Las Serpientes
Por: Ricardo Morales Sánchez / @riva_leo
En Casa Puebla se recibieron los números de los más recientes estudios de opinión para saber cómo va a cerrar el 2016, año en el que Tony Gali mantuvo la hegemonía del morenovallismo en el estado.
De acuerdo con este estudio, si hoy fueran las elecciones el Partido Acción Nacional se mantendría en el poder con el 29 por ciento de las preferencias, seguido por el PRI con un raquítico 19 por ciento; diez puntos detrás –en el tercer lugar–, el enemigo a vencer para el 2018, Morena, de Andrés Manuel López Obrador.
Las cifras, desde donde se quiera ver, tienen buenas y malas noticias para las tres principales fuerzas políticas en el estado.
Para el PAN y el morenovallismo, los números confirman que hoy por hoy son la fuerza hegemónica en Puebla y que tendría que ocurrir una gran hecatombe para que otro partido político les arrebate el poder a nivel local.
También es cierto que todo es según el color del cristal con que se miren las cosas. Si bien es cierto que los números dejan satisfecho al inquilino de Casa Puebla y al grupo en el poder, también lo es el hecho de que no alcanza el 30 por ciento y que las cifras muestran, entre otras cosas, el desgaste que se ha tenido en el ejercicio del poder.
Habrá que ver cómo hace su trabajo Tony Gali a partir del 1 de febrero del próximo año y cómo puede contribuir a que estos números crezcan, pero también se pueden hacer más pequeños si no hay resultados a corto plazo. Estos números también echan abajo la versión que comienza a correr entre el grupo más cercano al mandatario de que no con cualquier candidato pueden volver a ganar en 2018; más adelante veremos por qué.
Lo cierto es que también se abren una “luz de esperanza” para las otras dos fuerzas políticas con presencia en el estado; es decir, para el PRI y Morena, lo que anticipa una elección de tercios para el 2018.
Para el priismo también hay buenas y malas noticias. Las mala es que cada año se reduce más y más su votación. Los pésimos resultados de la administración del presidente Peña también dañan al ex partidazo, quien no acaba de recuperarse de la segunda derrota consecutiva que ha sufrido en la lucha por Casa Puebla.
Pero el 2018 también abre oportunidades para los tricolores, aunque sus esperanzas cada vez se reducen más, ya que su voto verde se lo comienza a comer Morena; no obstante, aún es la segunda fuerza electoral en el estado, aunque se debe a una situación que voy a explicar más adelante.
Para el PRI, la buena noticia es que a pesar de todos los errores de Peña, la pésima campaña de Blanca Alcalá y las divisiones internas, aún hay oportunidad de competir pero para ello deben unirse y trabajar mucho rumbo al 2018.
Morena es, sin duda, el partido que mejores noticias tiene al cierre del 2016 y sin gastar un solo peso en publicidad más que la oficial que les da el INE, la cual acapara su líder sempiterno, Andrés Manuel López Obrador.
Morena por sí mismo, con solo el nombre, es la tercera fuerza política en el estado, tal y como se manifestó en el pasado proceso electoral.
Y aquí es donde el futuro se le abre aún más a Andrés Manuel y su gente en Puebla; actualmente Morena es la tercera fuerza política en el estado; sin embargo, con el plus de Andrés Manuel López Obrador, en el 2018, la situación da un brinco a casi seis puntos más a favor de este instituto político, pues con el nombre del Peje alcanza hasta los 25 puntos colocándose como la segunda fuerza política en la entidad y sólo a cuatro puntos del PAN.
Ése es, sin duda, el fenómeno que representa Andrés Manuel López Obrador, quien ha logrado ponerle sabor a la elección federal para presidente en el 2018, pero también al proceso local que se vivirá en ese mismo año en Puebla, para renovar las 217 presidencia municipales, las 26 diputaciones locales, las 15 diputaciones federales, los dos puestos al Senado y, por supuesto, Casa Puebla. Sin duda, Morena –como lo advertí hace tiempo– ya es factor de decisión.
Manzanilla y Estefan
Juntos, muy juntos se han dejado ver en San Lázaro dos personajes cuyo intelecto es reconocido por todos y cuyas carreras políticas están ligadas a Puebla.
Se trata de Fernando Manzanilla Prieto, exsecretario general de Gobierno al inicio de la administración morenovallista, además de cuñado del gobernador, y Jorge Estefan Chidiac, diputado federal, secretario general de la Comisión de Hacienda de la Cámara de Diputados y líder estatal del PRI.
Manzanilla es el “ángel caído” del paraíso morenovallista; en tanto, Estefan es también el “demonio” del galicismo, o al menos eso es lo que se dice.
Y es que Fernando fue expulsado del morenovallismo pero mantiene una gran relación con Gali; en tanto, Estefan y Gali eran familia política, pero se distanciaron en la pasada campaña a Casa Puebla.
Los allegados a Estefan dicen que Manzanilla hace labor de gestoría para algunos ayuntamientos y en eso lo ayuda Charbel. ¿Será?