Las Serpientes
Por Ricardo Morales Sánchez / @riva_leo
Una verdadera calamidad para el gobierno federal y para Puebla resultó la mafia que incrustó en las delegaciones federales de la entidad el secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, quien convirtió en su “caja chica” estas posiciones.
La mafia hidalguense está integrada por el delegado de la SCT en Puebla, Raúl Aguirre Valencia, y Juan José Tapia González, delegado de la Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas, dos verdaderos pillos de siete suelas.
Ambos personajes provienen de Hidalgo y fueron funcionarios públicos cuando gobernó la entidad el secretario Osorio Chong, quienes los envió a Puebla para ocupar dos de las tres mejores carteras federales, debido al millonario manejo de recursos que se hace en estas dependencias.
Estos personajes transformaron en una “caja chica” sus respectivas delegaciones, seguramente para el proyecto de su jefe político, quien sueña con convertirse en el candidato del PRI a Los Pinos.
Juntos han manejado, en los tres años que llevan en Puebla, más de 39 mil millones de pesos: 30 mil millones Raúl Aguirre en la SCT, de a 10 mil millones por año, y Tapia tres mil millones por año, sin que se vea la mano del gobierno federal en Puebla, mucho menos la del presidente Peña Nieto.
Ambas “aves de rapiña” sólo se han dedicado a hacer negocios, siendo Puebla el único estado donde estas dos delegaciones están en manos de gente venida de fuera.
Tanto a Aguirre como a Tapia poco les importa lo que pase en Puebla, porque ellos no se van a quedar a vivir en la entidad; vinieron de paso, como auténticos “hunos” de Atila, a pillar todo lo que se pueda y luego regresar a su lugar de origen.
Eso sí, hay que decir que ambos están más que “apadrinados”, ya que a pesar de los escándalos de las constructoras fantasma, a las cuales Raúl Aguirre entregó contratos millonarios y que le costó el puesto al subsecretario de la SCT, Raúl Murrieta Cummings, amigo personal del presidente Peña. El hidalguense resultó intocable.
Aguirre otorgó contratos por más de 271 millones de pesos a empresas inexistentes, algunas de Puebla, ligadas al empresario Hugo Karam, y aún así se ha mantenido en el cargo; incluso, el diputado local y empresario José Chedraui Bubid salió afectado por haber recomendado a Karam, ya que eso le valió no ser nombrado delegado de la Sedesol en Puebla.
Por su parte, Tapia se ha limitado a entregar los recursos federales al gobierno del estado, cuidando de manera obvia sus intereses y los de sus grupos, y beneficiando con obras a empresas de amigos y constructores de Hidalgo.
Estos dos fuereños no obedecen a nadie, ni a Juan Salgado Brito, en teoría su jefe y coordinador de delegados de la secretaría de Gobernación federal, quien hace unos meses –cuando vino a Puebla– les recomendó a dar la cara a los medios y dar a conocer el trabajo que ha hecho el presidente Enrique Peña en beneficio de Puebla, y aún así lo ignoraron.
Hasta sus propios compañeros delegados los ven con desprecio debido a su indolencia y esperan que pronto se dé su relevo, por el poco amor que han mostrado hacia Puebla y los nulos resultados que han entregado.
Se espera que en los primeros días del próximo año se consume el cambio de estos dos verdaderos “ceros a la izquierda”, quienes no trabajan para Puebla ni, mucho menos, para el presidente Peña.
Otro que está en la misma situación es el recomendado de Luis Videgaray, el exsecretario de Hacienda Rubén Barroso Aguirre, otro verdadero cero a la izquierda y quien ha usado a su antojo los recursos destinados para mantenimiento, por parte de Caminos y Puentes Federales.
Una verdadera calamidad para Puebla han resultado estos fuereños que sólo vinieron a saquear el estado.
Los “críticos” del gobernador Moreno Valle se quejan de que ha gobernado con gente que viene de fuera, pero no dicen nada de la pandilla hidalguense, el cártel de Hidalgo, que vino a saquear a la entidad.