Garganta Profunda

Por Arturo Luna Silva /@ALunaSilva

La definición de los candidatos del Movimiento Regeneración Nacional (Morena) a la gubernatura, diputaciones, federales y locales, así como a alcaldes y a senadores o senadoras, en Puebla en 2018, pasará inapelablemente por la revisión y palomeo del delegado de la Cuauhtémoc en la Ciudad de México, Ricardo Monreal Ávila.

La afirmación podría sonar incongruente, desde el puritanismo “democrático” de Morena. Sin embargo, si se observa con detenimiento, es comprensible en el esquema caudillista del partido de Andrés Manuel López Obrador.

En el caso del abanderado a la gubernatura, como en ningún otro, será el zacatecano quien pronuncie la última palabra.

Los aspirantes que hasta ahora han mostrado interés en aparecer en la boleta para Casa Puebla son el dirigente estatal Gabriel Biestro Medinilla, el camaleónico alcalde de San Pedro Cholula, José Juan Espinosa Torres; el sobrino incómodo pero comodino de Manuel Bartlett, el diputado federal Rodrigo Abdala, y el ex abanderado en 2016 y académico Abraham Quiroz Palacios.

De ellos, el que lleva mano, quien ya presume tener la candidatura en la bolsa y se placea como el virtual abanderado lopezobradorista en Puebla es Espinosa, también conocido como El JJ.

Con su anexión a Morena, que anunció en septiembre pasado, el alcalde cholulteca suma algo así como su quinta militancia en partidos o expresiones políticas muy distintas y antagónicas.

Es un camaleón, acomodaticio y político de moral ligera, muy ligera.

La confianza que tiene el llamado alguna vez niño naranja, cuando militó en Convergencia, tiene como base el padrinazgo y la cercanía de muchos años con el ex gobernador de Zacatecas Ricardo Monreal.

Eso cree que es su aval y, lamentablemente para la causa de los lopezobradoristas, puede tener razón.

Se supone, así lo han anunciado los dirigentes del partido color terracota, que la definición de candidatos se dará con base en encuestas.

Ese método que tanto utilizó el Partido de la Revolución Democrática (PRD) para legitimar los dedazos, lo repetirá Morena en Puebla.

Y exactamente para lo mismo.

Para legitimar la antidemocracia.

Incluso, concediendo que se trate de estudios demoscópicos legítimos, se tomarán solamente como referentes para apuntalar la decisión cupular.

En este caso, el deseo y aval del mesías o de sus apóstoles.

¿No que Morena es paladín de la democracia directa?

No.

Es un grupo de personas, de fanáticos, siguiendo ciegamente a un caudillo.

En ese grupo, quien más bonito y más seguido le habla al oído a ese adalid tropical, quien le indica qué conviene decidir y cómo definir, en muchos casos, es Ricardo Monreal.

Precisamente en este esquema de Monreal como el “gran elector” en Puebla dentro de Morena, se ha comenzado a reclutar en varios municipios a jóvenes.

El requisito es que tengan algún prestigio o cualidad, para que puedan ser potencialmente candidatos.

No importa que haya que sacarlos del PRI, PAN o debajo de las piedras.

Ese modelo de allegarse a cuadros nuevos, caras frescas, incluso de ideologías y con orígenes partidistas diversos, lo desarrolló con mucho éxito Monreal en sus tiempos en Zacatecas.

En ese esquema construyó el éxito de lo que en su tiempo se denominó el monrealazo.

Esa rebeldía que lo llevó a salirse de su partido político natal, el PRI, para irse al PRD y ganarle la gubernatura a los mismos que se la habían negado en el tricolor.

Luego, se dieron monrealazos en otros lados.

A veces con éxito.

Otros con rotundo fracaso.

De ahí que incluso el ex gobernador priista zacatecano Miguel Alonso Reyes haya sido producto del monrealismo.

El joven político fue fiel seguidor del hoy titular de la Delegación Cuauhtémoc y casi seguro candidato al gobierno de la Ciudad de México.

El esquema zacatecano, de crear una suerte de “establo” – para hacer la referencia boxística– con jóvenes promesas de la política, se reedita ahora en Puebla.

Esto se construye en paralelo a la candidatura de El JJ cholulteca que impulsa Monreal.

Bajo el supuesto de que, a nivel nacional las encuestas favorecen a López Obrador y dan muchos puntos y un crecimiento rapidísimo a Morena, en Puebla comienza a creerse que cualquiera puede ganar con esas siglas.

Incluso los camaleones sin ideales, sin propuestas, sin decoro.

Lástima.

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