Las Serpientes

Por Ricardo Morales Sánchez /@riva_leo

En política no hay muertos, eso se ha dicho una y otra vez, pero al parecer hay quienes lo olvidan y es que quien está de vuelta es el exsenador de la República, Humberto Aguilar Coronado, quien se apresta a volver por sus fueros.

Aguilar es hombre de confianza de Santiago Creel Miranda, la mano derecha de Ricardo Anaya, y, por supuesto, gente cercana también al dirigente nacional del PAN, el cual, como ya comenté en una entrega pasada, lo nombró su coordinador para Puebla.

El Tigre es hombre de todas las confianzas de Creel desde inicios de este siglo, cuando Santiago despachaba en Bucareli y nombró a Aguilar subsecretario de Enlace Legislativo, con todo el poder de la Secretaría de Gobernación para llegar a acuerdos con todas las fuerzas políticas.

Corría el primer año de la administración de Vicente Fox y Aguilar era uno de los poblanos mejor colocados a nivel nacional, junto con Ana Teresa Aranda, quienes gozaban las mieles del primer triunfo del PAN que le había arrebatado el poder al PRI.

Para ese entonces Humberto contaba en su currículum con haber sido uno de los diputados federales más jóvenes en la historia y pintaba para ser una de las grandes promesas políticas.

Al popular Tigre le alcanzó para ser compañero de dupla de Ángel Alonso Díaz Caneja, quien más tarde cedió su lugar por una senaduría plurinominal por Hidalgo, para dar paso a Rafael Moreno Valle Rosas, quien recién arribaba al albiazul tras dejar las filas del PRI.

Moreno Valle era una posición de la maestra Elba Esther Gordillo, quien había roto con Roberto Madrazo y con el Revolucionario Institucional en 2003 y había jurado venganza en contra del tabasqueño.

Elba Esther pactó con Calderón y a cambio de su apoyo pidió que Moreno Valle pudiera encabezar la fórmula del PAN en Puebla rumbo al Senado de la República.

A Humberto Aguilar no le quedó de otra que hacer dupla con Moreno Valle, al cual siempre vio como un advenedizo, aunque por parte del ex priista siempre hubo intentos de acercamiento con El Tigre.

En 2010 Humberto le jugó las contras a Moreno Valle, apoyando la campaña del priista Javier López Zavala, siempre contando con el visto bueno de su jefe político, Santiago Creel, quien a su vez perdió la candidatura del PAN a Los Pinos en 2006 con Felipe Calderón, cuando era el favorito en la interna albiazul.

Ni al Tigre ni a Creel les fue bien en los subsecuentes años. Hasta que el queretano Ricardo Anaya llegó a la dirigencia nacional del partido albiazul cambió la estrella de ambos personajes.

Creel se convirtió en el súper asesor de Anaya y El Tigre, a su vez, del originario de Chihuahua; hoy ambos se irán a la luna en caso de que El Cerillo se convierta en el candidato del PAN a la Presidencia de la República.

Si Anaya se convierte en el abanderado del PAN y negocia con Rafael Moreno Valle la candidatura al gobierno del estado para el grupo afín al ex gobernador, seguramente la senaduría o la Presidencia Municipal quedarán en manos del queretano y su grupo.

Es ahí en donde Aguilar Coronado toma fuerza para, eventualmente, encabezar la candidatura al Senado o a la Presidencia Municipal de Puebla.

De acuerdo con sus allegados, Aguilar tiene una espina clavada y varias veces ha expresado que le gustaría ser presidente municipal de Puebla, porque senador ya fue.

Aunque todo es especulación, se puede hacer realidad, y es que a veces nadie sabe para quién trabaja.

Guerra en el paraíso

Mal, muy mal van a terminar algunos morenovallistas, los cuales al parecer están empeñados en exhibir quién es el más corrupto de todos.

Por supuesto, esta guerra entre cárteles morenovallistas se debe de circunscribir en la lucha que mantienen por hacerse de las candidaturas rumbo a 2018.

La plaza está que arde entre dos bandos que se declararon la guerra a muerte, sin darse cuenta que con sus filtraciones publicadas como “grandes investigaciones” periodísticas lo único que hacen es exhibirse y darle material a sus enemigos para hacerlos pomada en 2018.

Como dice el dicho, nadie sabe para quién trabaja, y eso aplica en esta lucha fratricida en donde también queda muy mal parada la pasada administración. Ahí están El Tigre Aguilar y Eduardo Rivera al acecho.

A ver cómo termina esta historia y quién será el tercero en discordia que pueda capitalizar mejor esta guerra civil; por lo pronto, compre su bolsa de palomitas y su paraguas, porque va a saltar mucha “shit”.

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