen llamar Poder Antigandalla y –advierten– saldrán cada sábado a las calles.

 

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