Esfera Pública
Por Elías Aguilar García
Son dos los factores que en este momento impactan las preferencias electorales rumbo a la elección presidencial del 2018: el enojo por el incremento de la gasolina y el temor de las posibles acciones que Donald Trump haga en contra de México y las repercusiones en el futuro económico de nuestro país. Estos factores o variables afectan de manera distinta a los partidos políticos. Voy a explicar brevemente cómo el enojo y el temor de los ciudadanos determinarán quién será el próximo residente de Los Pinos.
La primera afectación es la caída del voto del PRI. Los electores atribuyen el incremento del precio de la gasolina al presidente Peña Nieto y a los diputados priistas; y peor aún, esta atribución se da en el contexto de una expectativa generada por el propio gobierno federal de que no habría más gasolinazos gracias a la reforma energética que tanto publicitó.
La realidad es tan contraria a la esperanza fomentada –2017 inició con el mayor incremento al precio de la gasolina en la historia reciente del país– que la merma en el bolsillo de los votantes los ha convencido de ir en contra de los candidatos del PRI en las elecciones de este 2017 y de 2018. La opinión que los ciudadanos tienen de los diputados panistas también se dañó, pero en forma indirecta y menor, pues el descrédito les proviene de haber apoyado el presupuesto diseñado por los legisladores del tricolor.
Este enojo, que le quita votos al PRI, simultáneamente incrementa la simpatía por Morena, quien encabeza las preferencias electorales en este momento. La postura de Andrés Manuel López Obrador, de crítica a la reforma energética, se ha legitimado y fortalecido; el gasolinazo lo posiciona como más aventajado aspirante a la presidencia de la República.
Las malas noticias para el PRI no terminan ahí, pues el temor ante las amenazas de Donald Trump a México y los mexicanos también le ha significado al tricolor una pérdida de simpatía entre los votantes. La posición tímida del gobierno federal ante los amagos y la discriminación que sostuvo el ahora presidente de los Estados Unidos se percibe como insuficiente y temerosa. Se recuerda especialmente la visita de Trump en campaña y el pronunciamiento ambiguo del presidente Peña Nieto frente a los agravios verbales del estadounidense.
El beneficiado es el PAN: los electores que muestran mucho temor por las posiciones de Donald Trump le ceden sus preferencias. La migración de preferencias del tricolor hacia Acción Nacional por el miedo al futuro económico del país compensa el daño colateral del gasolinazo.
El resultado de la ecuación con estas dos variables es, por un lado, la ubicación del PRI en el tercer lugar en las preferencias electorales, al margen de cualquier perfil de candidato. El enojo y el temor que sienten los ciudadanos hace que cualquier político que quiera competir en alguna elección, este año o el siguiente, tiene garantizado que, si se sujeta al PRI, éste le servirá de ancla al fondo del océano.
El enojo multiplica la simpatía a favor de Morena, y Andrés Manuel López Obrador hoy se ubica por encima de sus competidores de PAN y PRI por una significativa pero nada inalcanzable diferencia de un dígito
El temor hacia las acciones de Trump contra México y las repercusiones económicas futuras fortalecen a Acción Nacional y explica por qué López Obrador no alcanza dos dígitos de ventaja. Los electores perciben en el PAN mayor certidumbre económica y mayor capacidad de respuesta ante el entorno internacional. Las dos gestiones de panistas en el gobierno federal han dado al partido cierta credibilidad entre los electores en materia económica, aunque a la aspirante Margarita Zavala no se le reconoce gran capacidad en materia económica o de respuesta ante la amenaza de Trump. En los próximos meses veremos cómo las preferencias hacia los aspirantes del PAN se irán inclinando hacia una candidatura masculina, especialmente si se incrementa la incertidumbre ante las decisiones de EU.
Los movimientos del nuevo presidente de EU podrían cambiar totalmente el entorno electoral de México, más allá de los partidos políticos. La urgencia que los electores sienten de un líder mexicano fuerte, de contrapeso real frente a Trump, se personifica en un empresario que hoy mismo es considerado como una buena alternativa: Carlos Slim.
