Los guisantes de Mendel
Por Victor Florencio Ramírez Cabrera
Uno de los grandes temas que ha revivido la liberalización del precio de la gasolina es la propuesta de construir refinerías para abastecernos de gasolinas, bajo la creencia de que eso reduciría su precio.
Entre la información que circula hay mucho que es necesario puntualizar, pues son temas que requieren, más allá de la conclusión simple y errónea, un análisis un poco más profundo.
Una sentencia común es que algo estamos haciendo mal pues, Japón, sin ser un país petrolero, tiene 28 refinerías o Estados Unidos tiene 150, pero México sólo seis y deberíamos tener más capacidad de refinación.
Curiosamente, quienes proponen emular esa condición de Japón o USA son opositores de la reforma energética. Esta es una evidente contradicción. Me explico: De las 28 refinerías de Japón, solo seis son de una empresa estatal (por cierto, cuentan con capital privado), mientras que de las de USA ninguna es propiedad del gobierno.
Antes de la reforma esto hubiera sido imposible, ahora la reforma permite que los privados inviertan en el sector. Y ya hay varios con proyectos para hacerlo. Sin la reforma, el ejemplo que ponen de Japón o USA sería imposible.
Segundo asunto: se insiste en que deberíamos tener nuestras refinerías al 100 % de su capacidad ¿Es posible esto? La realidad es que, aunque puede haber premeditación en el asunto de subutilizar las refinerías para incrementar la importación, sucede que nuestra capacidad de refinación tiene más de 30 años de haberse construido, para las condiciones de los años 70’s y para el crudo que se producía entonces. La refinería de Salina Cruz, la más reciente, inició operaciones el mismo año que inició la extracción de Cantarell. La producción de este yacimiento va en franco declive y aunque se han reconfigurado algunas de las refinerías, el crudo que se extrae en México no tiene las condiciones para las que fueron construidas las refinerías. Algunas refinerías han recuperado parte de su capacidad, pero nuestro crudo y de hecho, en futuro no muy lejano se importará petróleo ligero para operar en mejores condiciones las refinerías.
Otro de los temas que tocan es que, al tener refinerías, sería más baratas las gasolinas, o que la operación de las refinerías si es negocio, como lo es para privados y no para PEMEX, que pierde más de 100 mil millones de pesos anuales.
Hagamos aquí una comparación de una refinería bajo el esquema normal (Minatitlan) con una de PEMEX con un esquema de participación privada (Deer Park):
Primero, Minatitlán tiene 4,000 empleados y capacidad de refinación máxima de 190 mil barriles diarios[1]. O sea, una productividad de 47.5 barriles por empleado, mientras que Deer Park tiene 1,500 empleados y capacidad para 273 mil barriles diarios[2], productividad de 182 barriles por empleado al día. El costo de tener más empleados se traduce en incrementos del costo de los productos finales (la gasolina) y este es el esquema de PEMEX que muchos, con la bandera del nacionalismo, piden que se replique.
Las soluciones aquí son dos: o incrementamos la capacidad con la misma cantidad de empleados (cosa que tomará algunos años e inversión millonaria) o disminuimos la cantidad de empleados. Prepárese si esa es su opción, a ver miles de trabajadores de PEMEX sin trabajo ¿le gusta? Supongo que no.
Aquí, de nuevo, el discurso opositor a la reforma energética entra en una brutal contradicción: ¿Más empleos? ¿gasolina más barata? ¿refinerías como las de Japón pero sin su modelo de inversión privada? Podemos decidir por cualquiera de estas, pero todas NO es posible.
Finalmente, la propuesta de construir cinco refinerías consiste en distraer entre 25 y 50 mil millones de dólares del gasto público para, supuestamente, tener gasolinas baratas y contaminar a bajo costo. Esa inversión (gubernamental como la proponen) ¿de donde saldría? ¿de algún impuesto como el que ocasionó el “gasolinazo”? Y ya no hablemos del tiempo de construcción.
¿Imagina lector que esta inversión se hiciera en energías limpias?
Al costo más bajo de las subastas de largo plazo que se hicieron el año pasado (300 millones de dólares por un gigawatt) los 25 mil millones equivaldrían a unos 83 gigawatts de energía limpia, lo que generaría unos 121 mil gwh, más de la mitad del consumo eléctrico del país en un año, con energía limpia.
¿No valdría la pena invertir ahí (que es una apuesta de largo plazo y limpia) y crear mecanismos de mercado para incentivar en corto plazo la movilidad eléctrica?
Considero que con visión de Estado a largo plazo, esa debería ser la apuesta, no refinerías.
[1] (http://www.ref.pemex.com/files/content/03transparencia/RC/REF01.pdf
[2] http://www.shell.us/about-us/projects-and-locations/deer-park-manufacturing-site/about-shell-deer-park.html
