Las Serpientes

Por Ricardo Morales Sánchez/@riva_leo

A todo mundo le queda claro que se busca esconder una gran mentira detrás del incremento al precio de la gasolina, pues el único que gana es el gobierno federal. Veamos por qué.

De los 15.78 pesos que cuesta la Magna, 3.67 pesos se van a manos del gobierno federal por concepto del famoso IEPS (Impuesto Especial sobre Producción y Servicios), otros 2.12 pesos corresponden al IVA, es decir, 36.74% se va por concepto de pago de impuestos.

Lo mismo ocurre con la gasolina Premium, ya que de los 17.55 que cuesta el litro, 4.16 pesos son de IEPS y 2.36 de pago de IVA, lo que representa 37.18% del total.

El diésel, cuyo valor por litro es de 16.85 pesos, paga de IEPS 5.14 pesos y 2.28 pesos por IVA, un total de 44% de su valor.

Así queda demostrado que el gran ganador con el incremento del precio de la gasolina es el gobierno federal, que disfrazó mediante el gasolinazo una nueva medida recaudatoria para buscar un paliativo a los recortes presupuestales, en vez de recortar el gasto corriente.

Es decir, si no existieran estos impuestos, el precio real del litro de gasolina en nuestro país debería de ser de alrededor de 11 pesos, muy similar al precio del energético en los Estados Unidos, con una ganancia para los empresarios de este sector entre 80 y 91 centavos por litro vendido.

En el año que recién concluyó el gobierno federal logró recaudar sólo por concepto de venta de gasolina y diésel alrededor de 184 mil millones de pesos, cifra que representa casi 2.5 veces el presupuesto del estado de Puebla, o más o menos lo que el gobierno federal destina al gasto de la universidades públicas de nuestro país, sólo por ilustrar el tema con un ejemplo.

Por si fuera poco, el próximo 3 de febrero se aproxima un nuevo gasolinazo con lo cual la Secretaría de Hacienda va a recaudar 73 mil millones de pesos, sólo por concepto de IEPS, durante este 2017.  Un negociazo.

Como siempre, el pueblo es el que paga las consecuencias y se tiene que “apretar el cinturón”; mientras tanto, la burocracia dorada mantiene sus privilegios, como vales de gasolina y el pago de celulares.

Ahí están los números claros y los señalamientos directos de que es un impuesto disfrazado, y creo que eso nos queda claro a la mayoría de mexicanos.

Las clases medias, una vez más, tendrán que pagar los platos rotos bajo la torpe excusa de que se trata de una crisis mundial en la que México está inmerso como parte de los países emergentes.

Y aún queda por esperar los efectos que tendrá la llegada del republicano Donald Trump al poder, quien ya dio muestras de que va a cumplir todas y cada una de sus promesas de campaña; no nos engañemos.

Lo peor está por venir y, faltaba más, hay que recordar el modo de vida de uno de los líderes sindicales más corruptos en la historia de México: el tristemente célebre Carlos Romero Deschamps, sempiterno dirigente del sindicato de Pemex, y sus hijos, lo cual resume de manera clara la gran tragedia que vive este país.

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