Rafael Moreno Valle indicó que México necesita dar un giro radical, para defenderse de quienes mienten en nombre del pueblo, como Andrés Manuel López Obrador y el presidente electo de EU, Donald Trump

Por Guadalupe Juárez  

Moreno Valle aún no se despide. Es su último informe y el escenario lo toma como el silbatazo de un juego que apenas inicia.

Por eso no hay despedidas, ni nostalgia, ni tiempo para lágrimas o sollozos. No hay un adiós.

Como si se tratara de un balón, patea sus palabras hacia la portería de sus rivales. Algunos presentes, sin estarlo, otros sentados frente a él.

Al magnate Donald Trump, quien se prepara para asumir el cargo como presidente de los Estados Unidos, y a Andrés Manuel López Obrador, quien por tercera ocasión consecutiva se perfila para aparecer en la boleta presidencial, a este último sin nombrar, lo acusa a la distancia, desde ya, de “mentir”.

“El populismo habla en nombre del pueblo, miente sin pudor alguno, ataca a los que no comparten el pensamiento único y sobresimplifica, tanto problemas como soluciones”, comenta el Ejecutivo poblano.

FOTO9

El discurso pronto se convierte en la antesala para reafirmar sus aspiraciones políticas rumbo al 2018. La bandera mexicana que ondea en las pantallas gigantes  a sus espaldas y  no deja dudas sobre de qué tratará su último mensaje como gobernador del estado. Es la continuación de su juego.

“La sociedad exige un cambio (…) un cambio que defienda a México y a los mexicanos, incluso de Donald Trump. Este cambio con rumbo es posible y en Puebla ya comenzó”, agrega Moreno Valle.

Su tono de voz refleja lo que su cuerpo no. Ahí, inmóvil, parece levantar la mano, mirando hacia sus invitados, entre ellos, Ricardo Anaya Cortés, el presidente de su partido, el PAN, con quien se disputa la candidatura a la Presidencia de la República del próximo año.

Las cámaras no captan las reacciones en la trasmisión en vivo, pero después del desglose de cifras e historias del Sexto Informe de Gobierno, las decenas de cíclopes logran ver cómo ambos personajes estrechan sus manos.

Al líder nacional blanquiazul no le queda más que aplaudir. Sonríe, luego no. Sonríe, luego aplaude. Sonríe, pero calla, mientras los presentes inundan con el vitoreo “Rafa presidente” el Centro de Convenciones de la Ciudad Modelo, en San José Chiapa, una atmósfera distinta a la de otras ocasiones.

FOTO8***

A hora y media de la capital del estado, la frase “Rafa presidente. Rafa presidente” se escucha en cuanto anuncian la llegada del mandatario.

El silencio se hace presente, cuando los aplausos cesan y el hombre, cuyo rostro aparece en el spot que acaban de transmitir sobre dos pantallas, sube al escenario.

Rafael Moreno Valle, quien ganara en 2010 la gubernatura bajo el cobijo de distintas fuerzas opositoras al Partido Revolucionario Institucional −que históricamente había mantenido a Puebla bajo sus colores− se planta en el estrado
detrás del atril.

Ahora son sus colores −entre azules y amarillos− los que pintan cada centímetro del estado oficial.

Sin saltarse el protocolo, inicia con un saludo a los presentes. Nombra a Rosario Robles Berlanga, titular de la Sedatu federal, quien asistió como representante del presidente Enrique Peña Nieto. Luego menciona a cada uno de los 20 gobernadores de otros estados, la lista fluye entre otros funcionarios, empresarios, políticos y su sucesor, José Anto-
nio Gali Fayad.

Antes de mostrar el resumen de sus resultados, el gobernador considera conveniente compartir desde dónde partió su proyecto.

Su memoria viaja a 2010, en su campaña, cuando encontró, relata, “un ánimo social que reflejaba desesperanza en el futuro y vergüenza de ser ciudadanos de un estado ultrajado”.

El mensaje parece atravesar mares y océanos. Algunos dicen que pudo llegar a oídos en España. Los números en el desglose son comparados principalmente con los de su antecesor, Mario Marín Torres, titular de un gobierno −acusa Moreno Valle− “caracterizado por la corrupción, la ineficacia, la creciente deuda pública, la pérdida de inversiones, la emigración por falta de trabajo, el lamentable estado de la infraestructura educativa y de salud, el desabasto de medicamentos, la pobreza extrema (….)”. La lista es interminable.

Un sinnúmero de acciones son mencionadas por el mandatario. Compara ya no sólo con una administración anterior, ahora lo hace con periodos más amplios, “equivalente a lo que no se invirtió” en 15 años, en dos décadas.

Incluso el monto de inversión de las obras que inaugurará en los últimos 16 días de gobierno es comparable. El  cierre de su administración, asevera, es superior. Lo equivalente a lo entregado en nueve meses de la administración anterior, presume.

Entre los logros, también reconoce los pocos avances. Aunque en el rubro de seguridad da números positivos, lamenta que haga falta “mucho por realizar”.

Es ahí donde reconoce que su gobierno mantuvo tres recomendaciones de la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH), ahora ya resueltas. En otras palabras, Chalchihuapan es parte de la historia.

Es en esta parte del discurso donde también acepta que el robo de hidrocarburos que azotó la entidad durante su gobierno, le ha significado un reto; por eso pide a los legisladores federales reformar el artículo 19 de la Constitución,  para evitar que los presuntos delincuentes sean liberados aunque sean capturados por fuerzas estatales.

Enlista más obras, más logros. La numeralia proviene −acota− de terceros y no del mismo gobierno. Por eso cita al Inegi, al Instituto Mexicano para la Competitividad (Imco), así como de A Regional y Doing Business del Banco Mundial.

Las comparaciones continúan. Ahora las cifras de los kilómetros de vialidades construidas lo llevan a afirmar que la infraestructura vial de su administración equivale a la distancia entre Puebla y Canadá.

Ante la mirada expectante de algunos, pareciera responder y atajar cada una de las críticas de sus detractores y opositores.

“Muchos se preguntan: ¿Cómo hemos podido hacer tantas obras sin recurrir a créditos? La respuesta es que disminuimos el gasto corriente de 84 a 68% del presupuesto total…”, la explicación detalla parte de lo que ha sido la administración bajo su mandato.

Ahora los números son nombres. Sergio, Fátima, Héctor, personas que desde su exposición de la glosa de su gobierno lo acompañan en el estrado. Sus historias le permiten mostrar los logros traducidos en beneficio de la gente, asegura cuando habla sobre ellos.

A los 30 minutos de iniciar su intervención, aparecen los agradecimientos. Primero hacia “sus paisanos”, luego a sus colaboradores, a sus padres, a su abuelo y a su esposa Martha Erika Alonso. Agradecimiento que podría traducirse como una segunda estrategia del juego que ha comenzado.

 

***

Las palabras no son una despedida. No suenan a un adiós, al contrario, pareciera anunciar una nueva meta. Un nuevo plan. El nuevo juego.

“Juntos enfrentamos intereses creados, prácticas clientelares, decisiones difíciles para hacer más eficiente al gobierno, obstáculos administrativos, políticos y retos financieros. Unidos logramos remontar las dificultades para alcanzar los resultados que hoy informamos. Unidos, sociedad y gobierno recuperamos el orgullo de ser poblanos”, menciona con fuerza y sin titubear.

Su mente ya no está en la entidad, se traslada a las banderas que ondean digitalmente a sus espaldas.

“Con la fuerza del cambio, lo mejor para México está por venir”.

Por eso éste escenario no es una despedida.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *