El combate contra los kilos de más implica la alimentación, actividad física y cambios permanentes en el estilo de vida

 

Plumas Ibero

Por Leticia López Posada

Durante muchas décadas los especialistas en salud han trabajado por encontrar la mejor estrategia para combatir la ganancia desmedida de peso y ha intentado de todo: dietas bajas en hidratos de carbono (pan, tortilla, azúcares, pastas), bajas en grasa, ricas en fibra o altas en proteína. Los resultados han sido diversos y cuando se cree que se ha encontrado la respuesta, resulta que el tratamiento ha fallado, pues el paciente en cuestión ha tenido una ganancia de peso y nuevamente hay que volver a intentar otro tipo de estrategias.

El tratamiento de la obesidad ha fallado, y quizá seguirá fallando, debido a que hemos tratado de ver a esta enfermedad como un problema simple (el comer demasiado y hacer poca actividad física ahorrando así la energía en forma de grasa almacenada), y se han ignorado muchos aspectos que rodean al individuo y a las familias que la padecen.

Muchas personas siguen creyendo que el exceso de peso no es una enfermedad, sino que es un problema controlable y que no tiene repercusiones a largo plazo. La verdad es que en la obesidad se han descrito más de 50 comorbilidades (o enfermedades asociadas) que incluyen problemas ortopédicos, pasando por alteraciones emocionales como la depresión y la ansiedad, hasta problemas que ponen en riesgo la vida, como la diabetes mellitus II, enfermedades cardiovasculares así como el aumento de riesgo de aparición para cualquier tipo de cáncer, considerando que además los riesgos aumentan conforme el número de kilogramos de peso aumentan.

Más de 50 enfermedades están asociadas a la obesidad. / CUARTOSCURO
Más de 50 enfermedades están asociadas a la obesidad. / CUARTOSCURO

Los seres humanos no vivimos aislados, convivimos con otras personas además de que nos movemos en un entorno cambiante; somos seres biológicos, psicológicos y sociales, mismas dimensiones que contempla la alimentación; por tal motivo es sumamente importante establecer tratamientos adecuados a las circunstancias particulares. La propuesta de los profesionistas no es que exista “una dieta para combatir la obesidad”; sino que cada persona pueda tener un tratamiento a la medida, contemplando su contexto personal, familiar, social y laboral, además de aspectos económicos, culturales, ambientales, funcionales, y más.

Mucho se han descrito los tres pilares fundamentales del tratamiento para la obesidad: 1) alimentación, 2) actividad física y 3) cambios permanentes en el estilo de vida. Dependiendo del grado de obesidad y de la persistencia, recurrencia y gravedad de la enfermedad podemos incluir una terapia cognitivo conductual, toma de medicamentos antiobesidad, así como –en los casos de obesidad mórbida o con complicaciones graves– la cirugía bariátrica.  Se describirán los tres primeros puntos, que además deben incluirse en una cultura de prevención poblacional.

Hablar de un plan de alimentación para combatir la obesidad es todo un reto. Lo que ahora sabemos es que debemos incluir una dieta adecuada en energía (ni más ni menos de lo que debemos consumir), con abundantes frutas y verduras frescas, así como con una adecuada distribución de grasas de preferencia de origen vegetal (evitando en exceso las de origen animal), necesitamos evitar alimentos industrializados, incluidas las bebidas azucaradas que tanto han dañado nuestro estado de salud. Debemos recordar incluir alimentos de nuestra región, así como de temporada, ya que son concentrados en micronutrimentos necesarios para nuestro organismo. También hay que moderar el consumo de productos de origen animal y consumir raciones acordes a nuestra edad, actividad física y contexto.

Con respecto a la actividad física se recomienda un mínimo de 30 minutos diarios para no considerarnos como personas sedentarias, si acaso nuestra meta pudiera ser mayor empezaríamos a generar mayores ganancias fisiológicas como una mejora en la condición física, así como evitar el deterioro de nuestro sistema osteomuscular, ya que mientras más frecuente sea nuestra actividad física, mayor será el beneficio cardiorespiratorio que obtengamos, además de los beneficios psicológicos y en el control del apetito.

Por otra parte, se habla del logro de cambios permanentes en el estilo de vida, que incluyen los dos anteriores, así como el adecuado manejo del estrés y el descanso oportuno es quizá la parte más trascendente y en la que la mayor parte de los individuos en tratamiento suelen olvidar. Una vez lograda la meta de pérdida de peso, las personas volvemos a nuestros hábitos anteriores, olvidando por completo lo trabajado durante el tratamiento. Si logramos que los cambios sean repetidos y permanentes, entonces no habrá tanta reganancia de peso y los pacientes estarán listos, después de un periodo prudente, para volver a reiniciar un tratamiento intensivo.

Como conclusión, la obesidad es un problema que se puede prevenir y además, para quienes la padecen, es algo controlable evitando con esto no sólo perder un número de kilogramos deseables, sino el riesgo de aparición de comorbilidades y sus fatales consecuencias. Si logramos establecer metas a largo plazo, podemos vislumbrar una posible solución.

 Lo recomendable es hacer al día 30 minutos de actividad física. / CUARTOSCURO
Lo recomendable es hacer al día 30 minutos de actividad física. / CUARTOSCURO

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