Las Serpientes

Por Ricardo Morales Sánchez / @riva_leo

El gobernador del estado, Rafael Moreno Valle, es –sin duda– un extraordinario ajedrecista y una vez más da un paso adelante antes que sus adversarios políticos.

Al igual que lo hizo al inicio de su administración, ahora el mandatario busca una nueva reforma constitucional en materia electoral para el estado que le permita allanar el camino rumbo a Los Pinos pero también mantener el control de Puebla.

Es un hecho que las coaliciones llegaron para quedarse y han demostrado ser veneno puro para el priismo o, mejor dicho, para cualquier partido en el poder, el cual no puede hacer nada cuando dos o más fuerzas políticas van de la mano.

La segunda vuelta es una necesidad que tiene este país para que quien resulte ganador de las contiendas llegue realmente con el consenso ciudadano, y va con la necesidad de formar coaliciones, por una parte, y después transformar la victoria en gobiernos.

Rumbo al 2018 es un hecho que ninguno de los posibles candidatos obtendría el 42% de la votación, lo que deja abierta la posibilidad de que para ese año PAN y PRI puedan ir juntos en la segunda vuelta, con el fin de enfrentar a Andrés Manuel López Obrador.

En Puebla, en las elecciones para gobernador se ha ido reduciendo el margen de diferencia entre el candidato electo y aquél que obtiene el segundo lugar en la votación, tal y como vemos arriba en la tabla.

Entre 1992 y 2016 el gobernador electo ha visto descender en más de un 20% el número de votos con el que ha triunfado. Lo anterior ha redundado en un menor apoyo electoral al gobierno correspondiente; es decir, en una menor legitimación.

De la misma manera, dada la mayor pluralidad política, se ha modificado la composición del Congreso del Estado, lo que ha provocado una atomización de la representación popular en el Poder Legislativo, pues la gran cantidad de partidos representados en el Congreso ha hecho más difícil la toma de acuerdos.

La reforma promovida por Moreno Valle busca que el titular del Ejecutivo local para ser electo deba obtener un porcentaje determinado de la votación válida emitida –particularmente que rompa el fenómeno que se presenta en nuestro país el que las elecciones se dividan en tercios– y la segunda vuelta, en caso de que eso no ocurra.

Pero, por otra parte, algo que nadie debe perder de vista es que si ningún candidato alcanza el porcentaje señalado, pero obtiene una ventaja superior al 5% respecto del segundo lugar –o consigue formar un gobierno de coalición que le permita obtenerlo, o la diferencia señalada–, la segunda vuelta no aplicaría.

Además, en la iniciativa se propone que, con la misma intención de asegurar la legitimación, pueda ser electo el o la candidata que haya obtenido el mayor número de votos, pero tenga una diferencia de al menos el 5% respecto del segundo lugar.

La iniciativa enviada por el gobernador establece que: “Y aun cuando quien resulte electo Gobernador del Estado, por haber obtenido más del 42% de la votación válida emitida, podrá optar por formar –en cualquier momento– un gobierno de coalición, como lo establece la Constitución federal; la candidata o el candidato que hayan obtenido el primer lugar en la elección, pero sin alcanzar ese porcentaje, podrán evitar la segunda vuelta, si forman un gobierno de coalición, en el plazo que se indica en la iniciativa, de modo que alcance los porcentajes exigidos”.

foto1

Leave a comment

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *