El plan del edil capitalino aprovechará las más de mil toneladas de comida que se desperdician al día para abatir índices de mala alimentación

Staff 24 horas Puebla  

¿Se imagina que pudiera vivir en una metrópoli donde sus habitantes no enfrentan problemas de alimentación. Una ciudad sin hambre. Un sueño que atravesó por países como Finlandia, Noruega, Holanda o Brasil, y que representa uno de los estándares más vanguardistas para el combate de la inseguridad pública, el desarrollo económico y calidad de vida?

Pues ése es precisamente el plan en el que trabaja el presidente municipal de Puebla, Luis Banck Serrato.

El objetivo es que en dos años la capital poblana cuente con un programa que le permita revertir los índices de inseguridad alimentaria que padecen a diario 232 mil poblanos, es decir, todos los días ese número de ciudadanos –que equivale a llenar cuatro veces el estadio Cuauhtémoc– que padecen hambre por no tener comida suficiente, tengan qué llevarse a la boca.

El ambicioso e innovador plan –que a decir del edil capitalino no tiene parangón en el mundo– pretende aprovechar las mil 413 toneladas de comida de buena calidad que se desperdician todos los días en la ciudad de Puebla y, a través de una red en la que participarán empresarios, la Iglesia (Banco de Alimentos), cámaras, universidades, ciudadanos y dependencias de los tres niveles de gobierno, distribuirla entre los más necesitados.

La clave, detalló Banck Serrato, estará en el análisis de la merma de alimentos en la cadena de producción, distribución, acopio, consumo y disposición de alimentos. Una vez identificado se requiere aprovechar la infraestructura de la ciudad para el acopio –escuelas, hospitales, iglesias, clínicas–, así como la red de coordinación donde participan diferentes sectores. A éstos se sumarán expertos en logística y distribución para garantizar el éxito.

Una Ciudad sin Hambre, como se le comenzó a llamar extraoficialmente al programa, entraría en funciones a partir del segundo trimestre de 2017 y se concentrará en aquellos sitios donde se tiene plenamente identificado un problema de inseguridad alimentaria, como San Andrés Azumiatla, Guadalupe Tecola, Xacxamayo, San Miguel Canoa, La Resurrección, así como las periferias del sur y nororiente de la ciudad.

De las mil 100 colonias registradas en el municipio, explicó Luis Banck, 80 concentran el 50% de los índices de pobreza, en otras 54 se ubican los índices más altos de incidencia delictiva. Esto permite focalizar y coordinar esfuerzos para abatir los rezagos.

Experiencia de Banck respalda proyecto

¿Es posible que en dos años el Ayuntamiento de Puebla pueda ofrecer los resultados de tan ambiciosa tarea? Para responder, Luis Banck retoma su experiencia como secretario de Desarrollo Social estatal, en donde puso en marcha un programa de combate a la pobreza que fue adoptado por la Sedesol federal como un modelo nacional.

La última evaluación del Consejo Nacional para la Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) reveló que en dos años en el país 650 mil personas cayeron a una condición de inseguridad alimentaria. En ese mismo lapso, en la entidad poblana 350 mil ciudadanos dejaron de padecer hambre.

Sin embargo, refirió, este avance forma parte de una estrategia más amplia que incluye dos vertientes: sentar las bases para una mejor economía del estado, como es el arribo de más inversiones, y generar mejores condiciones de vida para la población, orientadas a educación y salud.

“En Puebla eso sucedió a diferencia de lo que ocurrió en todo el país. No puedes hacer sólo la apuesta a traer más inversiones, como tampoco puedes hacer la apuesta a generar mejores condiciones de vida, deben ser las dos. Eso fue lo que hizo que el Coneval reconociera el avance de Puebla”, puntualizó.

El munícipe capitalino da un paso adelante y sostiene que una medida de esta naturaleza contribuirá a enfrentar otros problemas como la inseguridad pública.

¿En dos años se logrará la meta? Luis Banck no tiene duda:

“Es un reto estructural, estoy convencido de que se puede resolver y en menos de un año se va a ver un cambio significativo. La parte más importante de la estrategia de la ciudad se va a tener que ver con las acciones integrales; se trata de recomponer el espacio, la colonia, el tejido social, ayudar a las personas a desarrollar sus capacidades, que puedan salir adelante con su propio esfuerzo (…) antes de que termine esta administración va a haber un programa a la ciudad distinto a lo que se ha hecho en distintos puntos del mundo, dedicado a que no haya hambre”.

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