Esfera Pública

Por Elias Aguilar / @Elyas_Aguilar

La fiesta a la que millones de mexicanos se han apuntado estos días tiene una explicación desde la filosofía que nos describe y nos hace ver muy mal. Me refiero al enjambre, de Byung-Chul Han, que enumera las características de fenómenos de redes sociales, como los 15 años de Rubí.

El primer rasgo que este autor señala es el de un cúmulo de gente que, a diferencia de la masa, carece de un alma o espíritu, de un nosotros, no es coherente consigo mismo; no manifiesta ninguna voz, sólo produce ruido: habla sobre la fiesta de esta quinceañera, pero en realidad no hay compromiso ni vínculo real con la festejada. Sólo se trata, por decirlo de manera sencilla, de echar desmadre.

Un segundo rasgo es el nomadismo. La gente se ha tornado en cazadora de información que se mueve por la red digital como si fuera un territorio. Las personas no funcionan de manera pasiva como parte de una máquina, sino de manera activa con sus aparatos móviles digitales; pasan de un tema a otro, hoy son los 15 años de Rubí, pero su fecha de caducidad será precisamente el 26 de diciembre, cuando se realice la fiesta, evento que les dará para comentar los temas que se generen espontáneamente, pero que no repercutirán más allá de la celebración, para continuar con otro tema.

Un tercer rasgo es el síndrome de fatiga informativa, un padecimiento provocado por el consumo excesivo de información, especialmente en redes sociales, que se caracteriza por erosionar la capacidad analítica, perturbar la atención, lo que hace a los usuarios incapaces de asumir responsabilidades. Hasta el momento hay un millón 300 mil personas que han “confirmado” la asistencia a la celebración de los 15 de Rubí, pero estas confirmaciones deben ser entendidas como un síntoma de la fatiga informativa: manifestaciones espontáneas, sin compromiso, producto de la ansiedad de los cibernautas.

Además, como cuarta característica está la soledad de cada uno de los que apoyan la celebración. A diferencia de las masas que conforman los medios masivos de comunicación, por ejemplo la televisión, el sujeto digital forma parte de una concentración sin congregación, de una multitud sin interioridad, es un individuo aislado y singularizado que se siente solo ante el monitor o la pantalla de su dispositivo móvil; no hay un vínculo entre el millón 300 mil que ha confirmado sus asistencia.

Como quinto elemento, los 15 años de Rubí muestran que la información digital es explícita, en oposición a la verdad que es implícita, que requiere interpretación por parte del lector, así como un acumulado de conocimiento acerca del tema. Los memes no requieren interpretación, sólo una lectura inmediata, es la imposición del sentido común y de una sola versión de la realidad.

El último rasgo de la era digital que se puede identificar en el fenómeno #losXVdeRubi es la sociedad de la indignación: los cibernautas rechazan acciones contrarias a la esencia del evento. Lo vimos cuando Eruviel Ávila quiso montarse en el tema, pues fue duramente criticado por el aparente interés que tuvo para ayudar a la familia de la festejada, enjuiciado por querer llevar agua a su molino aprovechando la espontaneidad de la celebración.

Este es el retrato que estamos haciendo entre todos. Desde la descripción de Byung-Chul Han, los mexicanos estamos mostrándonos como sociedad poco analítica, incongruente, irresponsable y de gente en soledad cada vez que celebramos las puntadas virales de la fiesta con chiva a la que todos están invitados.

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