Disiento

Por Pedro Gutiérrez /@pedropanista

Manuel Gómez Morín fue una de las mentes más brillantes del México del siglo XX. Que haya fundado al PAN en 1939 fue una de tantas aportaciones a la vida pública del país, pero no la única. Miles de calles o escuelas en México bien podrán honrarlo con su nombre y apellido, pero haber fundado el PAN –a la postre el partido político opositor al PRI-gobierno más sólido del siglo pasado- lo vetó para ese tipo de conmemoraciones. Nacido en Batopilas Chihuahua un 27 de febrero de 1897, esta semana que termina lo recordamos en un aniversario más de su natalicio.

Los panistas lo honramos –casi veneramos- por haber fundado al PAN, efectivamente. Pero antes que fundador de Acción Nacional, Manuel Gómez Morín fue un abogado brillante, parte de esa lúcida generación denominada de los 7 sabios o generación de 1915, en la que departió con Vicente Lombardo Toledano, Alberto Vásquez del Mercado, Alfonso Caso, entre otros. Muy joven, ocupó la cartera de la Oficialía Mayor y la Subsecretaría de Hacienda; en 1926 fue uno de los redactores de la primera Ley de Crédito Agrícola, y bien vale la pena destacar este episodio en la medida que no pocos ignorantes tildan a Gómez Morín de ser un activista derechista de la época, siendo todo lo contrario: liberal por definición, creía ciegamente en la dignidad de la persona humana, las libertades civiles y también la justiicia social mediante la premisa del bien común.

Pocos saben que Manuel Gómez Morín fue Rector de la Máxima Casa de Estudios, la Universidad Nacional; y no sólo eso, sino que encabezó los primeros esfuerzos para consolidar la autonomía de la concitada universidad, conferida por decreto de ley del Congreso de la Unión. ¿quién iba a imaginar, siguiendo el script de los trasnochados populistas mexicanos, que la autonomía de la UNAM se debe al fundador del PAN?

Otra institución formada, forjada y consolidada por nuestro homenajeado es el Banco de México. Dice Javier Garcíadiego que la misión de Gómez Morín en este tema no era la mera creación del banco central, sino la reingeniera completa del sistema financiero mexicano que estaba en la ruina despúes de la revolución mexicana. Al cabo de forjar la idea, el chihuahuense es nombrado Director del Banco de México, y en una misiva a José Vasconcelos le escribe:

“Naturalmente, la nueva designación me obliga a trabajar como burro y como no está remunerada, mi despacho está resintiendo las consecuencias. Pero el honor es positivamente enorme, las posibilidades de hacer cosas útiles son ilimitadas y yo estoy de verdad muy agradecido por la oportunidad que se me ha dado de intervenir activamente y ya sin el lirismo de discursos, en la vida económica de México.”

Dejo al lector algunas frases del enorme constructor de instituciones al que hoy rendimos homenaje, tanto panistas y no panistas:

Será más firme nuestra amistad cuando resulte de una convicción común que confirma ahora nuestra asistencia aquí con el unánime y exclusivo deseo de servir a nuestro país.

(En relación a la fundación del PAN): Recordar constantemente que aquí nadie viene a triunfar ni a obtener; que sólo un objetivo ha de guiarnos: el de acertar en la definición de lo que será mejor para México.

Las ideas y los valores del alma, son nuestras únicas armas; no tenemos otras, pero tampoco las hay mejores.

Que no haya ilusos, pues, y que no haya desilusionados.

(En relación a la obtención del poder): En cuanto a llegar al poder, basta recordar cuántos lo han alcanzado para el mal y cuántos lo han tenido para hacer nada. Lo importante no es el poder, si no aquello para lo cual debe servir el poder.

 “Es verdad que la hostilidad injusta no entibia, antes enardece y exalta”.

 Y finalmente ésta, que lo define casi a sí mismo como persona, en cuanto a su misión y visión en el ámbito de la vida pública:

El dolor de los hombres es la única cosa objetiva, clara, evidente, constante. Y no el dolor que viene de Dios, no el dolor que viene de una fuente inevitable, sino el dolor que unos hombres causamos a otros hombres, el dolor que origina nuestra voluntad o nuestra ineficiencia para hacer una nueva y mejor organización de las cosas humanas.

 

 

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