Figuraciones Mías

Por: Neftalí Coria

“Los que queman los libros, los que expulsan y matan a los poetas, saben exactamente lo que hacen”. Así comienza uno de los inolvidables y muy queridos ensayos de George Steiner incluido en uno de sus libros que me gusta releer. Steiner estaba seguro que Trump, no ganaría la presidencia, cuando le preguntaron allá por el mes de octubre de 2016. Steiner no podía creer que lo que parecía ser un desplante impulsivo y provocador como el de la campaña de Trump, se volviera contra toda lógica y de un bofetón, venciera la mesura de la inteligencia civil. Steiner tenía esperanzas en los hombres razonables que creen en el hombre, como lo que él mismo ha dicho que es el hombre: un ser al que el lenguaje ha construido. Nunca imaginó que la barbarie, diera un sesgo a la historia y que los sueños mercenarios de algunos, incluyendo a los militares norteamericanos en tumulto, se hicieran realidad y se convirtieran en el futuro del mundo. Porque, aunque nadie lo advirtió seriamente, desde uno de los debates, el propio candidato mencionaba a los generales que lo estaban apoyando. Steiner como muchos que no imaginamos el triunfo de un hombre así, se equivocó. Y pienso, que si un hombre como él tenía esperanzas en el hombre sensato, y se equivoca, significa que el mundo de verdad ha perdido el rumbo y los hombres que mejor lo entienden, se están equivocando. Pero quiero ocuparme de lo que dice Steiner en esa primera línea de su ensayo e irremediablemente, me hace volver los ojos a nuestros días, en los que parece que los tiempos cambiarán y en el cambio, está como centro, el poder en sus mejores facciones de la violencia. Ese poder que hoy comienzan a detentarlo los menos mesurados, los más valientes ignorantes y sobre todo, los más bárbaros. En la vorágine del presente, pienso en la poesía, en los poetas, en aquellos que leen la poesía, la escriben, o al menos están cerca de ese mundo frágil de la poesía. Y me pregunto ¿Qué piensa el presidente de México de los poetas? ¿Qué piensa el presidente de los estados unidos de los poetas? ¿Y ambos qué es lo que piensan de los libros? No lo sé realmente, y aunque lo imagine, no quiero dar una versión que sin poderlo evitar, caería en las más insulsas obviedades.

No puedo dejar de preguntarme si la poesía en nuestro tiempo, tendrá una misión distinta por cumplir, o si acaso, en la soledad de los hombres, seguirá siendo necesaria y aliviará el dolor de cada día, o si acaso, salve de la oscuridad a los que se han quedado ciegos. Es difícil creer que las palabras esta vez, podrán enfrentar la historia. Es desesperanzador imaginar que las palabras, desde los hombres que han dedicado su vida a pensar y han tratado de buscar la claridad del mundo, puedan detener a los bárbaros que hoy gobiernan y quieren “ordenar” la historia.

¿Ante este panorama –que no es diferente al de ciertos momentos en la historia, ni podemos llamarlo nuevo– qué nos queda por hacer a los que seguimos teniendo esperanzas en los libros y en la poesía? Poco al parecer, pero también no es nuevo, que ante las crisis humanas, la poesía es también un sitio de refugio y consuelo para buscar las luces que en otras regiones humanas, se han apagado. Sé que es difícil asegurar cuáles son las ganancias que el ciudadano de hoy obtiene por leer poesía, y aún es más difícil, argumentar, cuál será el capital que un hombre de hoy día, obtiene leyendo constantemente la poesía escrita por hombres de todos los tiempos. No sé cuál es el capital, ni sé cómo nombrarlo, pero lo que sí creo, es que la cercanía de la poesía en la vida del hombre, la compañía de los libros en la vida de un hombre en nuestro tiempo, será una mejor compañía que el vacío iletrado, la ignorancia y el espejismo –que en nuestro tiempo abunda– de creer que el dinero y el poder dan la sabiduría.

Imagino que los que queman los libro –sepan o no lo que hacen–, los que expulsan y matan a los poetas, aparecerán de un momento a otro, esos, que son los enemigos de la razón, ya están afilando los cuchillos, atando la soga al techo para los poetas y encendiendo las hogueras contra los libros de poesía.

Y de verdad, no quiero ser alarmista, pero si nunca se ha visto que haya espacios para la poesía en la sociedad contemporánea de manera integral, mucho menos lo habrá en el futuro próximo.

Lo que el presidente de los Estados Unidos piense de la poesía, sí debe ser motivo de preocupación, como debe ser lo que Enrique Peña Nieto, piense de la poesía y los poetas, aunque también puede ser que ninguno de los dos sepan que existe la poesía como un oficio real entre los hombres.

Los tiempos que están por llegar, serán más negros de lo que se imaginan los que ven la televisión y creen en ella. Serán tiempos más tristes y más injustos. Este que se acerca, será el tiempo de la barbarie, de los depredadores, de los que vienen a quemar los libros, de los asesinos, como lo advertía Rimbaud. Ellos sabrán “exactamente lo que hacen”.

Y nosotros debemos temer, pero no cerrar los ojos nunca.

 

 

 

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