Encrucijada
Por Luis Antonio Godina
En México –como apuntamos en la entrega anterior– desde 1997, cuando la Cámara de Diputados dejó de tener a un grupo parlamentario con más de 251 legisladores, la oposición ha tenido la posibilidad de incidir en las reformas que tocan a los mexicanos.
La facultad exclusiva de la Cámara de Diputados para aprobar el Presupuesto de Egresos de la Federación es el ejemplo más claro que un gobierno dividido permite lograr acuerdos.
Así las cosas, en los tres años de la LVII Legislatura, de 1997 a 2000, cuando la mayoría legislativa la tuvo la oposición, el porcentaje de aprobación del Presupuesto de Egresos fue superior al 70 %.
En 1997 la aprobación alcanzó el 73%; en 1998, 72%; en 1999, 73%.
A partir del año 2000 los porcentajes se incrementaron notablemente: en 2000, los votos a favor fueron 95%; en 2001, 100%; en 2002, 99% y en 2003, 90%.
La consultora Integralia refiere en su estudio La Negociación Política del Presupuesto en México 1997-2012 que: “durante la década de los 90 la oposición solía votar, de manera sistemática, en contra del PEF. Es importante recordar que justo a mediados de esa década, México atravesaba por una crisis económica severa. Los presupuestos de egresos entonces planteaban ajustes drásticos al gasto, lo que ocasionaba inconformidad entre los partidos de oposición que votaban en contra como una forma de rechazo no sólo al presupuesto sino al régimen político controlado por el PRI”.
Pero este rechazo sistemático mutó a acuerdos y al menos en cinco ocasiones de 1997 a la fecha PRI, PAN y PRD aprobaron el Presupuesto de Egresos, aunque entre PRI y PAN hubo alianzas la mayoría de las veces.
La única ocasión en que PRI y PRD construyeron un acuerdo culminó con un Presupuesto vetado por el Ejecutivo.
En 2012, el PEF tuvo 460 votos a favor; en 2013, 466; en 2014, 457; en 2015, 461; en 2016, 438, de PRI, PAN y PRD, además de grupos minoritarios, como PES, PVEM, Panal y Movimiento Ciudadano, además del diputado independiente Manuel Clouthier.
Esos son los números de una de las tareas fundamentales de los diputados: el Presupuesto de Egresos.
Y aquí, como en muchas otras cosas, han logrado los legisladores ponerse de acuerdo.
El gobierno dividido invita a la reflexión, a la construcción de acuerdos y a edificar el futuro.
Todos los que estamos en la vida pública debemos poner de nuestra parte para lograr los acuerdos y ponernos por encima de los intereses mezquinos y personales.
