Esfera Pública

Por: Elias Aguilar / @Elyas_Aguilar

 

Tony Gali enfrenta el desafío de satisfacer las expectativas de los poblanos que lo eligieron a fin de que lo apoyen con su voto por el PAN en 2018, una elección sin precedentes.

Es un hecho que ganó la elección de gobernador de Puebla del 2016 de una forma contundente. Con 869 mil votos, registró a su favor el 45.2% de sufragios que emitieron los votantes el 5 de junio de 2016, dándole una ventaja de más de 220 mil votos sobre la candidata del PRI-PVEM-PES, Blanca Alcalá, quien logró más de 643 mil sufragios.

Y no sólo ganó en la votación en general, también se puede ver la ventaja que logró en 22 de los 26 distritos electorales del estado.Destacan los distritos XVII de la ciudad de Puebla y XVIII de Cholula, donde se impuso con una distancia de dos a uno sobre su más cercana competidora.

Es importante ubicar la elección de gobernador de Puebla en el contexto de los procesos electorales que simultáneamente se realizaron en 12 estados en junio de 2016. El primer rasgo de este entorno es que la mayoría de los electores votaron por un cambio de partido. Para ser precisos, los ciudadanos truncaron la expectativa de continuidad del partido que los gobernaba en ocho estados: Aguascalientes, Chihuahua, Durango, Oaxaca, Quintana Roo, Sinaloa, Tamaulipas y Veracruz.

Puebla se ubicó entre los cuatro estados que votaron por la continuidad junto con Hidalgo, Tlaxcala y Zacatecas. Entre las cuatro entidades, Gali, con los 12 puntos porcentuales de margen respecto de su más cercana competidora, se ubicó como la segunda mayor distancia, sólo por debajo del trecho de 15 puntos registrado por Omar Fayad en Hidalgo.

Las expectativas de gobierno

Cuando hay un triunfo relativamente holgado, casi de manera natural los electores fincan altas expectativas acerca de la actuación del nuevo gobernador. En el caso de Tony Gali, aparentemente se dificulta el cumplimiento de éstas dado el corto periodo de su gestión, escasos 22 meses.

En sesiones de grupo, las principales expectativas hacia él son, en primer lugar, que siga trabajando como lo venía haciendo el hoy ex gobernador Rafael Moreno Valle, especialmente esperan que siga con las obras de infraestructura que marcaron su gestión, ahora enfocada hacia el interior del estado.

En segundo lugar, surgen los renglones de seguridad y empleo, temas de índole nacional, pero no menos relevantes; los electores esperan, en el caso de la seguridad, que se acaben los asaltos en la vía pública y en el transporte público que aquejan especialmente a los habitantes de la zona conurbada de la ciudad de Puebla. Además, dentro de este tema, quizá no tanto porque a los votantes les afecte de manera directa pero sí a la imagen del estado es el asunto de los huachicoleros o chupaductos. La percepción generada en el país consiste en que Puebla es el principal lugar donde se roba la gasolina de los ductos de Pemex.

En tercer lugar, como una aspiración de cambio en el estilo de gobernar, los electores poblanos esperan un mayor acercamiento del gobierno –el gobernador– con los diferentes sectores de la sociedad, especialmente los más necesitados. Si bien hay un reconocimiento al trabajo del ex gobernador Moreno Valle, también lo percibieron alejado de la gente.

El reto electoral

Los comicios de junio de 2018, donde se votará por presidente de la República, senadores, diputados federales, gobernador, presidentes municipales y diputados locales, representa un reto electoral sin precedentes para Tony Gali por dos razones.

Por primera vez concurren dos tipos de elecciones, federal y estatal y la elección presidencial afectará o contaminará los temas de la elección local por el peso comunicacional, es decir, los temas presidenciales tenderán a adquirir mayor resonancia y los temas locales perderán magnitud tanto en la agenda mediática como en las discusiones y, por lo tanto, habrá que estimar el tamaño de un voto en cascada promovido por las campañas federales, que ya hemos experimentado, cuando la campaña presidencial determina la votación que obtienen los candidatos a senador y diputado federal; esta vez el fenómeno tendrá una dimensión aún mayor por la concurrencia del voto para los puestos legislativos y del Poder Ejecutivo en el estado.

En segundo lugar, el 2018 es un reto sin precedentes para el equipo del gobernador Gali, pues su adversario frontal no será el PRI, que hasta el 2016 se mantuvo como segunda fuerza política electoral, sino Morena y Andŕes Manuel López Obrador. Por más que el tema de Trump le haya dado un respiro a la alicaída imagen del presidente Peña Nieto, difícilmente se trasladará a un repunte electoral del PRI en el país y en Puebla en lo particular. Si las condiciones electorales se mantienen como se han configurado hasta el momento, la aspiración de cambio puede repercutir en voto en cascada a favor de Andrés Manuel López Obrador, que de repente resulte en presidentes municipales, senadores, diputados federales y, por qué no, un gobernador de Morena en el estado de Puebla.

Tabla Gali

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *