24 Horas España
Por: Alberto Peláez/ @pelaez_alberto
Una de las noticias más esperanzadoras que leo es, sin duda la recuperación de la ciudad iraquí de Mosul, que ha sido la “capital” del mal llamado Estado Islámico.
Conocí un Mosul prácticamente desértico, allá por febrero de 1991, cuando Sadam Hussein amenazó con lanzar gas mostaza –como lo hizo en 1988– para aniquilar a la población kurda.
Mosul y Kirkuk eran ciudades desiertas; tanto, que parecían que no deambulaban ni espectros de espíritus errantes. El pánico de la población fue mayor que la permanencia de la ciudad a la espera de una muerte segura.
25 años más tarde, la ciudad norteña iraquí de Mosul puede por fin volver a sus orígenes con unos sanguinarios sayones que salen despavoridos como si fuesen conejos pusilánimes que escuchan el silbido de las balas.
Pero todavía miles de familias están haciendo de escudos humanos, muriendo como mártires porque ya se sabe que el DAESH muere matando.
Pero el horror de los que quedaron apresados durante el tiempo que permaneció el Estado Islámico en Mosul ha sido inenarrable. Afortunadamente durará poco, gracias al avance de las tropas iraquíes y sirias. Se acabarán los juicios sumarísimos, las ejecuciones masivas, las teas humanas, las torturas públicas, los asesinatos a pobres infelices arrojándoles al vacío de un fin sin fin desde una triste azotea que nadie nunca conoció hasta que subieron a su víctima.
El ejército iraquí ha tomado pueblos muy cercanos a Mosul. De hecho, lucha casa por casa en la ciudad que el Estado Islámico proclamó como capital de su nuevo “Califato”. Pero parece que ahora sí se han tomado muy en serio derrotar al DAESH.
Simultáneamente, en los alrededores de Damasco el ejército del presidente Bachar Al-Assad, apoyado por la aviación rusa y las milicias chiíes proiraníes, están recuperando terreno a las fuerzas rebeldes y algunos focos –muy pocos– del DAESH.
¿Nos encontramos ante una liberación? En parte sí. Se acabaron los delitos de lesa humanidad en Mosul. Y en una buena parte de Irak. En la capital Siria también podrían volver a la calma.
Pero, ¿quién está realmente liberando a Mosul del Estado Islámico? La respuesta es sencilla: Irán; el peligroso Irán que está ayudando al presidente iraquí Fuad Masum quien aunque es kurdo tiene una buena relación con el chiismo iraní. Le interesa abrazarse a Irán antes que seguir bajo el yugo del mal llamado Estado Islámico.
Irán está aprovechándose de una situación ventajosa para expandirse por varios puntos de Oriente Medio.
Lo mismo ocurre con muchos pueblos cercanos a la capital siria. ¿Quién está destruyendo las posiciones rebeldes? Las milicias proiraníes –también chiitas– con la anuencia de Rusia, que también está ayudando con sus cazas.
Ese panorama también representa una seria amenaza. Y lo es porque Irán es el antiguo enemigo de la mayoría de los países del Medio Oriente y, en parte, de la comunidad internacional. Un Irán que lleva años jugando “al gato y al ratón” con los enviados de la Organización Internacional de la Energía Atómica. Llevan años dándoles todas las vueltas para no demostrar el alcance real que tienen. Un Irán que se burla de la comunidad internacional para esconder, una y otra vez, el potencial destructivo que tienen en su poder y cuyas ojivas miran hacia muchos países, principalmente hacia Israel.
Algo más. El hecho de que se limpie Irak del Estado Islámico no quiere decir que vaya a desaparecer ni mucho menos. La cola del DAESH la pueden cercenar, pero se reproduce con rapidez. Hay muchos lugares para reinstalarse. De hecho, ya lo están haciendo. El Sagel, que coupa gran parte del norte de África, es de ellos. No hay más que ver su fuerza en Libia, tras el vacío de poder que quedó a partir del 2011. Algo parecido ocurre en algunos puntos de Egipto, en la profundidad argelina, en el norte depauperado de Marruecos o en la misérrima Mauritania.
Y lo malo es que son países –algunos de ellos– que se encuentran de Europa a menos de 50 minutos en avión.
Eso sí representa un serio problema.
