Las Serpientes

Por Ricardo Morales Sánchez / @riva_leo

Todo parece indicar que la elección del Estado de México es el primer paso de la alianza que el PRI y el PAN  establecerán de facto rumbo a 2018 para impedir, de nueva cuenta –como lo hicieron en 2006 y 2012 –, el triunfo de Andrés Manuel López Obrador, quien no en balde bautizó a esta clase política como “la mafia del poder”.

El 30 de enero, el columnista Salvador García Soto reveló que el pasado día 20 de ese mismo mes se habrían reunido el líder nacional del PAN, Ricardo Anaya, y el presidente de la República, Enrique Peña Nieto, para negociar un pacto con el fin de ir juntos en la elección del Estado de México.

De acuerdo con el columnista, el PAN acordó no ir en alianza con el PRD y llevar como candidata a Josefina Vázquez Mota, a cambio de que Peña “se apoye” con la abanderada del albiazul y después ir en una alianza de facto con Acción Nacional par el año próximo, con el fin de derrotar a López Obrador llevando como abanderado al propio Anaya.

La columna de García Soto parece ser cierta en algunas partes, como que el PAN no fue en alianza con el PRD y que designaron a Vázquez Mota como candidata del albiazul.

En donde las cosas parece que le fallaron fue en el candidato ganador. Desde hace tiempo sostuve que el PRI y el PAN harían un frente común en el Estado de México para frenar a López Obrador en la persona de su candidata Delfina Gómez, con el objetivo de hacer ganar a Alfredo del Mazo, y así parece que será.

La semana pasada, Grupo Reforma dio a conocer los resultados de una encuesta, la cual coloca a Alfredo del Mazo del PRI con 29% de las preferencias, a Delfina Gómez de Morena con 28% y a Josefina Vázquez Mota con 25%.

Para ambas fuerzas políticas es de vital importancia detener en el Edomex a López Obrador, ya que de ganar la candidata del Peje, el tabasqueño tendría en sus manos casi 80% de las llaves de Los Pinos en su poder.

El golpe para el PAN y el PRI sería brutal, ya que traería consigo la división del primero y el desfonde del segundo, lo que le dejaría el panorama abierto al líder nacional de Morena, quien controlaría los padrones electorales uno y dos de todo el país.

Bajo estas circunstancias es un hecho que PRI y PAN van de la mano en la elección del Estado de México y eso echa por la borda las acusaciones de traición que se han lanzado contra el ex gobernador de Puebla, Rafael Moreno Valle, quien –se dice – opera para el PRI, con el fin de hacer perder a su adversaria política, la yunquista Josefina Vázquez Mota.

Los mismos números parecen desmentir la versión de la traición morenovallista, por el contrario afirman la hipótesis de que la nacida en Teziutlán, Puebla, pero avecindada desde hace mucho tiempo en el Edomex, entró a la contienda para ser comparsa del PRI y dividir el voto opositor con la esperanza y encomienda de que ayude a ganar a Del Mazo, un candidato frío y aburrido.

Ricardo Anaya es un político brillante, inteligente pero, por encima de todo, perverso.

Suponiendo sin conceder que gane el PRI, también gana él, al quedar bien con Peña, cumplir su acuerdo y evitar el triunfo de la candidata de Morena, lo cual deja con vida a ambas fuerzas políticas para seguir la pelea en 2018. Adicionalmente e hipotéticamente, Anaya amarraría la candidatura de Acción Nacional a Los Pinos de la mano del presidente.

Por si fuera poco, Anaya se ha encargado de correr la versión de que Rafael Moreno Valle sería el culpable de la una probable derrota panista en el Estado de México, para exculparse ante su partido, dejar malparado a su adversario en la carrera por Los Pinos y ocultar su pacto, ni tan secreto, con el presidente Peña Nieto.

También, suponiendo sin conceder que gana el PAN en el Estado de México, también gana Anaya, pues él y nadie más que él se empeñó en que Vázquez Mota fuera la candidata, a sabiendas de la falta de arraigo de la ex abanderada a la Presidencia. Un punto más a su favor sería que para 2018 no habría consulta a la base, como lo pide Moreno Valle, ya que quedaría demostrado que no hay mejor fórmula que las designaciones, los antiguos dedazos del PRI que tanto criticaban los panistas.

Pero lo que Anaya no debe de perder de vista es que Moreno Valle también es aliado de Los Pinos y no dudará ni un momento en hacer uso de sus excelente relaciones para llegar a un acuerdo, el cual evitaría la ruptura al interior del PAN, algo que no le conviene ni a Anaya ni al presidente Peña, porque si no cobrarían efectos las palabras que el ex gobernador de Puebla le dijera a algunos periodistas en sus últimos días de mandato: “si no soy yo el candidato del PAN a Los Pinos, entonces va a ganar López Obrador”.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *