Por: Guadalupe Juárez / Fotos: Ángel Flores
El diputado federal Eukid Castañón Herrera recriminó al legislador local Mario Rincón González no haber combatido el robo de hidrocarburos desde los cargos públicos que ocupó durante el sexenio morenovallista, luego de que declarara que la gestión de Antonio Gali Fayad ha dado más resultados que su antecesor en lo que se refiere a este ilícito.
En entrevista otorgada en la sesión de este martes en la Cámara de Diputados, Castañón Herrera calificó la opinión del diputado local como “irresponsable” y le dijo que cualquier comentario al respecto tendría que ser a manera de autocrítica, pues él ocupó diversos puestos dentro de la gestión de Rafael Moreno Valle relacionadas con la seguridad de la entidad.
“Yo quisiera saber: ¿qué va a hacer el diputado (local) Mario Rincón ahora que es presidente de la Comisión de Seguridad (en el Congreso del estado)? Lo único que está haciendo es dar declaraciones completamente irresponsables en las que, adicionalmente, se lastima él mismo; la verdad, es lamentable”, indicó el diputado federal.
Castañón Herrera recordó que Rincón González fue subsecretario de Gobernación y Protección Civil al inicio de la administración de Moreno Valle, además de su paso como secretario técnico del Consejo de Seguridad Pública y en el Ayuntamiento capitalino como secretario de Gobernación Municipal.
Sin embargo, para el integrante de la LXIII Legislatura de la Cámara de Diputados federal, la administración del ex gobernador Moreno Valle “actuó de manera responsable” en el combate de este ilícito y – consideró– que las condiciones son distintas entre una gestión y otra.
Lo anterior, debido a que la administración pasada estaba enfocada en aplicar medidas de protección civil ante el registro de fugas de combustible, así como en combatir la venta del hidrocarburo robado en las gasolineras de la entidad poblana, mientras que Gali Fayad se enfrenta a una “transformación” del problema al incrementarse la venta de la gasolina extraída ilegalmente.
“El problema en la gestión de Rafael Moreno Valle tenía que ver con la ordeña; es decir, se vendía o comercializaba en empresas y en las propias gasolineras, por lo que es difícil abatirlo y entonces tienes que enfocar los esfuerzos en materia de protección civil y proteger a los ciudadanos de estas fugas. En la gestión del gobernador Tony Gali se ha transformado el problema; ya no sólo es la ordeña, sino un asunto de la comercialización. Este último problema –agregó– puede ser la razón del por qué la actual administración ha logrado incautar más litros de combustible robado.

Robo de ductos sufre proceso de trasformación
El robo de combustible no sólo ha crecido por el aumento en el número de tomas clandestinas, sino por la comercialización de la gasolina robada y de la inserción de grupos criminales en el tejido social, por lo que es muy difícil erradicarlo, expuso el diputado federal panista, Eukid Castañón Herrera.
“El robo de hidrocarburos no sólo se ha incrementado, sino que ha sufrido una metamorfosis (…) Ello genera severos problemas de protección civil pero también provoca que estos grupos (dedicados a la ordeña de ductos) se estén aprovechando de las necesidades que tiene la población para que a través de dádivas o de resolverlas los protejan”, declaró tras presentar dos iniciativas en el pleno del Congreso de la Unión y que están relacionadas con este ilícito.

Castañón Herrera mencionó que la entidad poblana se encuentra entre los cuatro estados con mayor número de tomas clandestinas en el país y afirmó que hay municipios donde el problema se ha agudizado, como Quecholac y Palmar de Bravo.
Además, lamentó que el combustible robado sea comercializado entre los distintos sectores de la sociedad e incluso que su venta haya llegado a la capital del estado.
Aunque Pemex sólo ha presentado dos denuncias por robo de hidrocarburos, en su modalidad de tomas clandestinas, en Puebla –como lo reveló 24 Horas Puebla– para el integrante de la Cámara baja lo importante es que existan denuncias contra el robo de combustible, aunque lamentó que en todo el país sólo 14% haya sido consignado.
El legislador federal reconoció que hay inconsistencias en la información otorgada por Petróleos Mexicanos y la Procuraduría General de la República, pero insistió en que es más importante continuar con las denuncias.

Esta casa editorial dio a conocer que de 2011 a 2016 la paraestatal sólo ha interpuesto ante las autoridades federales dos denuncias por robo de combustible, aunque esta reporta haber hecho hasta dos mil querellas al respecto.
Lo anterior fue desmentido por la PGR al señalar, a través de una solicitud de información, que la mayoría de las carpetas de investigación abiertas fueron por denuncias ciudadanas y no por la petrolera, que ha registrado pérdidas por este ilícito hasta de 11 mil millones de pesos, concluyó el diputado federal.
Chupaductos tiñen de rojo los campos poblanos
Primero los ladrones de combustible sembraron el miedo entre los pobladores de las desafortunadas comunidades por donde pasan los oleoductos; luego, fueron sus amigos, familiares e incluso agentes de la seguridad pública. Hoy en día, el terror sigue

Los ladrones de combustible primero aterrorizaron a los pobladores, luego se convirtieron en sus amigos, en los policías que velan por su seguridad, o en sus vecinos, en sus esposos, o en sus hijos; en ellos mismos.
En 23 municipios de la entidad poblana, los huachicoleros se han resguardado entre la población y en algunos casos han alcanzado su protección e incluso conseguido su admiración. Pero el terror sigue.
En estas demarcaciones por donde atraviesa el ducto Minatitlán, que lleva combustible de Veracruz a la capital del país, las personas que sustraen hidrocarburos de manera ilegal también han robado camionetas de campesinos, la seguridad y confianza en las autoridades, la tranquilidad de presenciar un partido de beisbol un domingo, las madrugadas de riego para el campo.
Ahora las vidas de los habitantes se resumen en camionetas consumiéndose por el fuego a la mitad de la carretera. Pueblos donde los jóvenes prefieren salirse de la escuela para ser chupaductos. Automovilistas y jornaleros que prefieren comprar gasolina más barata, aunque sea robada. Policías que protegen a los delincuentes. Niños que vigilan. Madres de familia que protegen. Enfrentamientos. Ejecuciones.

Disputas entre bandas de huachicoleros
La historia pareciera repetirse en Palmar de Bravo, Tepeaca y Acatzingo. Los habitantes recuerdan que primero sólo había un grupo de personas que comenzó con el robo de combustible tras descubrir que cerca de la casa donde vivían la gasolina corría por el subsuelo.
Sustraerlo era complicado. Aprendieron. La técnica pasó de generación a generación hasta que el cuidado y la precisión eran lo de menos.
En unos meses necesitaron de más personas. Los rumores corrían. Al principio querían formar parte del mismo grupo, después sólo aprenderían la forma de sustraer el combustible; al salir ellos buscarían su propia gente, sus propias tomas, aunque a mitad del robo estallara el ducto.
De ser un grupo el que robaba, pasó a dos, luego a tres, cinco, quince. De una camioneta propia, pronto necesitaron las de otros. Más tarde requirieron choferes de pipas y camiones de carga, quienes ahora transitan por las calles.
Pero no todos los grupos podían estar en el mismo lugar. Los enfrentamientos comenzaron y con ellos las muertes.
Acatzingo. Domingo 12 de junio. Las manecillas del reloj marcan apenas el mediodía. La sangre sobre un guante de beisbol y la primera base marcan la tragedia. Espectadores y jugadores de dos equipos locales en la unidad deportiva fueron lesionados tras un tiroteo.
¿El móvil del ataque? Matar a un huachicolero de la banda con la que se disputaban el control de la zona.
Los constantes tiroteos entre las bandas criminales dedicadas a la sustracción ilegal del combustible en estos tres municipios atrajeron la atención del Ejército Mexicano.
Pero la violencia continuó.
A dos horas de distancia y siguiendo el recorrido por la carretera Veracruz-Puebla pasa el ducto Minatitlán; éste se encuentra en la intersección de dos municipios, donde la presencia de los perforadores de ductos cambió la vida de los pobladores, incluyendo las de los alcaldes.
Se trata de las localidades de San Francisco Tláloc, perteneciente a San Matías Tlalancaleca, y San Lucas el Grande, ubicado dentro de los límites del municipio de San Salvador el Verde, donde la disputa entre los grupos criminales ha llevado a los habitantes a tratar de defenderse por su cuenta y enfrentarlos ante el inexistente apoyo por parte de Pemex y las autoridades federales.
Las plazas son peleadas por grupos que habitan en San Martín Texmelucan, el propio San Matías Tlalancaleca y San Salvador el Verde para extender su territorio.
En las comunidades cercanas ser chupaductos es como ser jornalero. Por las mañanas abordan un taxi que los acerque a los tramos de conductos descubiertos entre matorrales y montañas, portando consigo herramientas para perforarlos.
Antes de descender del vehículo les piden al chofer volver por ellos en la tarde, pues otras personas son las encargadas de trasladar el combustible y sortear los retenes y a la competencia tras el volante.
En ese camino del ducto al consumidor final, los choferes huachicoleros aprovechan la noche para recorrer las carreteras y evitar ser detenidos.
En ocasiones, por la velocidad a la que circulan, suelen perder el control de sus vehículos, chocando y causando incendios. Las carrocerías reducidas a cenizas que yacen en los campos y a la mitad de la carretera son prueba de ello.
Robos en la Zona Metropolitana
Pero el campo no es la única vía para extraer el hidrocarburo. Frente a la zona industrial Parque Finsa, cerca de Volkswagen, los huachicoleros han encontrado llaves y accesos para conectar mangueras y extraer el combustible bajo las aceras.
Los vecinos observan cómo los camiones rodean las inmediaciones de la automotriz, mientras en los terrenos baldíos que aún quedan en la zona vehículos salen y entran. Al abandonar el lugar dejan olor a combustible.
El mismo hedor que por años percibieron colonos de la unidad habitacional Villa Frontera.
Halcones y protección de habitantes
Las localidades que han visto el robo de combustible como una oportunidad de ingresos económicos optaron porque adolescentes y niños se conviertan en halcones de los grupos criminales.
Los padres de familia se han percatado de ello. Tal es el caso de los habitantes de San Francisco Tláloc de San Matías Tlalancaleca, quienes incluso se han organizado para perseguir a quienes se acerquen a los niños con el fin de evitar que éstos se unan a las bandas de criminales.
En Palmar de Bravo, ante la falta de opciones de trabajo y crecimiento, los pobladores reconocen que los jóvenes dejan la escuela para unirse a los chupaductos.
Más tarde, son los encargados de pedir cuotas, de amenazar a aquellos que se atrevan a denunciarlos. Algunos más se dedican a conseguir los automóviles y camionetas que utilizarán para trasladar los bidones repletos de gasolina o diésel.
A quienes sobresalgan, se les comenzará a adiestrar el procedimiento para perforar ductos y luego ayudarán a distribuir el combustible.
Compraventa de gasolina
El precio de la gasolina robada depende de la oferta y demanda. Entre más caro esté el combustible en las gasolineras, más accesible será comprarlo en centros de abasto clandestinos.
En Tepeaca, casas de la junta auxiliar Santa María Oxtotipan –en cuyas calles fue detenido Marco Antonio Estrada, ex director de la Policía Preventiva y Tomás Méndez, el entonces jefe del Grupo de Operaciones Especiales del estado– se comercializa sólo por mayoreo. De 50 litros en adelante.
La condición es que lleves al comprador a la casa donde se resguarda el combustible para que éste se encargue del traslado de la gasolina o el diésel.
En Acatzingo, las casas más sencillas y abandonadas sirven como fachada para guardar el combustible.
Para comprarlo es necesario ser “recomendado”, asegura un habitante, quien relata que hay temporadas donde es más barato porque abunda en sus reservas.
Actualmente, el litro ha alcanzado los 10 pesos después del último incremento a las gasolinas anunciado por las autoridades federales, pero antes de ello se comerciaba por un precio que variaba entre ocho y nueve pesos.
En Tecamachalco, las casas y tiendas vendían el combustible a la vista de todos. Ahora, tras los operativos realizados, es necesario que un conocido “recomiende” al comprador.
Diversos medios de comunicación han documentado que en Huixcolotla a plena luz del día se venden galones de entre 10 y 20 litros de combustible a 10 pesos por litro.
