La Loca de la Familia
Por: Alejandra Gómez Macchia / @negramacchia
El sexenio de Rafael Moreno Valle terminó, y muchos están festejando.
Otros lo van a extrañar.
Los que festejan son aquellos que no se sintieron “beneficiados”. Los que no tuvieron el cobijo del padre protector. Los que no pudieron dormir la mona entre sábanas de 500 hilos de algodón egipcio.
En este conjunto pueden entrar algunos campesinos, varios vecinos que “sufrieron” las molestias de sus obras y tres o cuatro (o cinco) periodistas. Sobre todo los que gozaron de una bonanza insólita con Mario Marín.
Para ellos: los Núñez, los Aurelios Fernández, los Aroches y los E-Consulta’s, hoy es un día jubiloso. El día en que se terminó su sexenio más negro. Porque eso sí; el duro oficio de pegarle diario al gobernador es muy cansado (y hasta oneroso). Más cuando todos sus vaticinios y predicciones se difuminaron conforme pasaron los meses y los años.
Sus Palantires, sus bolas de cristal y sus golpes de tarot fallaron siempre.
Supongo que para algunos el nombre de Rafael Moreno Valle es sinónimo de una calamidad casi parecida a la peste bubónica. Una enfermedad crónica y degenerativa que los dejó, o bien famélicos, o bien tumefactos de tanta ansiedad.
Pero hay que concederles algo: ser la parte antagónica tiene su mérito. En casos legítimos podría ser considerado hasta un acto heroico… lo malo es que su postura “irreverente” y contestataria nació sin legitimad por la mancha consabida del pasado: el abullonado cojín rojo-burdel del marinismo.
Existen otros que también celebran la salida del “Gran Tirano”. Personajes tan ambiguos como el buen Arturo Rueda, que durante el sexenio desveló descaradamente su dualidad esquizofrénica, ya que todos fuimos testigos de cómo oscilaba entre el amor y el odio: daba una cacheta y a continuación ofrendaba un ramillete de besos. Una mañana amanecía dispuesto a embestir como Miura, y por la tarde terminaba genuflexo.
Rueda montó dos escenografías para el sexenio: la pradera verdecita donde le bailaba polkas al “Rey” como un inocente y dócil Hobbit, y el oscuro paso en las minas donde a la menor provocación soltaba a sus troles y a sus orcos…
¡Ha muerto el Rey!, dice el lugar común.
Yo digo que no ha muerto. Al contrario; Moreno Valle hoy es una fuerza en gestación sin forma definida.
El Saurón de la historia.
Un ojo sin párpado preparando su propio ejército para la nueva guerra.
