Como una respuesta al coro de: “Tony, Tony, Tony”, el gobernador mantuvo su discurso en una línea que se resume en tres palabras: inclusión, conciliación y tolerancia
Off The Record
Por: Ignacio Juárez Galindo
El coro marcó el inicio de la nueva etapa: “Tony, Tony, Tony”.
Miles de voces y manos al unísono.
Tony es el hombre, el centro y la base del nuevo poder en Puebla.
Él lo sabe y lo deja muy claro en su discurso de toma de protesta en el Auditorio Metropolitano.
Sabe que la política, su política, es un juego de poder y de grupo, por eso en su evento, en su día, tiene cabida su amigo.
Por eso aplaude cuando los mismos que lo ovacionaron antes, ahora gritan: “Rafa presidente, Rafa presidente”.
Pero hay un nuevo giro.
Un nuevo estilo.
Por eso, José Antonio Gali no duda en pronunciar las palabras malditas: inclusión, conciliación y tolerancia.
Todos caben, todos son bienvenidos.
Por esa misma razón asegura tajante que sus 22 meses de gobierno serán el margen para consolidar la transición democrática en Puebla, la misma que inició en 2010.
Sin titubear sabe lo que Puebla necesita y no duda en aseverarlo ante sus miles de invitados y sus homólogos de 17 entidades.
Tony es el hombre. Lo sabe.
Por eso tampoco teme mostrarse tal cual es en su acto protocolario.
Por eso se desborda su emoción cuando pide el respaldo y un frente común para apoyar a Enrique Peña Nieto ante la amenaza, ante el maremoto llamado Donald Trump.
Por eso sus palabras llevan el anuncio de obras, obras, obras y más obras en todo el estado. No escatima lugares. Lo mismo está considerada la unidad habitacional Manuel Rivera Anaya que la Sierra Negra o la Mixteca.
Pero un eje atraviesa todo. Más allá de las obras, más allá de los anuncios, incluso más allá del juego de poder al que estuvimos acostumbrados en el pasado. La frase retumba en el Auditorio Metropolitano: Puebla es la casa donde cabemos todos. La tríada de palabras aparece nuevamente como la marca del estigma de Tony Gali: inclusión, conciliación y tolerancia.
Tony lo sabe.
El centro del poder poblano tiene nuevo jefe.
Y la gente lo sabe y lo reafirma en el grito: “Tony, Tony, Tony”, el mismo que termina por desvanecerse no sin dejar en el aire la sensación de que todo ha cambiado.
II
En una playa de Acapulco, en el verano del 2006, José Antonio Gali Fayad cambió para siempre su destino.
En ese momento no lo sabía, pero el pacto que selló con Rafael Moreno Valle lo tiene ahora como el hombre más poderoso en la entidad poblana.
Sin embargo, su historia no ha sido fácil. Menos con un jefe tan exigente al que tuvo que demostrarle capacidad, liderazgo y honestidad. La tríada perfecta que lo catapultó primero como presidente municipal de Puebla y después como el gobernador número 125 de la entidad.
Con un proyecto desglosado en 22 puntos bajo el brazo, la promesa de llevar la transformación al interior del estado, la cercanía permanente con todos los sectores –con encuentros programados de manera trimestral– pero sobre todo con su carácter afable e inclusivo, ayer tomó las riendas del cuarto estado más poblado del país.
Tony Gali ha dejado en claro los rasgos generales de lo que será su gobierno.
Obras, obras y más obras.
Pero las palabras son únicas. Y, si se quiere, radicales.
“Podremos disentir y pensar diferente”, dice, “pero lo importante es que podamos coincidir… para sentir igual. Aceptemos entonces que nos necesitamos unos a otros para ser y para hacer”.
Todo eso, agrega, nos debe llevar a seguir con la transformación de Puebla.
Es un nuevo sello.
Un nuevo estilo de gobierno.
Un nuevo nombre.
Pero también una aclaración: el nuevo gobernador pide que le sigan llamado Tony, Tony Gali.
III
Extraño y enigmático es el poder.
31 de enero de 2017. Rafael Moreno Valle ejerce los últimos instantes del poder con todo su estilo, su firmeza, su orden, su estrategia, su visión y sus extremos.
Es un político en el que no hay medias tintas.
1 de febrero. José Antonio Gali es el nuevo centro del poder.
IV
El puente de oro con el gobierno federal seguirá adelante sin ninguna variación.
Gali no escatima agradecimientos y elogios.
En un momento cumbre, llama a todos –con la emoción de un hombre de poder en plenitud– a cerrar filas con el jefe del Estado mexicano. “Démosle fuerza y apoyo en estos momentos difíciles”, pide a los asistentes.
El peñanietismo y su gabinete federal tienen en Puebla a uno de sus mejores aliados.
V
La nomenclatura morenovallista sigue ahí, pero ha sufrido una mutación.
No es un gobierno, ni un sexenio. No es la persona.
Es el proyecto y la certeza de que debe mantenerse con vida.
Por eso, cada pieza ha sido debidamente acomodada y fortalecida.
Tony era la pieza fundamental para darle continuidad al proyecto: amable, conciliador.
Atrás quedó la mano dura que se requería para dar cauce al proyecto: romper el establishment para crear uno nuevo.
Atrás quedó el orden que sólo puede dar firmeza al cambio.
En el Auditorio Metropolitano aparece el “Moreno Valle, presidente”.
El aplauso unánime.
La manifestación espontánea.
Pero ahora van por la parte que falta: alguien más cercano, que limpie asperezas, que reconcilie, que construya el acercamiento.
Gali es contundente: Mi gobierno será un gobierno con amplio sentido social.
El mar de gente que desbordó el recinto es el primer reflejo.
Las puertas están abiertas.
El nuevo estilo de gobernar surge poderoso.
Son tiempos del cambio.
VI
Uno corre por la pista más difícil: la presidencial.
Otro corre por la vía más interesante: la construcción de un gobierno incluyente.
En ambos, es claro, no hay cabida para el priismo.
Mucho menos para el marinismo.
Quienes quieran construir será en otra lógica.
Los tiempos han cambiado.
Desde el terremoto de 2010, una nueva lógica del poder se ha impuesto.
El establishment ha cambiado.
VII
El recinto es la pista por donde circulan los muertos vivientes.
Gali es capaz de aglutinar a todos los periodistas.
Los opositores, los biliosos, los priistas disfrazados de periodistas, los reporteros marinistas de sangre pura, los pejistas, los izquierdistas, los oficialistas. Todos tienen un lugar en el recinto.
La mano está tendida en busca de ser estrechada.
Los medios son el reflejo de que las cosas han cambiado.
VIII
Moreno Valle evita los reflectores.
Es el día de Tony Gali.
Su pista esta en otro lugar.
No hay ansias de control.
Al frente del gobierno está su amigo.
No es ignorante de la lógica del poder.
Pero en este caso, no hay cuchillos largos.
La amistad, la lealtad, los intereses comunes se imponen.
Ambos, cada quien a su estilo, reflejan con precisión esa vieja frase de Lázaro Cárdenas, plasmada por Julio Scherer en uno de sus libros: en el lomo son capaces de sentir hacia donde sopla el viento del poder.
Ambos, cada quien a su estilo, serán animales de poder por el resto de sus días.
