Por Guadalupe Juárez  

Aunque parezca imposible, la historia del hombre y el origen de la vida se contienen dentro de cuatro paredes.

En Tehuacán, fósiles, estructuras óseas de dinosaurios, ejemplares de la Reserva de la Biósfera Tehuacán-Cuicatlán y una colección de minerales y meteoritos son alojados en uno de los museos que, a decir del gobernador saliente Rafael Moreno Valle, se convertirán en uno de los más importantes de la entidad poblana.

El número de sus visitantes podrá superar o al menos igualar la cantidad de aquellos que han acudido a Museo Internacional del Barroco (MIB), o el de Los Fuertes de Loreto y Guadalupe.

Se trata del Museo de la Evolución en Tehuacán, que fue inaugurado por el mandatario este lunes, obra que tuvo una inversión de 138 millones de pesos, localizado en el principal acceso al municipio.

“Es un museo de clase mundial”, manifestó el gobernador  en su última gira a Tehuacán.

Y sus palabras no son lejanas de las proyecciones entre las paredes del sitio: piezas de minerales brillantes entre la oscuridad,  un dinosaurio que abre y cierra su quijada –como si en cualquier momento pudiera comerte–, o el  mamut que es cazado por un hombre quien, al tiempo de buscar alimento descubrió el fuego.

Para la construcción del inmueble tuvo que pasar casi todo el sexenio, reveló Moreno Valle, pues desde el inicio de su administración proyectó el museo, pero para concretarlo se enfrentaron a la complejidad desde la compra de ejidos, pasando por la reunión de la museografía, hasta la apertura del lugar.

José Muñoz Bonilla, coordinador Nacional de Centros INAH elogió el trabajo no sólo del nuevo atractivo cultural inaugurado, sino de los demás museos al afirmar que la política cultural del gobierno saliente fue muestra de un proyecto integral “bien pensado”.

Entre fósiles y minerales, en Tehuacán la evolución del hombre es resguardada en cuatro paredes.

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