Los Guisantes de Mendel
Por Victor Florencio Ramírez Cabrera
El 27 de septiembre de 1960 el entonces presidente Adolfo López Mateos nacionalizó Luz y Fuerza del Centro, acto con el cual se materializaba la nacionalización de la industria eléctrica.
Después de eso y durante varias décadas, la generación de electricidad estuvo reservada al Estado y nadie mas que el gobierno podía producir energía eléctrica ni hacer actividades relacionadas con la misma.
En este tiempo no importaba si alguien desarrollaba métodos de generación, tecnologías o sistemas mas eficientes relacionados al modelo eléctrico: para ser aplicados, debía hacerse por medio del monopolio de Estado.
Ya fuese por la ideología estatista o la idea de que reservar al Estado el manejo del sector energético garantizaba la soberanía y la seguridad nacional, pero el sector se mantuvo en manos del Estado por muchos años.
El problema del Estado es que tiende a volverse burocrático, improductivo y su prioridad no es la eficiencia. No podemos condenar del todo el modelo, pues tuvo una ventaja: somos de los países con la mayor cobertura eléctrica del mundo.
Durante algunos años, algunos privados entraron a vender energía mediante CFE, pero no había otra forma de hacerlo. Si eras un pequeño productor, podías inyectarle a la red tu energía, balancear esa energía con la que consumías y tener ahorros o tarifas más bajas. Pero si producías más de lo que consumías, la energía iba de regalo al Estado, pues no te pagaban el excedente.
En los días recientes fueron aprobado en el seno de la Comisión Reguladora de Energía, los nuevos métodos de interconexión para los pequeños productores, quienes pueden ofrecerle hasta medio megawatt a la red. Ahora quienes generan más de lo que consumen podrán venderle los excedentes a la red y lo harán a un precio conveniente.
Generar en el sitio de consumo tiene ventajas: disminuye la cantidad de cable e infraestructura necesaria para llevarla al lugar donde se consume, con todo lo que eso significa. Generar en el mismo lugar tiene ventajas para quien administra la red y el costo puede ser más alto que el de la energía que se genera a kilómetros de donde se consume. Además, abona a la seguridad energética.
Esto va a cambiar el paradigma de la red eléctrica y de los usuarios ¿Por qué? Básicamente dos razones:
Primero, se acabó el monopolio y no sólo los grandes generadores podrán vender energía, sino que quien consume ya podrá ser pequeño productor también, tener ingresos por esa energía y quien administra la red le deberá pagar.
Pero la otra razón y no menos importante: la principal fuente de energía distribuida es la solar, que no requiere combustibles con disponibilidad finitos y costosos, por lo cual, una vez instalado el sistema fotovoltaico, su único costo es el de mantenimiento.
La energía solar fotovoltaica resultó la más barata en las subastas que hizo el gobierno federal, producto de la reforma energética. Además, la energía solar fotovoltaica es la que más empleo genera, aunque sea la de más bajo costo. Tan sólo en Estados Unidos el año pasado cinco por ciento de los empleos nuevos fueron por energía solar y en California crearon cerca de cien mil empleos por energía solar.
Las nuevas modalidades de interconexión prometen, entonces, un crecimiento acelerado de la energía limpia, mediante energía solar fotovoltaica. Deja de ser un asunto exclusivo de cuidado al ambiente y se convierte en uno de competitividad y lógica económica. Esto ayudará a cumplir con los objetivos que tenemos como país para generación de energía limpia, pero también a usar, de verdad, el sector energético como palanca de desarrollo, sin la contaminación de los hidrocarburos.
Es un cambio de paradigma, que rompe con los esquemas del monopolio, fortalece al mercado y mejora en muchos sentidos al sector energético. Sólo falta la publicación de las disposiciones. Felicidades a la Comisión Reguladora de Energía.
