Garganta Profunda
Por Arturo Luna
El poder es una obligación, una responsabilidad y un privilegio que se ejerce hasta el último minuto y a veces trasciende el periodo de los cargos. En el caso de Puebla, no hay que errar ni caer en suposiciones y desplantes prematuros, por la cercanía del cambio en la titularidad del Ejecutivo. Eso ha quedado claro con la detención, por el delito de peculado –por 39 millones 275 mil pesos–, del ex secretario del Medio Ambiente y Recursos Naturales del marinismo, Francisco Castillo Montemayor.
El mensaje que se envía con su llegada al penal de San Miguel es más profundo y elocuente, aunque muchos no lo pueden –o quieren– ver.
El aviso además se extiende al marinismo y priismo en su totalidad.
Aquellos que suponen en la aprehensión de Castillo Montemayor la simpleza de una “venganza visceral” desde Casa Puebla, podrían estar dejando varios cabos sueltos.
Quienes lo consideran un “preso político” abaratan y devalúan como es su costumbre un concepto que es de otra relevancia y no aplica, ni lejanamente, en este caso.
No.
Por supuesto, es un asunto jurídico que la Fiscalía General del Estado defiende como auténtico, por un delito cometido en 2008, pero también es un manotazo en la mesa de los precoces del pasado, quienes ya festejaban el final de la actual administración.
No se equivoquen los marinistas: todavía no termina el sexenio de quien los sacó del poder estatal.
Si hubo acuerdos, como bien se sabe en los pasillos del poder, entre el actual mandatario y el ex gobernador Mario Marín Torres, éstos fueron sellados directamente entre ellos y no amparan a sus ex funcionarios, amigos, socios ni familiares.
La cobija de los pactos no es tan grande ni tan cálida.
Quien no entienda que Rafael Moreno Valle es el gobernador y lo seguirá siendo hasta el último segundo del último minuto de su encargo, y que su influencia incluso irá más allá de su periodo de gobierno, se puede llevar una sorpresa, como le ocurre ahora a Castillo Montemayor.
El marinista se fue de la boca, se desbocó con cabeza ardiente y dejó que las palabras le salieran desde las vísceras.
Los expedientes ahí estaban –y han estado– desde el primer segundo que el marinismo fue expulsado del paraíso del poder.
Como con Castillo Montemayor, también hay elementos contra muchos otros marinistas, incluso contra algunos que hoy ya están más que apuntados para la carrera de 2018.
El caso es que el ex titular de Medio Ambiente solito se puso en crujía carcelaria con su imprudencia, su crítica bravucona y precipitada contra las acciones del gobierno actual en Flor del Bosque y su actitud soberbia hacia el actual titular de la secretaría que él encabezó en los años de la decadencia marinista.
Ahora paga las consecuencias de suponer que el poder de Moreno Valle estaba debilitado y va diluyéndose.
A Francisco Castillo Montemayor le faltó la astucia de su ex jefe Mario Marín, quien, según varias versiones, está en España.
Puso kilómetros de carretera y un océano completo de por medio, pues sabe que un error, cualquiera y por pequeño que sea, en estos momentos, lo llevaría a la cárcel.
Nadie merecería más ocupar el mismo saco en que se ha metido por corruptos a los Duarte, a los Padrés, a los Borge…
El góber precioso está haciendo falta en esa lista.
Castillo Montemayor tampoco tuvo el juicio para actuar como Javier García Ramírez, titular de Obras Públicas también en el anterior sexenio, personaje inteligente que supo entender los tiempos y sus circunstancias.
García Ramírez tomó el túnel del tiempo para evaporarse, demostrando que es un político frío y astuto pero, sobre todo, con palabra.
Hay quienes interesadamente ven a Castillo como un mártir, un “luchador social y a favor de la ecología”, y en las redes sociales se ha emprendido ya una campaña a su favor.
Ayer salió un desplegado para apoyar su liberación.
El mensaje que circula para esta convocatoria dice: “Necesitamos personas y organizaciones que se quieran sumar a un desplegado que saldrá mañana (jueves) a nivel nacional para exigir la liberación del Lic. Francisco Castillo Montemayor, economista y ambientalista, hoy preso político de Rafael Moreno Valle ¿te agrego? ¿como persona o como ONG? Ayúdame por favor a conseguir gente y ONG’s ¡Mil gracias!” (sic).
De sus compañeros en el gabinete marinista, el respaldo en cambio ha sido menos entusiasta que lo esperado, aunque algo escribieron en Facebook Alejandro Armenta Mier y Alberto Jiménez Merino.
El primero tiene fuero como diputado federal, pero el segundo no cuenta siquiera con el amparo de un cargo público.
Los marinistas, todos, y todos es todos, deben tener claro el mensaje y hacer bien sus cuentas.
Hasta donde se sabe, los meses que faltan para el cambio de gobernador siguen teniendo 30 o 31 días; las semanas, siete; los días, 24 horas; las horas, 60 minutos, y los minutos, 60 segundos…
No. El sexenio no ha acabado.