Chairazo cholulteca
El pasado 9 de enero, el alcalde de San Pedro Cholula, José Juan Espinosa Torres, realizó una transmisión en vivo al interior del Tren Turístico PueblaCholula, con la finalidad de destacar las bondades del proyecto. No hubo una sola crítica, queja ni denuncia por el costo, desarrollo o ejecución de la obra. Sin embargo, 13 días después, el cholulteca decidió montar otro circo alrededor del tren, pero en sentido inverso. El edil aprovechó para colgar afuera del palacio municipal una gran manta de rechazo contra el gasolinazo y anunció su decisión de no asistir al acto inaugural. En un video que montó en redes sociales, el edil de San Pedro criticó que el transporte costará mil 100 millones de pesos y aseguró que se trata de “un buen proyecto” pero con costos “estratosféricos”. A la par, mandó a sus aterrados empleados a protestar ante el presidente Enrique Peña Nieto. La locura no pasó a mayores. ¿Será?
La amenaza de Antorcha
Aunque los dirigentes del Movimiento Nacional Antorchista pretenden hacer creer que existe una ruptura con el priismo nacional, lo cierto es que la casta de los Córdova Morán, encabezada por el cacique mayor Aquiles, se encuentra en pleno proceso de chantaje-negociación para vender caro su amor con miras a 2018 y enviar un guiño a aquellos aspirantes presidenciales de todos los partidos políticos. El mejor ejemplo de que sólo se trata de una bravuconada es que anunciaron que será hasta 2024 cuando participen en las elecciones presidenciales con su propio candidato. ¿Por qué tanto tiempo? ¿No sería más efectiva una ruptura ahora y lanzar un candidato ciudadano? ¿Acaso se les acabó el parque necesario para obligar al PRI a sentarse en la mesa con ellos? ¿Será?
El progresista Cárdenas
Ahora que Enrique Cárdenas Sánchez está metidísimo en su papel de activista y dejó colgado en el clóset su prestigioso papel de académico –que le ha valido amplios reconocimientos nacionales e internacionales–, sería muy bueno que explicara cómo es que en Puebla anda muy preocupado por las finanzas públicas pero cuando fue corrido de la rectoría de la Universidad de las Américas Puebla dejó un auténtico cochinero. Resulta poco creíble que no estuviera enterado del desfalco de más de nueve millones contra la institución que que se descubrió tras una auditoría, o de las redes de corrupción que vivían al amparo de la universidad. Otro punto que debería dejar en claro son las denuncias de los miembros de la Fundación Jenkins de estar detrás de un “golpe de estado”, con la finalidad de derrocar a su sucesora, Nora Lustig, quien evidenció las irregularidades financieras. ¿Será?
