Esfera Pública

Por Elias Aguilar / @Elyas_Aguilar

Algo severo debe estar pasándole al PRI, que está cometiendo el error más grave de un partido. ¿Quieren verlo de cerca?

Primero, hablemos de pruebas contundentes: en 2016, Tony Gali ganó la votación de gobernador con el 45.3% de los votos, y el PAN se colocó en Puebla como la primera fuerza electoral, aunque aliado con otros partidos, pero como principal referente. El PRI con Blanca Alcalá logró 33.5% de los votos en el segundo lugar y, en el tercero, Morena y su candidato, Abraham Quiroz, obtuvieron 9.5% de los sufragios emitidos.

Este resultado se dio hace ocho meses. Se esperaría que el Revolucionario Institucional ya hubiera tomado el rol de oposición en el mercado electoral del estado. Explico: el mejor punto de partida para una campaña es el de oposición, porque favorece la contrastación de discursos. En otras palabras, es más fácil que el ciudadano decida su voto si mira la elección como un ring con dos contendientes fuertes, con rasgos bien diferenciados.

Ahora mismo, el PRI cuenta con ocho diputados en el congreso local, otra vez segunda fuerza después del PAN, que tiene 14. Además, el tricolor gobierna en 86 de los 217 municipios del estado. Esto deja ver que el contrincante está debilitado, pero no manco: hay suficiente fuerza para tener el rol de oposición crítica.

Entonces, ¿qué le sucede al PRI, que no está defendiendo su esquina? Tal vez los priistas están acostumbrados a operar para que las cosas caminen a favor de quien gobierna y les salpique beneficio personal, sacrificando al partido. Otra explicación es que se sienten abandonados a su suerte por el gobierno federal; están distraídos en sus reclamos.

Lo que el partido no está mirando es que dejó su esquina vacía y ya hay quien está poniendo su banquito. Sí, Morena. No ganó ni ayuntamientos ni diputaciones, pero está ocupando el espacio de la oposición en Puebla.

Miren al aspirante: José Juan Espinosa ganó la Presidencia Municipal de San Pedro Cholula, como representante de Movimiento Ciudadano dentro de la coalición Puebla Unida que encabezó el PAN en 2013. Pero en septiembre de 2016 renunció a Movimiento Ciudadano para sumarse a Morena y en automático le dio la ilusión óptica de un triunfo a ese partido sin haber competido en la elección.

Morena va a la alza en el estado, potencializado por el gasolinazo del pasado mes de enero y José Juan Espinosa está aprovechando los espacios comunicacionales en redes sociales para ubicarse como la alternativa de cambio en Puebla, alineado con el posicionamiento nacional de ese partido y de López Obrador, con campañas que destacan que en Cholula las obras se consultan y que el agua no se privatiza, entre otros mensajes. También los espacios de su tercer informe de labores fueron aprovechados para difundir la idea de un gobierno participativo y de paso señalar la necesidad de un mejor estado.

Esta semana se subió a la agenda de medios al rechazar la reforma a la Ley del Agua, un tema difícil de entender para el ciudadano común, pero que, mirando hacia el ring, se simplifica al colocar a Espinosa en la esquina del interés del pueblo. Así lo entienden los electores.

Incluso, el presidente municipal de San Pedro Cholula presentó ante la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) una controversia constitucional contra la reforma de la Ley del Agua. Es claro que busca oportunidades mediáticas que le pueden dar elementos para construir narrativas de cambio en el estado de Puebla.

¿Queda claro el error? El PRI está regalando su lugar privilegiado y permite que lo ocupe un partido que no cosechó municipios ni diputaciones. Y, el colmo: el partido tricolor lleva más meses desperdiciando su capital, que Espinosa militando en Morena.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *