Por: Mario Galeana
Foto: Jafet Moz/Agencia Es Imagen

“¡Diputados vendidos! ¡Nos los vamos a llevar al pueblo! ¡Ya vámonos, pinches vendidos!”, grita la multitud. “¡Pónganse sus pinches pantalones y háblennos claro!”, sobresale el reclamo de un hombre al micrófono.

Unos 300 pobladores de Soltepec y Mazapiltepec tienen sitiado el Congreso del Estado. ¿La razón? La aprobación del organismo público descentralizado “Ciudad Audi”, que permite al gobierno del estado administrar la operación de servicios públicos en este par de municipios y tres más: Rafael Lara Grajales, Naupan y San José Chiapa.

Es un viernes 27 de enero y los diputados aseguran que no: que la información que ha llegado a los oídos de los manifestantes es errónea, y que sólo un polígono entre Naupan y Chiapa será administrado por el organismo descentralizado. No hay margen para dar marcha atrás: la propuesta ha sido avalada minutos antes con 24 votos a favor y ocho en contra.

A la multitud de hombres y mujeres apostados en las afueras del palacio legislativo han salido a hacer frente los legisladores Pablo Rodríguez Regordosa, Jorge Aguilar Chedraui, Francisco Álvarez Rodríguez y Sergio Salomón Céspedes, representante de Soltepec y Mazapiltepec en el Congreso de Puebla.

Pero los argumentos no rinden frutos. Los habitantes parecen sentirse traicionados, porque el organismo descentralizado data de un convenio signado a finales de 2015 entre los cinco alcaldes y el gobierno del estado, y que hasta entonces desconocían.

Además, los pobladores de Soltepec sostiene un agravio extra: aseguran que su presidente municipal, Víctor Galicia López, ha incurrido en posibles actos de desvío de recursos.

“Nosotros desconocemos lo que dice el convenio firmado por los Ayuntamientos. No sabemos a qué nos estamos enfrentando y nos está restando autonomía. No queremos formar parte de este organismo”, reclama una abogada que se ostenta como representante de los quejosos.

Los reclamos son confusos. Una mujer recrimina a a los diputados haber privatizado Pemex y otra haber avalado el gasolinazo.

Entre los gritos, Salomón Céspedes Peregrina toma el micrófono y emprende un discurso de retirada.

“Si ustedes tienen la razón, que se persiga con la ley. Si el presidente municipal hizo mal, que se persiga con la ley. Si los diputados hicieron mal, que se persiga con la ley. ¡No vamos a llegar a nada así!”, dice.

La respuesta es casi automática. Un hombre le pide el micrófono de vuelta y descarga sobre el diputado priista sin miramientos.

“Mire, señor diputado, ya basta de darnos atole con el dedo. ¡Pónganse sus pinches pantalones y háblennos claro!”, reprocha. Los cuatro legisladores empiezan a dar pasos atrás, buscando con la mirada la puerta del Congreso de Puebla.

Una amenaza flota en el aire: tomar a los diputados y llevarlos hasta los municipios afectados para que expliquen a toda la población el impacto de la creación del organismo "Ciudad Audi".

“¡Nos los vamos a llevar!”, grita la gente. Entre empujones, tres de los cuatro diputados logran entrar al Congreso local y sellan la puerta. Uno queda a la intemperie: Pablo Rodríguez Regordosa.

“¡Se quedó afuera el diputado Pablo Rodríguez!”, exclama un empleado del poder legislativo tras el portazo. La expresión de todos queda consignada en un video: boca desencajada, miradas huidizas,

“¡Chingada madre!”, grita Aguilar Chedraui, presidente del Congreso local.
Afuera el ruido no cesa.

Congreso culpa a alcaldes

Fueron eficaces. Antes de las 10 de la mañana del viernes pasado, unos 10 autobuses habían bloqueados los dos accesos al poder legislativo local. Las calles del Centro Histórico de la capital se llenaron de gente proveniente de Soltepec y Mazapiltepec, pueblos donde ocho de cada 10 pobladores son pobres, de acuerdo con la más reciente medición del gobierno federal.

Unos cuantos diputados lograron ingresar al palacio legislativo y, el resto, se refugió en cafeterías cercanas hasta que los ánimos se calmaran.

Los ánimos, por supuesto, no se calmaron. Dentro, apenas 32 de 41 diputados locales votaban la creación de “Ciudad Modelo”. Pablo Rodríguez Regordosa subió a tribuna para dar un largo recuento de los beneficios del organismo.

Minutos más tarde, el diputado panista era empujado por los supuestos beneficiarios de aquella propuesta. “¡Yo les prometo que voy mañana a las ocho de la mañana!”, decía a la multitud.

“¡Nos lo llevamos ahorita, de una vez!”, le contestaba una mujer. Una voz al micrófono intentaba mediar entre la multitud y el diputado. Lo logró. Al cabo de un par de minutos y visiblemente nervioso, el también líder del PAN en la capital reiteraba que, a primera hora del sábado 28 de enero, explicaría en una audiencia pública los efectos de “Ciudad Audi”.

La promesa fue vana. Al día siguiente, Salomón Céspedes, Rodríguez Regordosa y Francisco Álvarez se reunieron con representantes ciudadanos de Soltepec en la Secretaría General de Gobierno (SGG).
La reunión fue promocionada por la dependencia estatal desde Twitter, y defendida por los diputados locales.

“Nos citó el secretario de Gobierno (DIódoro Carrasco Altamirano) con vecinos de Soltepec. Mi palabra está empeñada, cuando haya paz social nos vemos allá (en Soltepec)”, escribió Rodríguez Regordosa desde la red de los 140 caracteres.

También desde Twitter, el Congreso de Puebla responsabilizó a “los alcaldes que suscriben acuerdos y después se desentienden de ellos”.

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