De acuerdo con la AMTM, el huachicoleo está expuesto a contaminantes que dañan considerablemente el motor

Por Mario Galeana 

Se cree que la compra de combustible robado significa un ahorro, pero su uso podría generar costos altísimos.

Si un conductor usara diariamente gasolina extraída de manera ilegal, su automóvil podría quedar inservible en un plazo de cuatro años.

Anuar Musalem Valencia, experto en movilidad y transporte, considera que, quizá por ello, el huachicol es conocido como “el colesterol de los carros”.

“Es como si el motor de un vehículo fuera un corazón. El proceso del robo de combustible es primitivo: se escarba en el suelo y se perfora el ducto, pero la gasolina termina contaminada de elementos orgánicos, de arena y gravilla. Estas partículas se cuelan hasta el motor, el corazón del carro, y genera un sobrecalentamiento que limitará la vida útil del auto a cuatro años”, explica el director de seguridad y movilidad de la Asociación Mexicana de Transporte y Movilidad (AMTM) en la entidad poblana.

Es, dice, relativamente sencillo identificar los efectos a mediano plazo del uso de combustible contaminado: pérdida de potencia del motor, falta de aceleración, un sonido de cascabeleo y, a veces, un potente olor a gasolina al momento del arranque del vehículo.

Pero el consumo de huachicol ha superado, en ocasiones, la decisión de los automovilistas. De hecho, el gobierno del estado ha señalado a algunas gasolineras por la posible venta de combustible robado y ya se han realizado auditorías por parte del Servicio de Administración Tributaria (SAT).

Musalem Valencia recomienda cargar gasolina por la mañana o la noche, “porque el frío condensa al combustible y sedimenta cualquier impureza que la gasolina pudiese tener”.

Y, además, “siempre debe solicitarse recibo o comprobante por la compra de gasolina, porque éste se convierte en un candado administrativo. Las estaciones gasolineras no pueden vender más de lo que han sido abastecidos por la única paraestatal”.

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¿Cambiar de combustible?

En el estado, la extracción ilegal de hidrocarburos tiene antecedentes desde el 2000, cuando se detectaron al menos 15 tomas clandestinas. A partir de entonces, y sobre todo durante los últimos tres años, este delito se ha multiplicado.

En buena medida, el robo ha crecido por la liberación de los precios de las gasolinas, aunque la solución para librar este golpe económico, opina Musalem Valencia, podría encontrarse en la azotea de nuestras casas y patios traseros.

El gas LP o gas natural vehicular, afirma, podría servir como una alternativa al uso de gasolina, que es entre siete y ocho pesos más caro. La conversión de un motor que consume combustible a un motor que utilice gas natural es, calcula, de entre 15 mil a 25 mil pesos.

“Hay talleres muy serios en Puebla que llevan años haciendo esta conversión. Si se consumiera gas, habría un ahorro del 35 al 40 por ciento. Además, el gas es virtualmente inalterable. No se puede contaminar”, asegura el integrante de la AMTM.

—Se cree que el uso de gas natural en autos es peligroso...
—Hay muchos mitos. Dicen que si hay un hecho de tránsito con consecuencias graves, podría generarse una explosión. Pero hay análisis realizados por el Instituto Politécnico Nacional (IPN) donde no se establece ningún parámetro de riesgo para el conductor por el gas. En cambio, ha habido casos de motores que sí se combustionan —sostiene.

“No debe olvidarse que la extracción, la compra y la distribución de gasolina robada ¡es un delito! Hace unos días, el gobernador José Antonio Gali Fayad dijo que un niño de 12 años trabajaba como halcón –ese término relativo al espionaje – para las personas que extraen huachicol. Éste es un tema social, de educación, de prevención. Deberíamos empezar por ahí”, concluye el experto en transporte.

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