La Quinta Columna
Por: Mario Alberto Mejía / @QuintaMam
Francisco Castillo Montemayor, hoy en prisión, tuvo un socio que presumía ser de izquierdas.
Con él armó una empresa denominada Altepetl, Desarrollo Comunitario, Productivo y Ambiental AC.
Eran los tiempos de Mario Marín Torres y todo estaba permitido para los adictos a él.
Con la complicidad de Castillo Montemayor, el socio misterioso vendió un proyecto de reordenamiento urbano y ambiental al ayuntamiento de Cuetzalan.
Las ganancias fueron jugosas.
El secretario de Medio Ambiente también incursionó con su socio en la gestión de permisos ambientales.
El socio hacía las gestiones para terceros interesados y el funcionario palomeaba.
Enrique Agüera, como rector de la BUAP, también fue víctima de Puck y Suck.
Hoy que cayó en desgracia, el socio de izquierdas movió todo para que su cómplice no cayera en prisión.
Y para que no quedara duda de su apoyo, lo convirtió en “preso político”.
Puso también a Roxana Luna a mover las aguas de la izquierda poblana en aras de que la presión pública sacará a Castillo Montemayor de las mazmorras.
Tarea imposible.
Y es que desde hace mucho Roxana no agita ni un licuado.
Para de malas, el ex funcionario marinista no cayó en prisión por sus opiniones políticas, sino por una irregularidad notable a su paso por la administración pública.
Así lo plantea la carpeta de investigación que culminó con su aprehensión tras reunirse con Mario Marín.
Roxana Luna, pues, se movió en aras de apoyar a nuestro personaje y no logró prácticamente nada.
Unas cuantas firmas solamente.
Nada considerable.
(Ni el senador Luis Sánchez, su protector, puso su rúbrica en el documento. Estaba más ocupado en apagar los fuegos que encendió, junto con un colega perredista suyo, en el contexto de la discusión de la Ley sobre la Trata. Fue el mismo que se asumió como usuario de prostitutas, escorts y derivados).
Este mismo grupo ya diseña otras estrategias para sacar al socio mayor del Cereso de San Miguel.
La casa pierde si continúa en prisión.
El Amigo Libanés
Pepe Yitani, en su calidad de presidente del Centro Mexicano Libanés, capítulo Puebla, encabezó los festejos por los más de cuarenta años de su fundación y por un aniversario más de la independencia de Líbano.
Una comida reunió a amigos y socios fundadores en el salón más grande del lugar.
Cabalán Macari, a nombre del gobernador Moreno Valle, ofreció unas cuantas palabras sobre la migración libanesa a México.
Y aunque no mencionó el nombre de su famoso abuelo, es claro que lo tenía en mente a la hora de redactar ese discurso.
A López Mateos le adjudican una famosa frase que tiene mucho de razón: “Quien no tenga un amigo libanés, que se lo busque”.